espectaculos

Jueves, 7 de septiembre de 2006

CINE › “JUDIOS EN EL ESPACIO”, PRIMER LARGO DE GABRIEL LICHTMANN

Cuando el humor negro lleva kipá

 Por H. B.

“A Daniel Burman le brotó un apéndice”, es lo primero que se piensa, inevitablemente, ante Judíos en el espacio. No se trata de que el organismo del director de El abrazo partido y Derecho de familia se halle en estado de mutación, a la manera de un personaje de David Cronenberg, sino de ese judaísmo esencial del que la ópera prima de Gabriel Lichtmann hace su territorio cinematográfico y que en el cine argentino parecía hasta ahora coto privado del realizador de Esperando al Mesías. Si se mira un poco más en detalle, sin embargo, se empezarán a percibir las diferencias entre ambos mundos, entre ambas miradas, y éstas son tanto de tono y enfoque como de eficacia y acabado general.

Pero incluso si esto no fuera así, habría que ver quién llegó a filmar primero este universo de abuelos que hablan con acento, de kipá y kneidalej. En el 2000, al mismo tiempo que Burman “marcaba territorio” con Esperando al Mesías, Lichtmann abordaba El séptimo día, corto que integró las Historias breves estrenadas al año siguiente y transcurría enteramente en una sinagoga, durante la celebración de un bar mitzva. Dos seder de Pésaj constituyen los núcleos dramáticos de Judíos en el espacio, título que alude a la obrita de escuela primaria con que se abre la película, que recrea el mito de Moisés a la luz de la saga de La guerra de las galaxias (y hace pensar en las representaciones semejantes que tachonan Derecho de familia). Refrendadas ambas cenas (y escenas) con la muy trillada “fotografía que congela el momento”, en la primera de ellas el protagonista (Fernando Rubio, tan goim como el grueso del elenco) es un pibe. Para la altura de la segunda celebración Tati ya pasó los 20 y todavía no tiene muy claro su futuro. Tampoco su presente.

Sobrevolada por un tono de comedia bastante engañoso, rociada de ese humor judío que parecería reconocer sólo distintos matices de negro y teniendo de fondo una música klezmer tal vez demasiado obvia, la mayor diferencia que Judíos en el espacio plantea con respecto al cine de Daniel Burman consiste justamente en las pinceladas de negrura, los volúmenes de acidez, las dosis de bilis, aquí notoriamente más densas que en las películas del cineasta del Once. El abuelo, misántropo absoluto (Axel Anderson), intenta suicidarse; sus tres hijas (Verónica Llinás, Beatriz Spelzini y Romina Sznaider) viven intercambiando comentarios envenenados; Luciana, la prima linda (Luna Paiva), es cleptómana y les roba a sus parientes cercanos. El dubitativo Tati hace pensar, sí, en un Daniel Hendler con quince años menos.

Amable, graciosa, despareja en lo actoral y echando mano de un folklore tipificado, la levedad de Judíos en el espacio puede tornarse insuficiencia, a la hora de meterse un poco más con sus personajes. Allí es donde no termina de saberse muy bien cómo fue que el tío solterón tuvo alguna vez un amante, qué es lo que llevó a la hermana progre a convertirse en fundamentalista ortodoxa, de qué manera vive Luciana su cleptomanía, por qué los maridos respectivos aparecen en una escena y después desaparecen. Y, sobre todo, qué es lo que le pasa por dentro a Tati, que parece haber quedado fijado para siempre en una timidez que de chico lo deja paralizado, en medio de cierta obrita escolar llamada Judíos en el espacio.

6-JUDIOS EN EL ESPACIO

Argentina, 2006.

Dirección y guión: Gabriel Lichtmann.

Intérpretes: Fernando Rubio, Luna Paiva, Verónica Llinás, Axel Anderson, Beatriz Spelzini, Romina Sznaider y Sammy Lerner.

Compartir: 

Twitter

La familia de Judíos..., más ácida que el estilo Burman.
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.