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Miércoles, 25 de marzo de 2015

PLASTICA › LAURA LIMA EXPONE EL MAGO DESNUDO Y EXHIBE SU FILM CINEMA SHADOW SEGUNDO

Lo inabarcable que puede ser el arte

La artista brasileña montó su instalación en el Mamba y en el Xirgu-Espacio Untref puede verse su film de cien horas.

 Por María Daniela Yaccar

El mago desnudo, la exposición de la artista brasileña Laura Lima que se encuentra en el subsuelo del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, tiene varios aspectos que la hacen particular en comparación con otras muestras. En principio, es complicado para el caso hablar de eso, de “muestra”: el visitante recorre lo que se supone que es el taller de un mago, su hogar; el espacio donde come, duerme, trabaja y se dispersa. Este espacio está hecho de bibliotecas de madera torcidas, de libros y sillas colgando, escaleras, pasillitos, máscaras, maniquíes, herramientas, máquinas viejas. “Nunca utilicé la palabra ‘performance’”, sostiene Lima en la charla con Página/12. Es verdad: en todas las entrevistas se corre de este término. La artista oriunda de Mina Gerais, quien ya había visitado Buenos Aires para una muestra en Proa, se dice dueña de un “glosario interno”.

Instancia, índice, experiencia: ésas son las palabras que aparecen en el texto que presenta esta muestra, que se armó con donaciones de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Más que una exposición (“instalación” le queda mucho mejor), El mago desnudo parece una escenografía o el escenario donde se filmaría una película de suspenso. Una de David Lynch, tal vez, o de Tim Burton. La propuesta se va descubriendo de a poco y lo que genera a medida que el espectador se interna en el espacio es sorpresa, sensación de descubrimiento: por ejemplo, detrás de una biblioteca, pegado a la pared, está el dormitorio del mago. Hay una vieja cama, un espejo arriba, posters de películas a los costados, ropa, mucha ropa, y libros desperdigados por la habitación. Al final de otro pasillito hay un cuarto muy extraño, con un mensaje en la pared.

Es posible distinguir, en el taller de este mago, la cocina-comedor, el espacio de trabajo, su habitación y el living. Hay un cuarto todo blanco, de paredes impolutas y luz blanca. Y hay tanta información alrededor, una cantidad abrumadora de objetos (antiguos, en su mayoría), que es imposible llevarse una percepción completa. Además, nada guía al ojo. Siempre cada cual ve lo que puede y quiere, pero en este caso, esa premisa se vuelve extrema. “El mago desnudo se puede pensar como si fuera un banquete de informaciones. Se puede mirar muchas veces y volver a mirarse”, define Lima. Otro concepto que la brasileña trabaja es la presencia de seres humanos en sus obras (y éste es uno de los motivos por los que ha llamado bastante la atención en distintos países del mundo). “Pienso a las personas como materia”, define, en un portuñol que le cuesta. Antes de ingresar a la sala este día, hay un hombre trabajando en un taller de costura. Podría ser el mago. En otros momentos, son cuatro las personas que representan al ilusionista, cuyos trucos e intimidad quedan expuestos, de allí el título de la instalación.

Aquella misma idea, la de lo “inabarcable” que puede ser el arte, la del “banquete” de informaciones, impregna otro de los trabajos que Lima trajo a la Ciudad de Buenos Aires: una película de cien horas de duración, titulada Cinema Shadow Segundo. Durante un mes, tres horas cada día, filmó escenas en una casa. La película se proyecta aquí en 33 días, tres horas cada día, los martes, jueves y sábados, en el Xirgu-Espacio Untref, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. “Quería hacer una película que se asimilara un poco a la extensión del tiempo de la vida. Era un desafío. Y quería que estuviera en un cine, no en un museo. Es una película que nunca termina... que pasa por horas, que tiene una vida, una existencia específica. Invito al espectador a relacionarse con el objeto de otra manera”, explica.

Sobre este último aspecto, lo que Lima quiere decir es que el film se disfruta con cierta desatención: se puede salir, ir a buscarse un trago, volver a entrar. Y, por cierto, el que se sienta en la butaca está viendo algo que ya empezó y que no sabe cómo continuará. “Hay toda una discusión sobre qué es la narrativa en el cine. Cuando hice mi primer film en 2012 (Unspecified), era el más largo que existía. Hoy tenemos una tecnología que facilita esto. Por otra parte, hago una partitura, un guión que podrá retomar el que quiera, para volver a hacerla”, cuenta Lima, que trabajó en Cinema Shadow con la colaboración de Emanuel Aragao. La partitura es previa a la realización del film.

Una película que se puede ver con las reglas o convenciones de las exposiciones de arte, un juego con la atmósfera del cine: eso es, de algún modo, Cinema Shadow. Paquetes, entregas, mensajeros, conversaciones y una fiesta se articulan en el film. “Tiene sentidos y construcciones, pero no es una narración en el sentido tradicional”, sostiene Lima. “Trabajamos en una casa, generando una narrativa intrínseca. Cuando viene a ver una película tan larga, el espectador hace una edición del film de acuerdo con su percepción y su cabeza”, concluye.

Q El mago desnudo se puede visitar de martes a viernes, de 11 a 19, y sábados, domingos y feriados, de 11 a 20, en San Juan 350. Cinema Shadow Segundo se proyecta martes, jueves, a las 19, y sábados, a las 17, en Chacabuco 875. Las entradas, gratuitas, se retiran en el Museo de Arte Moderno.

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Laura Lima, oriunda de Mina Gerais, se dice dueña de un “glosario interno”.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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