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Miércoles, 22 de julio de 2009

DISCOS › BANANAZ, UNA IMPERDIBLE PELíCULA SOBRE GORILLAZ

Hewlett y Albarn, dibujados

Durante seis años, Ceri Levy siguió al artista gráfico y al líder de Blur en su aventura creativa con Murdoc, 2D, Noodle y Russel. El resultado es una película irreverente y por momentos hilarante, que se mete en la cocina de dos discos inolvidables.

 Por Eduardo Fabregat

“Es una película nada convencional que se estrena de una forma poco convencional, porque cuando los ingredientes son así de buenos, ¿quién necesita convencionalismos?”. La frase de Miles Leonard, presidente de Parlophone Records, acierta en varios frentes: estrenar un film en Internet (el pasado 20 de abril, a través de Babelgum) es efectivamente poco convencional. Pero sobre todo tiene razón en cuanto a eso de la calidad de los ingredientes, porque la película en cuestión se titula Bananaz y es el producto de seis años de trabajo del director Ceri Levy retratando génesis, desarrollo y apoteosis de Gorillaz, la banda de cartoons ideada por Jamie Hewlett y Damon Albarn que se convirtió en sensación planetaria. Una película que trascendió el culto rocker (llegó a la sección “Panorama” de la Berlinale, los festivales SXSW y Edinburgo), que elude el documental clásico y se convierte, al cabo, en una experiencia tan disfrutable como Gorillaz y Demon days. Quizá más.

Bananaz, el DVD que se acaba de lanzar en la Argentina, es en principio la historia de dos amigos. Uno es artista gráfico, el otro resulta ser una estrella planetaria que se hizo célebre al frente de Blur. Pero el seguimiento que las cámaras de Levy hacen del dúo no tiene nada de la pleitesía que se suele rendir a los famosos en algunos productos del género: es una visión curiosa, inquieta, que retrata momentos imprevista y genuinamente hilarantes del dúo, desde el momento que decidieron “hacer algo más creativo” con esas charlas delirantes de borrachos en el pub. Así nacieron Murdoc, 2D, Noodle y Russel, el cuarteto que, gracias a la inspiración musical de Albarn, sedujo a millones con títulos tan poderosos como “19-2000”, “Clint Eastwood”, “Feelgood Inc.” y “Dirty Harry”. La pluma de Hew-lett hizo el resto, dándoles vida a esos personajes que saltaron del diseño a la performance en vivo, con una gran pantalla ocultando a músicos entregados a un show salvaje.

Así, el film de Levy –cuya cajita se complementa con sesenta imperdibles minutos de extras– funciona en todos los planos. El estrictamente musical es el más conocido, esa incendiaria mixtura de pop, hip hop, gospel, sonidos asiáticos y rock furioso que caracterizaron al grupo: la película permite zambullirse en los mínimos estudios donde se cruzaron personajes tan diversos como De la Soul, D12, Neneh Cherry, Ibrahim Ferrer (en un disfrutable cruce en lenguas diferentes con Damon), los productores Dan the Automator y Danger Mouse y el actor Dennis Hopper. Pero hay también momentos de franca carcajada, como el doblaje de un segmento de Gorillaz para la web, las respuestas de Hewlett y Albarn en entrevistas por todo el mundo o los fallidos intentos del cantante de capturar un cigarrillo al vuelo.

“El Great rock’n’roll Swindle de nuestra generación”, definió el periodista Jason Solomon. Y es cierto, hay algo de espíritu punk en el modo elegido para contar la historia. Por ciertas imágenes granulosas y por la típica acidez británica que impera en los 90 minutos (sobre todo cuando se hacen referencias a la escena estadounidense), pero también por la ausencia de filtro que lleva a que en un momento se vea a una supuesta figurita elegante del britpop como Albarn cagando en su hotel, o ese momento en camarines, instantes antes de salir a escena, en la que esa misma figurita curtida en la performance no tolera más los nervios y termina vomitando. Incluso quedan retratadas las dudas del dúo en el comienzo, cuando no saben cómo encarar en las entrevistas la dualidad entre personas y personajes. Hoy que Gorillaz parece ser pasado, el chiste sigue funcionando: en bananazfilm.com se puede escuchar el contestador de Hewlett, donde un enfurecido Murdoc Niccals refunfuña “Odio tu película, debería desaparecer de la faz de la Tierra”. Sería una gran pérdida.

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