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Miércoles, 1 de febrero de 2006

DISCOS › LOS TITULOS PARA FESTEJAR EL ANIVERSARIO DEL COMPOSITOR

Mozart bien interpretado

Al compás de los 250 años de su nacimiento, el mercado festeja a Mozart. Se destacan un gran álbum de Anne Sofie Mutter, como violinista y directora, y una colección del sello Harmonia Mundi.

 Por Diego Fischerman

El director escuchó a la violinista en Londres, cuando ella tenía 12 años. El año siguiente la programó como solista en el Festival de Salzburgo, junto a la orquesta que él conducía –o que, más bien, le pertenecía–, la Filarmónica de Berlín. La obra elegida fue el Concierto Nº 3 de Mozart. Herbert von Karajan estaba deslumbrado con la joven Anne Sophie Mutter y en 1978 llegó el primer disco, con esa obra y el Concierto Nº 5. La muchacha recorrió un largo camino. Este año se cumplen tres décadas de su debut en un pequeño teatro de provincia (también con Mozart) y, a los 40 años de edad y conmemorando los 250 transcurridos desde el nacimiento de Mozart, acaba de publicar un magnífico álbum de dos CD con sus cinco conciertos para violín y orquesta y la bellísima Sinfonía Concertante para violín, viola y orquesta, con Yuri Bashmet como violista. La orquesta es la Filarmónica de Londres. Y Mutter, además de solista, es la directora.

En un año plagado de aniversarios redondos –los 100 años de Shostakovich, los 150 de la muerte de Schumann, los 450 del nacimiento de Marin Marais–, Mozart, con quien el mercado ya se había dado un festín en 1991, en ocasión del bicentenario de su muerte, es la estrella. Y la edición de Mutter para el sello Deutsche Grammophon, extraordinaria en más de un aspecto, se suma a la excelente colección publicada por el sello francés Harmonia Mundi –y distribuida localmente por Zival’s– a la cabeza de la discografía mozartiana a ser tenida en cuenta. En el caso de Mutter, una de las más grandes violinistas de la actualidad, el sonido homogéneo y la precisión en las digitaciones podían darse por descontados. Pero, además de la perfección técnica, su abordaje estilístico es tan meticulosamente respetuoso de las partituras como creativo. Un ejemplo nada menor es el tamaño de la orquesta empleada. Mutter elige una sonoridad grande –que, por otra parte, hace juego con el poderío de su sonido– con 8 primeros violines, 8 segundos, seis violas, cuatro cellos y un contrabajo. Pero, en algunos de los movimientos lentos, deja el acompañamiento en manos de un despojado cuarteto de cuerdas, con un instrumento para cada voz. De la misma manera que en su ejemplar versión de las Sonatas de Beethoven, Mutter demuestra aquí que ha escuchado las versiones historicistas, que se ha informado de las investigaciones recientes acerca de los estilos de interpretación de la época en que estas obras fueron compuestas, pero que no necesita ser mimética con el historicismo para ser respetuosa. Y, sobre todo, que para ella la interpretación es algo absolutamente personal. La orquesta, ajustadísima, muestra, por su parte, una notable empatía expresiva con la solista y directora.

La serie de Harmonia Mundi incluye diez reediciones del catálogo de ese sello, en presentaciones lujosas pero a un precio mucho más bajo y, entre las joyas de la colección están Cosi fan tutte y Le nozze di Figaro dirigidos por René Jacobs, ambas ganadoras, en distintos años, del Premio Gramophone. Más allá de tratarse de versiones historicistas –que, entre otras cosas, utilizan instrumentos de la época de Mozart o reproducciones fieles– son, sin duda, las mejores existentes en la discografía actual. En la primera, un elenco vocal de excepción incluye, junto a Véronique Gens, Werner Güra, Marcel Boon y Pietro Spagnoli, a las argentinas Bernarda Fink y Graciela Oddone. En la segunda, también canta Gens y, con ella, aparecen Patrizio Ciofi, Angelika Kirchslager, Lorenzo Regazzo y Simon Keenlyside. Las interpretaciones del Requiem y la Misa en Do menor dirigidas por Philippe Hereweghe también están entre las mejores existentes en disco, al igual que las Sonatas K 282 y 457, la Fantasía en Do Menor K 475 y varias piezas breves por Andreas Staier en fortepiano, el disco con divertimentos a cargo de la Freiburger Barockorchester y la exquisita versión de Eine kleine Nachtmusik por The English Concert, dirigidos por Andrew Manze. El mismo sello también está publicando algunas novedades, entre las que tienen particular importancia las Sonatas K 376, 380 y 403 por Manze en violín y Richard Egarr en fortepiano. El Don Giovanni dirigido por John Eliot Gardiner, el mismo conductor en las últimas sinfonías y los cuartetos de cuerdas dedicados a Haydn, en versión del Mosaïques, completan un buen panorama del compositor que fue bautizado como Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus y que jamás usó el nombre con el que una obra de teatro y una película le dieron dudosa fama.

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Mutter, con Mozart, vuelve a su primer amor.
 
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