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Sábado, 14 de octubre de 2006

DISCOS › PAGINA/12 PRESENTA CON SU EDICION DE MAÑANA UN CD DE MURGA

Un viaje al centro de la alegría

Carnaval porteño Volumen I es un proyecto sin precedentes aquí. Ariel Prat, Juan Subirá, Flavio Cianciarullo y Daniel Buira convocaron a las mejores murgas porteñas, desde Los Cometas de Boedo hasta Los Quitapenas.

 Por Cristian Vitale

A ningún futbolero se le ocurriría hoy tachar a su equipo archirrival de murga. Años atrás, el “Boca o River, murga” era el equivalente al actual “Boca-River, no existís”. O, también, una eficaz vacuna de colores para esos niños irreverentes que se equivocaban de cuadro. Hoy, claro, imperan insultos más sofisticados y contundentes. Además, la pedagogía futbolera funciona en shoppings (camisetas con diseños nuevos, botines de marca, pelotas a mansalva) y no en potreros de esquina. Pero existe un plus más profundo: la resignificación de la palabra. Mucho hizo Ariel Prat –“incesante fogonero de la causa murguera”, como lo llaman–. También Juan Carlos Cáceres, obseso globalizador de la negritud argentina, Daniel Buira con su Chilinga, el Flavio Cianciarullo post Cadillacs o Juan Subirá, principal converso murguero de Bersuit Vergarabat. Cuatro de ellos –todos menos Cáceres– son precisamente algunas de las figuras de Carnaval porteño Volumen I, un proyecto discográfico sin precedentes de este lado del charco. Prat poniendo el fraseo exacto de su voz y el asfalto de su pluma al primer track (“Viene alumbrando la esquina”); Flavio, el bajo en la misma canción. Y la dupla Buira-Subirá, produciendo, tocando y, sobre todo, militando. “La verdadera revolución artística empieza por rescatar nuestros orígenes, respetar nuestra cultura musical, nuestra tradición. Que este disco sea lugar de expresión para las murgas de Buenos Aires”, desea Buira, que puso un empeño casi sobrehumano para la concreción de semejante –y desmesurado– sueño.

El subtítulo del CD –que saldrá a la venta en la edición de mañana de Página/12– explica parte de la desmesura: “Una selección de canciones murgueras”. En rigor, un comando murguero –los mencionados más Diego Robacio, Miguel Avila, Raúl Giberman y Raúl Carnota– pateó adoquines noches enteras, eligiendo combos para luego introducir en un estudio de grabación. Así fueron “pegando la buena” talentos anónimos que, desoyendo dinosaurios, pisando censores e incluso desestigmatizando la palabra, mantuvieron en alto el espíritu de esta genuina manifestación popular. Los Cometas de Boedo, Los Cachafaces de Colegiales, Los Quitapenas, Fileteando Ilusiones, Los Duendes de Caballito, Viva la Pepa, Garufa de Constitución, Los Descontrolados de Barracas, Atrevidos por Costumbre, Los Linyeras de La Boca, Los Arlequines, Los Mismos de Siempre de La Paternal y Los Viciosos de Almagro coparon los estudios Del Cielito. “No están todas las murgas y agrupaciones representadas... sería imposible por el espacio recomendable para una saludable audición. El disco es sólo el producto de una ardua selección de tipos que aman y valoran el ritmo, la poesía, el cantar y el sentir murguero y por eso el desafío es magnífico para que en años venideros este disco se renueve sin solución de continuidad y el espacio generado sea un punto ineludible de encuentro con lo que más impresione del género temporada a temporada”, proyecta Prat.

Carnaval Porteño contempla tantas miradas como agrupaciones. “A los 40 años”, de Los Cometas de Boedo, es un recitado reo y filoso de Jesús González con el bombo, oscuro y mántrico, acompañando. “Y al Momo vienen cantando”, de Los Cachafaces, un murgón de presentación que podría descollar en cualquier tablado montevideano; Los Quitapenas convierten “Entra a mi hogar” de Peteco Carabajal en “Fiesta que llega”; Fileteando Ilusiones toma el ritmo up de “Borracho y solo” de Los Auténticos Decadentes y lo transforma en “El celular”, una mordaz y graciosísima crítica sobre el dominio del telefonito sobre la humanidad (“Los bebés desde la cuna / te marcan el 0800 / antes de aprender a hablar”); “¿Por qué?”, de Viva la Pepa, es un hermoso carnavalito norteño a paso de cemento urbano. Y Los Mismos de Siempre –¿la murga más rockera?– se apodera de “El viento trae una copla” de Bersuit. “Vos viajás por Latinoamérica y en las disquerías tenés discos nuevos de carnaval todos los años. Acá, en cambio, no tenías esta posibilidad. Por eso, intento rescatar canciones para que estén en las disquerías, que salgan en un diario y para que la gente tenga la posibilidad de sentarse en un sillón y disfrutar de un disco de murgas sin depender de ir al corso o no”, sostiene el ex baterista de Los Piojos.

Otro rasgo del trabajo discográfico es su impronta semiconceptual. Según Buira, la idea base de la producción fue mostrar todo lo que sucede musicalmente en un corso: glosas, entradas, críticas, homenajes y retiradas. En efecto, el disco termina con un combinado de murgas cantando “Coplas y flores”, una vieja melodía popular originada en la década del 30. “Fue hermoso mezclar murgas compuestas por pibes de 18 o 20 años con otras viejas y muy tradicionales”, señala Buira, identificado por Prat, en la lámina interna, como un soñador intuitivo. “Dani supo capitanear un gran equipo y salir al terreno con una contundencia noble y referencial; dejando constancia de estos sones porteños y argentinos como nunca antes, marcando un largo y valeroso camino en la historia de nuestra música popular, necesitada y sedienta de estos aires no tan nuevos, pero sí ocultos y postergados durante décadas en el patio de atrás de nuestra cultura. El descuido de este patrimonio pudo habernos costado mucho, pero la curiosidad, la memoria, el deseo imperioso de identidad de porteños y argentinos han hecho que hoy retomemos el pulso y la vitalidad de nuestros toques y bailes que aportaron los ancestros”, señala Prat.

Dado este puntapié inicial, el Carnaval del 2007 seguramente tendrá un color más intenso. La posición de trinchera, entre melancólica y esperanzada, que tan bien frasea Patricia Lardani para Los Desconocidos de Barracas (“La murga está hecha jirones y con el alma quebrada / pero de pie”) irá virando –de a poco pero firme– hacia el renacimiento de aquellas bombitas de agua, que sus vecinos de Garufa anuncian así: “Tengo bombitas de agua / y muy buena puntería / están todas apuntando / al centro de tu alegría”.

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Flavio y Buira formaron parte de una iniciativa que promete seguir.
 
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