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Miércoles, 29 de mayo de 2013

TELEVISION › UNA TARDE CUALQUIERA, UNA PROPUESTA JOVEN POR LA TV PúBLICA

Más allá de los estereotipos

El nuevo envío de Canal 7 busca que distintos jóvenes del país se expresen con su propia voz. Sus gustos, las redes sociales y las sorpresas en un año en el que los sub 18 podrán acceder al voto: “La idea es que se fomente el debate”, apunta Bahiano, su conductor.

“Cuando se habla de ‘la juventud’ es parecido a cuando se habla de ‘la gente’. Esas son palabras, hay gente y juventudes distintas, no es todo igual; gracias al programa, yo me vengo desasnando de lo que significa el tema”, dice Bahiano a raíz de Una tarde cualquiera (UTCQ), el programa que comenzó a tener su espacio diario en la TV Pública (lunes a viernes de 17.30 a 19). Su conductor, sin saberlo, cita a Marcelo Urresti –sociólogo especializado en temáticas de la adolescencia–, quien afirma que la juventud se retroalimenta de discursos que la toman como una totalidad uniforme sin tener en cuenta aspectos históricos, culturales y políticos en los que los jóvenes se desenvuelven como actores sociales. La juventud es un ideal que cruza todas las producciones televisivas, pero de cuyo sujeto se desconfía, salvo contados casos que tuvieron lugar en la TV Pública (1000 Manos), Encuentro (la ficción Presentes e Igual de diferentes) y espacios marginales en canales privados (Yo puedo, vos podés por Canal 13).

UTCQ, coproducción de canal 7 con Nativa, apela a un formato muy utilizado en la actualidad: el piso en vivo con un conductor y panelistas dispuestos a intercambiar opiniones como fuego cruzado. La diferencia pasa por los contenidos (música, deportes, medioambiente, solidaridad, salud, política, entre otros) a debatir por quienes están en el programa. No sólo por los ocho panelistas sino por los que están en la tribuna (estudiantes de colegios secundarios públicos), junto a otros jóvenes del interior que pueden participar del programa vía videoconferencia. En la primera emisión, por ejemplo, fueron de la partida adolescentes de Tierra del Fuego y Córdoba. Entonces, a la lógica federalista de UTCQ se le suma el formato de Duro de domar con los objetivos de Hasta las manos y la elocuencia de La TV ataca, emitidos por TV de aire y haciendo pie en las herramientas 2.0. La sección sobre Internet (Enredados) es una de las más fuertes y permanentemente se hace referencia a la vinculación con sus cuentas en Facebook (Unatardecualquieratv) y en Twitter (@utcq2013, en la que se define al espacio como un “programa multiplataforma que nos permite participar colectivamente de amplios universos de acción”).

No faltará, por lo tanto, el videíto de la web, pero también hay apuestas, como que una panelista sea la encargada de presentar los informes de deportes, rompiendo así con cierto prejuicio ¿de género, etario? El conductor, oportuno, pincha a la tribuna cuando al venir del corte suena una banda divisoria de la actualidad. “¿A quién le gusta Tan Biónica? Dale, levanten la mano”, invita Bahiano.

El mayor atractivo –y desafío– de UTCQ, en definitiva, pasa por darles voz a quienes, desde la publicidad y el entretenimiento, aparecen mayormente interpelados como “puro ocio” o desde los informes periodísticos como un “sujeto peligroso”. Porque los que deciden lo que va al aire son también adolescentes. De hecho, parte de los panelistas, columnistas y producción está a cargo de menores que, por cuestiones de amparo legal, no pueden trabajar todos los días. El reto es no caer en la tentación de abrazar el tercer discurso formador sobre la juventud, ése al que Sumo en “Viejos vinagres” le dedicaba irónicamente su final: “Juventud, divino tesoro”. “La idea es que no todos estén de acuerdo sino que confronten, en el buen sentido; darles lugar a los distintos puntos de vista”, explica Bahiano.

–¿Por qué cree que la juventud aparece permanentemente en los medios, pero cuesta que los jóvenes tengan su espacio?

–Sé que nuestra premisa es ésa. Me daba cuenta en los castings que se hacían para los chicos que iban a ocupar el panel, yo me quedaba escuchando porque uno va creciendo y quiere saber con qué me iban a venir. No es fácil hacer el enganche con los adolescentes, están en su mundo, tienen su forma de decir las cosas, el arco de opinión que tienen no es el mismo que el de una persona mayor. Y lo difícil para un adulto es que pensar estos temas lo colocan a uno en un lugar de viejo. Pensaba en casos parecidos y el único que me acordaba era Feliz Domingo –al que he ido a cantar para diferentes generaciones– con sus prendas. Este caso implica otra soltura, nace de sus vivencias y experiencias. Es importantísimo escuchar sus opiniones.

–¿Cuál es su rol en este programa?

–-No soy psicopedagogo ni psicoanalista, ni intento ponerme en ese lugar. No soy profesional de la adolescencia, quiero decir. Estoy ahí escuchando y tratando de mediar. Mi opinión en este caso no vale, me gustaría opinar, pero prefiero escuchar. Se trata de darles rienda suelta para que se expresen en crudo como les salga. Tal vez sea más fácil que entren en confianza conmigo porque soy músico, me conocen, y cuando termina el programa me voy con la tribuna y me tocan la pelada, me saco fotos con ellos. Eso me encanta.

–Este programa lo tiene como conductor, pero en un formato distinto del de MP3. ¿Cómo fue esa adecuación?

–Ese programa fue muy especial, muy reconocido, me abrió puertas nuevas y ahora voy por muchas plataformas. Por ahora MP3 está en stand by, pero ya vamos a volver para la red Telesur con informes de música de países por los que nunca había estado, mayormente el Caribe. Creo que el gran desafío de UTCQ es que se trata de un programa en vivo. También el enganche con los chicos y chicas. Ellos son el programa. Por momentos te dan ternura, te llama la atención lo extremo de sus afirmaciones y algunos pensamientos que te pueden descolocar.

–¿Qué fue lo que más le sorprendió hasta el momento?

–Aparecieron dos chicos en el primer programa cuyo ídolo era Robert Baden Powell, el fundador de los Boy Scouts. Inclusive un scout tomó distancia del tipo porque mandaba a los chicos a la guerra como mensajeros. Pensé que me iban a decir Messi y salieron con Baden Powell. Ahí te da otro punto de vista, muy interesante para escuchar otras cosas. Para mí es un reto. Es un programa que me permite estar en contacto con las generaciones que en el futuro van a ser parte activa de nuestra sociedad.

–De hecho, este año los adolescentes de 16 años van a poder acceder al voto. ¿Tendrá la política un espacio central en el programa?

–Obviamente. Seguramente cuando llegue el momento de las elecciones vamos a darle mucho lugar. Y también al que no le importa. Como hay temas diarios, semanales y mensuales, se va a estar tratando. Es muy bueno que estén los chicos del interior del país, porque pensemos que la geografía es otra, pueden pensar y sentir de forma muy distinta. No es lo mismo tener 16 años en Tilcara que en la Pampa o en Río Gallegos. Son individuos que están aprendiendo a manejarse y son superdefensores de sus ideas, recontra taxativos. Lo mejor es la pluralidad. Si todos pensaran igual sería muy aburrido. “Ok, todos estamos de acuerdo con el voto a los 16, pasemos a otro tema.” (risas)

–¿Cómo se comprueba esa posibilidad de darles lugar a los que no la tienen?

–Está el panel, la tribuna, los chicos de la webcam, lo que opinan por las redes sociales. Y la tribuna siempre es otra térmica más allá de cualquier unanimidad. Los pibes del panel no tienen por qué coincidir con la tribuna. Es la platea y la popular. Ahí está el caldo del programa.

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El equipo de producción y de panelistas está integrado por jóvenes menores de 25 años.
 
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