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Sábado, 15 de junio de 2013

TELEVISION › HOY SE VERA POR LA TV PUBLICA LA PELICULA HABANASTATION, DE IAN PADRON

El juego de las diferencias

En su ópera prima en ficción, el cineasta cubano presenta la historia de amistad entre dos chicos, uno rico y otro pobre, que viven en la capital de la isla. Cuando se estrenó en 2011, el film fue un auténtico suceso en Cuba: lo vieron más de un millón de espectadores.

El cineasta cubano Ian Padrón siempre recuerda que, en su infancia, tuvo la experiencia de compartir las aulas del colegio primario con un amigo que vivía en un barrio pobre. Y muchos años después, como esa imagen le siguió quedando grabada por cómo vivía el otro niño, decidió hacer su ópera prima en ficción, Habanastation, sobre la historia de amistad de un chico rico y otro pobre. El film fue un auténtico suceso en Cuba, cuando se estrenó en 2011: lo vieron más de un millón de espectadores. Incluso fue elegido para representar a su país en los Oscar 2012, aunque finalmente no fue seleccionado por la Academia de Hollywood. Hoy se estrenará en la TV argentina: podrá verse a las 23.15 en El cine que nos mira, el programa presentado por Carlos Morelli, que se emite por la Televisión Pública.

Padrón entiende que uno de los motivos de esa notable repercusión es porque en Cuba se trabaja poco el cine de ficción para niños y adolescentes. “Y hacer una película protagonizada por niños y adolescentes que habla sobre sus temas, sus problemáticas y sus preocupaciones, quizás eso ayudó mucho. Y eso hizo que los padres también se interesaran por la película. De día había padres con hijos y de noche, adultos”, dice Padrón en diálogo telefónico con Página/12. Es que Habanastation es una película con la que los chicos se entretienen y los adultos pueden reflexionar. “Y también lo que pasa es que refleja problemas como la desigualdad social, que en Cuba es un tema tabú”, agrega el cineasta.

El largometraje presenta la historia de dos niños que, en principio, no tienen nada en común, excepto el compartir el aula del colegio. Mayito (Ernesto Escalona) es un buen alumno, que vive con sus padres ricos en una vivienda ubicada en el barrio de Miramar. El chico no sólo no pasa penurias económicas, sino que su vida es un lujo. Pero su madre lo aísla de la realidad y no le permite hablar por la calle ni tener amigos. Del otro lado está Carlitos (Andy Fornaris), un niño pobre que vive en un barrio marginal, cargado de violencia. La madre de Carlitos murió y su padre está preso, por lo que al niño lo cría su abuela. Casi por casualidad, ambos personajes coinciden en las celebraciones de un 1º de Mayo en La Habana, donde históricamente se realizan multitudinarios desfiles.

Al concluir el desfile, Mayito no encuentra a su maestra encargada de cuidarlo y toma un ómnibus que va para un lado distinto de su casa. No logra convencer al chofer de que lo deje en su casa y termina perdido en el barrio de Carlitos, quien le dice que si lo deja jugar un rato con su Play Station –un lujo que casi nadie tiene en la isla–, él le avisará a la mamá de Mayito dónde se encuentra su hijo. A partir de ese momento surge una enorme cantidad de aventuras compartidas por ambos. Y Mayito irá descubriendo el verdadero sentido de la vida. Pero Habanastation también habla de otra realidad: de que aún en el sistema cubano existen marcadas diferencias sociales. Todo un mérito que habla de la libertad creativa que tienen los cineastas cubanos para expresar sus miradas sobre la realidad de su país.

–Habanastation también muestra que, a pesar de las diferencias sociales, hay seres honestos y solidarios...

–Al ser mi ópera prima, yo pretendía demostrar que podía contar una historia desde el punto de vista cinematográfico. Ese era mi primer objetivo: contar una historia y lograr contarla bien. El tema de las diferencias sociales no lo veo como lo más importante de la película. Pienso que es simplemente una historia entre dos personas que cambian a través de un viaje que hacen juntos. Yo quería hablar del respeto a las diferencias, de la pluralidad que tiene que haber en una sociedad, porque todos tenemos algo que aportar y que enseñar a los demás.

–¿Es una película política sin que mencione a la política?

–No sabría decirle. Yo quise contar una historia. Pero no es menos cierto que, como la sociedad cubana está en un proceso de cambio, todas las películas cubanas se leen de una manera política. Contada en otro país sería menos política, pero “Cuba”, “el socialismo”, “Fidel”, hacen que todo sea como más rimbombante, trascendental. En realidad es una simple historia.

–¿Para usted, entonces, Habanastation plantea una historia universal?

–Yo creo que en todas las sociedades del mundo, aquí, en Estados Unidos, en la Argentina, en Venezuela, hay diferencias. En muchos países pueden existir niños así: uno que tenga muchas cosas y otro que no tenga nada. Eso no quiere decir que uno sea más feliz que el otro, más interesante que el otro, ni más inteligente que el otro. Las personas siempre tienen sus realidades y sus valores.

–¿Habanastation reflexiona sobre el valor de la amistad más allá de las diferencias sociales?

–Es una metáfora con respecto a que Cuba, en su futuro (que son los niños de ahora), tiene que intentar ver los puntos en común, los puntos que nos hacen más cercanos al otro, y no ver los puntos que nos separan y nos dividen. Es una metáfora vista a través de la amistad de estos dos niños.

–¿Buscó resaltar el valor de la inocencia en la infancia?

–No, el mensaje que quería dar de mirar a la Cuba futura quedaba mucho mejor, de una manera más sincera y universal a través de los niños, porque siempre tienen más verdad y más realismo.

–¿El film plantea que lo que se aprende en la vida es tan o más importante que lo que se aprende en la escuela?

–Yo creo que la vida, en sentido general, también es universal. Uno aprende muchas cosas en la escuela pero, en realidad, la vida, el barrio y la familia son mucho más influyentes que la escuela, en sentido general. Y en Cuba se da una cosa interesante: al ser la educación gratuita y obligatoria, los niños de los distintos barrios van, por ejemplo, a la misma escuela. Puede ser que haya un barrio bueno y uno pobre que les toque la misma escuela.

–¿Cómo fue la selección de los chicos actores, que logran una química perfecta?

–En Cuba existe La Colmenita, una compañía teatral para niños, y de ahí salieron la mayoría de los actores, sobre todo los dos protagonistas. Una cosa curiosa es que con el niño que interpreta a Mayito (Ernesto Escalona) hicimos el casting de verdad en el desfile del 1º de Mayo. Lo llevamos al desfile, lo filmamos e hicimos una prueba allí. Si funcionaba, ya teníamos la filmación hecha. Si no, teníamos que esperar al otro año. Y gracias que funcionó bien.

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La película de Padrón podrá verse a las 23.15 en el marco del ciclo El cine que nos mira.
 
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