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Martes, 12 de agosto de 2014

TELEVISION › OPINIóN

La inseguridad televisiva

 Por Emanuel Respighi

“Si hubiera nacido con las necesidades básicas insatisfechas, creo que sería delincuente más que albañil.” La frase, brutal, de Damián Szifrón, cortó como con un estiletazo la mesa siempre pasteurizada de Almorzando con Mirtha Legrand, el último domingo. La confesión, provocadora, tenía un sentido más simbólico que literal, en medio de la nada ingenua pregunta sobre “qué piensan de la inseguridad” que La Señora instala en cada emisión. Al fin de cuentas, lo que el cineasta quería expresar no era otra cosa que la idea de que la inseguridad es fruto de cierta desigualdad que necesita el sistema capitalista para continuar funcionando. El director de Relatos salvajes intentaba profundizar una discusión que siempre está teñida de interlocutores oportunistas y/o posiciones vomitadas al calor de algún hecho policial cruento y de resonancia pública.

Cambiar el foco de una problemática sensible como la de la “seguridad-inseguridad” en un medio en el que se prioriza el discurso “de impacto”, aquel que casi únicamente se da en el plano de la emocionalidad, no es tarea sencilla. Proponer la idea de que la inequidad social trae aparejada directamente violencia no parece encontrar en ciertos espacios de la pantalla chica interlocutores capaces de analizarla. La indignación, la reacción instintiva ante el delito, el culpar al otro (generalmente al pobre, al excluido), siempre es un camino más corto y “ganchero” para la TV. Además, vende y tranquiliza conciencias burguesas. En esa lógica, reflexionar sobre las causas sociales-económicas que subyacen a que una persona salga a robar, afirmar que el “sistema capitalista necesita pobres”, sólo provoca que un otro lo tilde inmediatamente de “comunista”. Como si entre el capitalismo salvaje actual y el comunismo no existiera ningún otro sistema político posible. El debate mediático está plagado de argumentos como el que esgrimió Oscar Martínez.

La problemática de la inseguridad es compleja y pluricausal. No se va a solucionar en un programa de TV. Ni el creador de Los simuladores ni Ricardo Darín ni Julieta Zylberberg, otros invitados al Almuerzo... que osaron cuestionar el statu quo, justifican la delincuencia. Sólo buscaban llevar el manoseado debate de la seguridad a otro plano. Resulta imposible debatir ideas cuando lo que se busca es etiquetar al que piensa diferente. Algo que la pantalla chica ha ejercitado una y otra vez en los últimos años. No sea cosa que la TV sirva también para repensar la vida social de un modo diferente al discurso mediático que circula. Y que se repite. Una y otra vez.

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