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Viernes, 24 de abril de 2015

LITERATURA › EL DISCURSO INAUGURAL ESTUVO A CARGO DE ROBERTO “TITO” COSSA

El dramaturgo abrió el telón

“La cultura debe ser una política de Estado. Las artes ingresan en el imaginario de los pueblos y se transforman en ideología”, señaló el autor de La Nona al inaugurar la 41ª edición. En la ceremonia se hizo un minuto de silencio para homenajear a Eduardo Galeano.

 Por Silvina Friera

Un mundo mejor es posible. Qué enorme se lo veía al entrañable Roberto “Tito” Cossa –que no es un hombre corpulento–, con ese tono grave de fumador de pipa, que suena levemente como enojado, leyendo el discurso que escribió. “¿Un dramaturgo abriendo la Feria del Libro? Salvando las distancias, me sentí como el papa Francisco. Me habían ido a buscar al fin del mundo”, bromeó el autor de La Nona al inaugurar la 41ª edición, en la que también hablaron Martín Gremmelspacher, presidente de la Fundación El Libro; el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni; el secretario de Políticas Socioculturales de la Nación, Franco Vitali; el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, y el secretario de Cultura de la capital mexicana, Eduardo Vázquez, ciudad invitada de honor que traerá una destacada delegación de escritores encabezada por Margo Glantz, Paco Ignacio Taibo II, Gonzalo Celorio, Carmen Boullosa y Guadalupe Nettel, entre otros.

“No vengo al templo de la literatura a reivindicar el rol literario del dramaturgo, aunque sospecho que eso es lo que esperan mis colegas. ‘Era hora que sea un dramaturgo’, me dijeron algunos. Una autora me envió un correo electrónico donde exclamaba entre signos de admiración: ‘¡Al fin se hizo justicia!’. ¿Es en la Feria del Libro donde se nos hace justicia a los dramaturgos? ¿Cuál justicia? ¿Necesitamos ingresar al Parnaso para que certifiquen que somos escritores?”, preguntó Cossa en la sala Borges del predio de La Rural.

En la apertura de esta edición, la primera de Oche Califa como director, se hizo un minuto de silencio para homenajear al escritor uruguayo Eduardo Galeano, emblemático referente de América latina que murió el 13 de abril pasado. “El escritor crea para el libro; el dramaturgo para el escenario –comparó Cossa–. El escritor sueña con un lector leyendo su obra; el dramaturgo con un espectador sentado en la platea.” El autor de Yepeto y Gris de ausencia, entre otras piezas memorables, aseguró que el amor por la palabra aproxima a literatos y dramaturgos. La diferencia está en que lo escrito por un dramaturgo muchas veces es modificado por el actor en el escenario. “El libro no traiciona al dramaturgo. Pero el dramaturgo necesita del actor, el gran traidor que nos mantiene vivos –reconoció–. Los dramaturgos somos escritores con capacidades diferentes.” Por el boulevard de las primeras lecturas que lo marcaron durante la infancia y adolescencia, desfilaron los cuentos del escritor brasileño Monteiro Lobato, Las aventuras de Tom Sawyer, Los miserables, las novelas de Archibald Cronin y Los veinte poemas de amor de Pablo Neruda. “Lo que me pregunto es si alguien leerá hoy aquellas historias que me fascinaron. Si los libros, como los seres humanos, no mueren algún día para siempre”, reflexionó Cossa.

El presidente de la Fundación El Libro alertó sobre algunas dificultades que atraviesa el sector editorial y librero con “una disminución importante de su rentabilidad por un complicado estancamiento de las ventas”, la pérdida de incentivos impositivos como el recupero del IVA papel o el sobrecosto que implica para los libreros el IVA a los alquileres. Gremmelspacher recordó que el libro es el único sector cultural que no posee un Instituto Nacional de Fomento y manifestó que facilitar el trámite parlamentario de un anteproyecto que están impulsando instituciones del sector podría aproximar una solución a estos problemas. Sileoni recomendó una contratapa de Cossa, publicada en Página/12 el 12 de diciembre de 2012, en la que el dramaturgo recuerda cómo lo echaron del colegio Nacional Sarmiento en 1951 por mezclar en una composición la vida del músico polaco Federico Chopin –que murió un 17 de octubre– con el peronismo. El ministro de Educación trazó un balance muy celebrado por toda la comunidad: la compra de 90 millones de libros distribuidos en todo el país. “Los libros no los revoleamos; los llevamos a las escuelas y van acompañados de prácticas pedagógicas”, explicó el funcionario nacional y agregó que la tirada promedio del ministerio es de 15 mil ejemplares. “La presencia del Estado es necesaria para favorecer la diversidad”, subrayó Sileoni.

Cossa ponderó la importancia de la tarea que realiza la Fundación Mempo Giardinelli en el Chaco y propuso elevar esa experiencia a un plan nacional. “La cultura debe ser una política de Estado. Las artes ingresan en el imaginario de los pueblos y se transforman en ideología. Sospecho que si no se hubiera escrito el Martín Fierro el peronismo no habría existido”, conjeturó como preludio de una intervención más política en el horizonte electoral. “Se va un gobierno que puso la cultura en la agenda. Además de la distribución de libros, otorgó derechos a los directores de cine y a los actores que los reclamaban desde hacía décadas. Y potenció a la industria del cine. Elevó a la cultura al grado de ministerio. Más allá de la mayor o menor cercanía con las políticas del Gobierno, muchos de nosotros sentimos que, por primera vez, se nos escucha. Tal vez tenga mucho que ver que el oído es femenino.” A esta altura de la noche, la figura de Tito se agigantaba más. “La cultura no puede ni debe ser sometida a la ley del mercado. La cultura es el instrumento para profundizar la democracia. La cultura nos iguala, nos hace mejores seres humanos. Un libro en las manos de un niño abre el camino a un mejor ciudadano”, afirmó Co- ssa. “En las horas que vienen, algo así como un millón de personas transitarán por los pasillos de esta Feria. Conmueve asistir a este encuentro con los libros. Son esos hechos que, cuando ocurren, le hacen pensar a uno que un mundo mejor es posible.”

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Cossa en la sala Borges del predio de La Rural: “Se va un Gobierno que puso la cultura en la agenda”.
Imagen: Leandro Teysseire
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