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Sábado, 15 de mayo de 2010

A 4 AñOS DE SU ARRIBO AL PLANETA, UNA SONDA EUROPEA DETECTA CLAROS INDICIOS DE VULCANISMO

Los volcanes de Venus

Venus fue siempre un poco misterioso, especialmente porque –a pesar de ser el planeta más cercano a la Tierra– está cubierto por un espeso manto de nubes que hacen muy difícil “mirar” su superficie. Sin embargo, sonda va, sonda viene, nos pudimos enterar de muchas cosas. Y ahora, una novedad: volcanes activos.

 Por Mariano Ribas

Una vieja sospecha de la astronomía planetaria parece confirmarse: nuevas evidencias sugieren que, geológicamente hablando, Venus estaría vivito y coleando. Gracias a varias sondas planetarias, ya se sabía que el famoso “lucero” tiene una superficie relativamente joven. Un claro indicio de que en un pasado no tan remoto –“apenas” hace unos cientos de millones de años– el planeta pasó por una etapa de intenso vulcanismo global. De hecho, Venus está repleto de enormes volcanes. Lo que no estaba del todo claro era, justamente, si esos volcanes seguían activos, o si, por el contrario, eran apenas un recuerdo de épocas pasadas, tal como ocurre en Marte. Y bien, hace poco, un grupo internacional de científicos reveló nuevos datos e imágenes obtenidas por la sonda Venus Express (de la ESA, la Agencia Espacial Europea). Una nave espacial que, casualmente, acaba de cumplir cuatro años en órbita venusina. Los detalles de la investigación fueron publicados en la revista Science. Y, son por demás interesantes.

Expreso a Venus

La gran protagonista de esta historia es la Venus Express: la primera nave espacial europea que llegó hasta el planeta más cercano a la Tierra. Y eso fue el 11 de abril de 2006. Desde entonces, esta maquinita está dando vueltas alrededor de Venus, siguiendo una órbita extremadamente ovalada que, en un extremo, la coloca a sólo 300 kilómetros del planeta. Y en el otro, la aleja hasta unos 66 mil kilómetros. De arranque nomás, el gran objetivo de Venus Express fue estudiar la composición y el comportamiento de la gruesa atmósfera venusina. Un manto de dióxido de carbono, casi cien veces más denso que nuestra propia atmósfera, que provoca un efecto invernadero global de características auténticamente infernales: en la superficie de Venus la temperatura ronda los 470 grados centígrados.

Pero lo que hoy nos interesa no son tanto las observaciones atmosféricas y meteorológicas de Venus Express, sino más bien lo que ha visto en la propia superficie del planeta. Y cuando decimos “visto”, vale la pena hacer una aclaración: la superficie de Venus no se “ve” desde el espacio. O al menos, no puede observarse en luz visible. Justamente por culpa de la atmósfera, que además de muy densa es prácticamente opaca. ¿Y entonces? Bueno, aquí vamos a hacer un necesario paréntesis.

Corriendo el velo

La atmósfera (y el medio ambiente) de Venus siempre han sido un problema para las naves espaciales. Sí, porque, a decir verdad, Venus Express no es la primera que lo visita. En realidad, entre misiones soviéticas y estadounidenses, fueron más de dos docenas. Y entre ellas, no podemos olvidarnos de las famosas Venera que en los años ’70 y comienzos de los ’80 se animaron a bajar al mismísimo e infernal suelo del planeta. Y así les fue: a poco de llegar, y tomar algunas fotos y mediciones, las Venera fueron destruidas por el calor, la presión y la corrosión atmosférica. Otro caso notable, y el último antes de la sonda europea, fue la Magallanes, de la NASA. Esta nave orbitó Venus a comienzos de los ’90, y logró algo inédito: mediante ondas de radar, penetró la atmósfera y mapeó casi toda la superficie. La información aportada por el ida y vuelta de esas ondas, más un posterior procesado por computadoras, permitió reconstruir el relieve del planeta con bastante detalle.

Y resulta que, a grandes rasgos, la superficie de Venus luce bastante suave, ondulada y joven. Por empezar, hay relativamente pocos cráteres, una clara señal de la “juventud” de la superficie. También hay grandes llanuras y, atención, cientos de volcanes (entre ellos, el Maat Mons, una mole geológica de 8 mil metros de altura). Hoy en día, los geólogos planetarios piensan que ha sufrido una suerte de “lifting” global durante los últimos 500 millones de años.

Un fenomenal proceso volcánico, que no sólo lanzó enormes masas de gas fuera de la corteza (y que engrosaron la atmósfera), sino que también derramó materiales rocosos y fundidos –también provenientes de las entrañas del planeta– que bañaron la superficie, renovándola y tapando viejas formaciones (como viejos cráteres). Venus fue un planeta volcánico, sin dudas. La gran duda era si lo seguía siendo.

Zonas calientes

Y para saberlo, un grupo de investigadores alemanes (del Instituto de Investigación Planetaria, que a su vez depende del Centro Nacional de Investigación Aeronáutica y Espacial de Alemania) y estadounidenses (Jet Propulsion Laboratory, de la NASA) juntaron fuerzas y recurrieron al Venus Express. Y más específicamente a una de sus siete herramientas: el Virtis, un instrumento infrarrojo capaz de ver, con bastante detalle, rasgos superficiales (el aparato puede mirar a través de la atmósfera en ciertas “ventanas” infrarrojas).

Después de una larga campaña de observación, y basándose también en la información topográfica de la Magallanes, estos científicos detectaron varias “zonas calientes”. Parches muy definidos del terreno venusino que, según las mediciones del Virtis+, tenían temperaturas 2 o 3 grados más altas –de mayor “brillo infrarrojo”– que su periferia. Curiosamente, al solapar los datos infrarrojos de Venus Express con los mapeos de la sonda Magallanes, resultó que esas mismas “zonas calientes” coinciden con formaciones que se elevan entre 500 y 2500 metros con respecto a las llanuras que las contienen. Sugerente.

Además, según estos mismos científicos, estas “zonas calientes” son recientes: “son volcanes y flujos de lava solidificados que no sólo están emitiendo calor desde la superficie, sino que además son recientes, porque están poco erosionados”, explican Nils Müller y Jörn Helbert, coautores del paper publicado en Science. ¿Cuán jóvenes? Según ellos, “la mayoría tiene menos de 250 mil años, y en términos geológicos eso significa que están activos en la actualidad”.

Un caso, una imagen

Las “zonas calientes” detectadas por Venus Express están ubicadas en tres regiones específicas del Hemisferio Sur del planeta, conocidas como Themis, Dione e Imdr. “A partir de datos previos, ya sospechábamos que esas áreas pudieron haber sido volcánicamente activas en escalas de tiempo geológicas –dice Suzanne Smekar (del JPL de la NASA), principal autora del paper– pero éstos son los primeros datos que confirman que en Venus el vulcanismo es reciente.” Tanto ella como Müller y Helbert sospechan que es muy probable que, aún hoy, Venus esté salpicado de volcanes activos, bajo los cuales se escondan grandes cámaras de ardiente magma (roca fundida) que, de tanto en tanto, brotaría a la superficie, originando flujos que inundarían las zonas periféricas.

Para el final, volvamos a la zona de Imdr, a unos 46 grados de latitud Sur. En Venus, claro. Allí está el volcán Idunn Mons, de 2500 metros de altura, y 200 kilómetros de base. La imagen que aquí vemos –una de las más impresionantes de este trabajo científico– es el resultado del prolijo solapamiento de las actuales mediciones infrarrojas de Venus Express, con las viejas imágenes de radar de la sonda Magallanes. Los colores nos indican el mayor o menor brillo infrarrojo (calor): del violeta (lo más frío), al naranja y rojo (lo más caliente). Y tal como cabría esperar, es justamente en el cono del volcán donde se registró el pico de emisión infrarroja.

Más allá de su entusiasmo, bien fundamentado, Smekar, Müller y Helbert reconocen que es muy temprano para afirmar categóricamente que, hoy en día, Venus es un planeta geológicamente activo. Hay montones de volcanes, es cierto. Y muchos de ellos tienen temperaturas algo superiores al resto de la superficie, cual “pistolas humeantes”. Pero hacen falta más observaciones, más datos y mejores evidencias. Tal vez, en un futuro cercano podamos afirmar, ya con total certeza, que el Sistema Solar tiene dos planetas geológicamente activos. Y decididamente volcánicos.

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