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Viernes, 28 de noviembre de 2008

MEDIOS

La lengua for export

Claudia Oxman es la editora de Punto y Coma Hispanoamérica, la primera audio revista de español como segunda lengua editada en la Argentina, adaptada a la lengua y cultura de América latina. La noticia es auspiciosa ante la inexistencia de libros específicos que permitan enseñar nuestra lengua en tanto atravesada por nuestra cultura y, también, ante la demanda que comenzó a abrirse con el boom que representa el turismo educativo.

 Por Laura Rosso

Claudia dirigió el área de Idiomas de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en el año 2000 comenzó a organizar programas de español para extranjeros. Hacia fines del año pasado, inauguró la librería Voces del Sur, que proporciona material para quienes aprenden y enseñan español. “Empecé a buscar material para traer a la librería y veo esta revista en la web, que existe desde hace dos años en España y circula por Europa de manera bimestral. Entonces pregunto por mail, me envían unos ejemplares de muestra y me encantó. Pero había mucho Dalí, mucho Picasso, mucho Escorial, todo hermoso, pero el estudiante extranjero cuando viene aquí busca otra cosa desde lo cultural.” Una mirada antropológica fue aquello que la entusiasmó al momento de decidirse a editar la revista en nuestro país. “Yo enseñaba francés con Baudelaire, y el poder de recuerdo en una clase depende mucho de hacer sentir. Me metí en esto porque siento que es un espacio donde uno transmite cultura enseñando una lengua. A mí no me gusta el discurso cosificado, estamos inmersos en una cultura latinoamericana y no es una cuestión menor pensar y trabajar sobre el soporte textual y material de las clases de las decenas de miles de personas que vienen a la Argentina a estudiar. Por eso hago un abordaje socio-antropológico, busco artículos que permitan lecturas y relecturas, porque el estudiante dedica mucho tiempo a entender, descifrar los textos, y que también resulten interesantes a lo largo del tiempo. Me interesa trabajar con los otros, la mirada de tu cultura a través de la mirada de los otros.”

¿Cómo empezás a trabajar en esta área?

–Yo empecé a dirigir Programas para Estudiantes Extranjeros y cuando llega el momento de armar los programas de español –año 2000– me encontré con que no había libros. Entonces nos ponemos con los profesores del equipo a escribir un libro, que fue Voces del Sur, orientado a estudiantes universitarios con un nivel elemental e intermedio, de aproximadamente veinte años, que era el perfil con el que nosotros trabajábamos. Y funcionó muy bien. Fue un trabajo hecho a pulmón donde se necesitó de profesionales muy experimentados, buenas imprentas y sin ningún tipo de subsidio ni estimulo externo, fue muy difícil.

¿Qué representa enseñar una segunda lengua?

–Enseñar una segunda lengua puede representar muchas cosas según si se trata de enseñar una lengua dominante, si se trata de la revitalización de una lengua originaria, si se trata de lenguas en contacto, en fin, hay muchas representaciones posibles. No quisiera irme más allá del tema del español lengua extranjera porque realmente las problemáticas son muchas. El español es lengua de sometimiento y represión, si pensamos en la relación del español con las lenguas originarias; y es también lengua de acceso a una cultura dominante, una lengua que te posibilita acceder a un mercado de trabajo, participar en la circulación de bienes culturales extendidos en todo el mundo. Precisamente, lo que buscan los estudiantes extranjeros que vienen a nuestro país a aprender español es acceder a una lengua que tiene una difusión creciente. Aprender español implica hacerse de un código para comprenderse con gente de una gran cantidad de países. Estamos hablando de unos cuatrocientos millones de hablantes en el mundo, según las estimaciones que hace el Instituto Cervantes. Pero no es solamente eso: aprender español en Latinoamérica implica también aprender modos de relacionarse con los demás (algo tan sencillo como nuestro saludo con un beso te enseña mucho sobre la relación corporal con el otro, las distintas configuraciones culturales de los espacios personales y los públicos); implica aprender in situ la cultura del lugar, viviendo con familias, en este caso argentinas, y poder discutir sobre los hechos de economía y política, por ejemplo, a partir de la discusión de los diarios. El aprendizaje de una lengua extranjera en situación de inmersión (así es como se denomina) se entiende como un modo de articular el aprendizaje del código con la experiencia cultural y lograr así un aprendizaje situado, es decir encarnado en una práctica concreta. De esta manera es como pasamos de una visión de la lengua como un código a la de un artefacto cultural, entendiendo por esto el locus de una cultura, una resultante del uso creativo que todos los días hacemos todos los hablantes. Desde esta perspectiva, no podés aprender ninguna lengua de manera comprensiva si no la vivís.

¿Cómo es la dinámica de los extranjeros que vienen a estudiar español?

–Este es un momento en el que vienen muchos extranjeros, de Europa, de Israel, de Estados Unidos, de China, de todas partes. Recorren el país, van a Chile, a Uruguay, visitan Perú, Bolivia y estudian español en pequeños institutos por semanas a medida que van viajando. Y los institutos preparan lo que pueden, utilizan muchas fotocopias porque acá no hay una gran cantidad de producción de materiales que los institutos o las universidades puedan compran para usar. Los institutos argentinos tienen el problema de que cuando compran libros en España, todo está en vosotros y las consignas en tú, entonces se necesitan materiales producidos acá porque el alumno se resiste a aprender una forma de hablar que no es la que escucha en la calle. Pero como el mercado es pequeño, las grandes editoriales no están interesadas en hacer producción local. Cuando enseñás inglés, francés o alemán no se te ocurriría empezar a inventar tu método porque tenés un abanico de opciones.

¿Cuáles son las características que percibís en los vínculos que se forman entre maestra/o y alumnos?

–Es una pregunta muy interesante, porque aparecen dimensiones que no suelen darse en la educación formal de adultos. En primer término, el docente de español lengua extranjera es un agente cultural. Todo lo que dice sobre el país es tomado no a mero título de opinión personal (así pueden verlo solamente quienes tienen un conocimiento avanzado de la lengua) sino como testimonio de un conocedor. Y esto hace que, por lo menos en mi opinión, haya que tener especial cuidado en la formación de los docentes en esta dimensión cultural, porque por lo general se insiste en el abordaje de la gramática, en las explicaciones del uso del modo subjuntivo, todo lo cual es muy importante, pero uno a veces pierde de vista que una de las razones fundamentales por la que muchos extranjeros eligen la Argentina como país donde aprender español tiene que ver con la riqueza cultural de nuestro país, y con el interrogante de nuestra experiencia política. Hay bibliografía de metodología que sugiere fuertemente no adentrarse en discusiones de política en la clase de español. Aquí esa recomendación es imposible de aplicar, porque hay una necesidad de entender de parte del estudiante que es concomitante al aprendizaje de la lengua. Ellos aprenden los verbos del primer grupo a la vez que comienzan a balbucear “Plaza de Mayo”.  

¿Qué propone la revista?

–Punto y Coma propone temas imbricados en un contexto sociocultural, la idea es que el estudiante vaya atravesando esas sucesivas capas para llegar a una comprensión contextual. Si se va a trabajar con una canción, no me gusta que se la aplane sino mostrarla como arte, como poesía. Disecar una canción, como cuando se usa “El Oso” para enseñar el imperfecto, no... Enseñá el contraste ciudad-campo, enseñá a través de la canción la poética de los años ‘70, situala en un marco. La revista ofrece una mirada muy informada de lo latinoamericano, tanto en cultura como en política y noticias en general. Los artículos están graduados según el nivel de complejidad. Cada artículo tiene una serie de ejercicios de comprensión lectora y auditiva. Hay un glosario, los ejercicios pueden ser autocorregidos. El profesor lo puede usar en clase y además la persona que quiera hacerlo sola, también puede. La lengua es una pero la cultura es y no es una. Me costó elegir la serie de materiales que puedan ser interesantes para el extranjero que viene acá, y que tengan interés sin ser excesivamente localistas.

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Claudia Oxman
Imagen: Juana Ghersa
 
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