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Viernes, 19 de septiembre de 2014

HOMENAJE

Pero arremete ¡viajera! Macky Corbalán (1963-2014)

Un duelo colectivo como una marea oscura y mojada envolvió enormes círculos de mujeres y lesbianas cuando en la madrugada del último domingo, por las redes sociales, como corren ahora las noticias, anduvo de boca en boca la muerte de la poeta lesbiana feminista Macky Corbalán. Se extrañará su voz entreverada con el viento patagónico, su compromiso militante, ese cariño que ofrecía sin reservas. Quedan sus poemas que generosamente dejó reunidos en un blog: pasajeradearena.blogspot.com Aquí es otra poeta quien la homenajea para que la palabra no quede en la boca y siga circulando.

 Por Gabby De Cicco

Macky Corbalán, Macky poeta, Mac, Mackyta (CutralCó, Neuquén, 1963) fue una poeta, lesbiana, feminista. Fue una de aquellas voces que extremamos en lo lírico y en lo no tan lírico aquello de lo personal es político. Macky fue de las poetas lesbianas que trabajó por la visibilidad, que fue desmantelando, corriendo las fronteras de la palabra poética para crear una nueva posibilidad de decirnos, para crear un nuevo mapa de existencia y presencia.

Esa creación de un nuevo mapa necesita dar un paso del yo al nosotras, “el paso del yo al nosotras es un salto al abismo y una apuesta evolutiva imposible de perder, pero, también algo más para las lesbianas: un imperativo. Podemos, en la soledad del yo, intentar conocernos, aceptarnos, crecer, desentrañar nuestras lógicas más internas, poner en blanco sobre negro ese campo de batalla de intereses, conflictos, emociones cruzadas, ajustes y desajustes que es nuestra propia vida, pero es en el nosotras donde confrontamos la seriedad y firmeza de nuestras ideas, la mirada de esas otras nos construye, liberando, permitiéndonos inventar territorios donde ver y ser vistas”.

Macky escribió este texto para las Primeras Jornadas de Reflexión Lésbica, “Entre Nosotras”, organizadas por RIMA y Safo_piensa, que se realizaron en Rosario en 2004 y donde participaron Fabi Tron, Gabriela Adelstein, val flores y Yuderkis Espinosa, entre otras. En ese texto ella presentó parte de su recorrido personal, su apuesta poética, de vida en ese paso del yo al nosotras marcado por el desarmar y volver a armar el mundo construido hasta ese momento, hasta el momento en que conoció a su compañera val flores. “Con Vale empezamos a discutir, literalmente, de todo; armando y rearmando el mundo que habíamos construido hasta encontrarnos. No hubo, como en todo gran amor, sólo espacio para el amor, hubo, hay espacio para las ideas, para la utopía, para la creación, para el crecimiento, para pedir lo imposible.”


La conocí a Macky en Buenos Aires, en San Telmo, en el viejo mercado que cobijaba una bienal de arte con fotografías y lecturas de poesía. Escondida en un rincón, escuchando muy atentamente estaba esta piba de rulos y anteojos, un gesto tímido en su cuerpo. Me dije: ésta es torta. Ella no leyó, pero cuando me acerqué a saludar a una chica que había leído, supe ahí que esa chica de rulos y la otra eran pareja. Inmediatamente hablamos de Pizarnik, de Laurie Anderson; no nos conocíamos pero algo había ahí que germinaba rápidamente. Quedamos en vernos de nuevo pero ellas volvían a Neuquén, yo a Rosario. Intercambiamos direcciones de nuestras casas (no había mail en ese momento, 1990), y comenzamos a cartearnos. Lu era la que escribía más, y Macky, siempre más silente y tímida, agregaba unas líneas al final de las cartas. Pero siempre enviaba el tesoro que yo más esperaba: algunos de sus poemas, algunas de sus versiones de otr*s poetas. Así fue por años: cartas compartiendo la vida y materiales, planeando viajes y encuentros que nunca se terminaban de dar.

El tiempo se acortó con su venida al Festival Latinoamericano de Poesía de Rosario en 1998, ya para ese entonces Macky tenía publicado Pasajera de Arena (1992) y tenía como inédito Inferno que saldría en 1999.

En 2003 nos reencontramos en persona en un espacio muy diferente, en el Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario. Para ambas ese reencuentro fue muy fuerte e intenso. Nos reencontrábamos en un espacio de militancia, de activismo, comprometidas con nuestras historias personales, políticas, sociales: escrachamos la Catedral y el Arzobispado juntas, participamos en el taller de lesbianismo, nos perdíamos en intensas charlas con Valeria Flores, Irene Ocampo, Gabriela Lorenzo, Andrea López, Ana Romero durante esos días de trajín casi interminable.

La militancia y la poesía nos confirmaron los modos de nuestra amistad. Nuestra vidas, más cercanas, más alejadas, nunca dejaron de latirse juntas. La amistad fue creciendo, se fue haciendo raíz. Compartimos vacaciones, lecturas, espacios lésbicos. En 2007 tuvimos la alegría inmensa de publicar en Hipólita Ediciones su libro de poemas Como mil flores.

Junto a val flores crearon la boletina lésbica y feminista La sociedad de las extrañas que editaron mensualmente entre 2004 hasta el 2007. Movilizaron el grupo de reflexión y acciones lésbico Fugitivas del Desierto, crearon la editorial La Mondonga Dark, con la que publicó su libro El acuerdo en 2012. Tuve el privilegio de verla trabajar y revisar ese libro en Merlo, a comienzos de ese año, hasta que una siesta me miró y dijo: “Ya está, éste es el libro”. Y en 2014 sacó un libro plaquette ilustrado “anima(i)s”, que habla de ese amor a los animales que ella supo tener, el amor pleno a la naturaleza.


Macky fue de esas personas que le gustaba convocar gente, que compartía su conocimiento, su sabiduría ganada palabra a palabra, vivencia a vivencia.

Fue un ser de luz y de amplia generosidad que iluminó la vida de muchas de nosotras. Fue una buscadora que creyó en el wu wei taoísta. Pero siempre anda la fuerza oscura que a veces nos derriba, y eso sucedió con ella el año pasado. Pero una red amorosa fue surgiendo para poder cuidarla por turnos en su casa, se extendió en diferentes lecturas y actividades solidarias que se dieron en distintas ciudades para poder colaborar monetariamente con parte de sus cuidados. Amor, solidaridad, tiempo dedicado a la amiga tan querida.


14/9/14. Camino por una ciudad que no es la mía ni la de Macky. Miles de acentos van tornando más irreal las calles por donde deambulo. Lloro hacia afuera y hacia adentro. Reviso momentos de veinticuatro años de amistad, de poesía, de caminos, de aventuras, de proyectos, de militancia, de amores. Camino y me pierdo pensando en el desierto, en ese viento con el que ella dialogaba. Algo muy intenso pasa cuando una de nosotras se va. La trama lésbica pierde un punto, un hilo se suelta y comienza su propia trama, pero nos lleva, nos arrastra en ese otro viaje. La distancia con lo que puedo llamar hogar se hace infinita, y duele y extraña no poder dar abrazos reales, llorar junto a otr*s compañer*s para conjurar el dolor, y a la vez celebrar la libertad que ahora tiene nuestra amiga, una vez más, para ir a poetizar con otras tortas que se fueron antes.

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