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Viernes, 24 de diciembre de 2004

INUTILíSIMO

conversando con finura

Dime cómo hablas y te diré si eres una persona bien”, sentencia Jacobita Echaniz en su Manual de Etiqueta (Novísimo Código Social), editado por Bell, Buenos Aires 1951. Porque resulta que son muchas las personas que para dar una impresión de “cultura social” con frecuencia emplean términos rebuscados e inadecuados que “bastan para clasificarlos como socialmente inferiores”. Para Echaniz, “evitar el guaranguerío es todo un problema de alto equilibrio”.
Muchas señoras, afirma la especialista, creen que resultan más espontáneas o juveniles diciendo “me tiene patilluda” o “me tiene seca”, en vez de recurrir a vocablos más suaves y elegantes como “aburrida” o “cansada”. Por otra parte, no es tan fácil manejarse fluidamente con el vocabulario que denota elevado status social “porque la tragedia está en que las damas de los altos círculos se entretienen añadiendo a su idioma común toda clase de expresiones que las divierten, con mucha gracia y tino, y suelen desconfiar de las personas que se abstienen de emplearlas”.
Si usted, amable lectora, no pertenece a esos círculos, jamás podrá estar al tanto de las últimas novedades de la jerga bien, pero al menos debe recordar siempre que: en vez de “cabello” y “rojo”, debe decir “pelo” y “colorado”, respectivamente; y que en sociedad se pregunta “¿quiere?”, jamás “¿gusta?” o “¿desea?”. Como bien señala Jacobita, es un incendio usar “mi esposo, mi esposa”, en lugar de “mi marido, mi mujer”; y algo que seguramente a esta altura de la soireé saben todas es que por la noche se come, salvo que se trate de un convite a medianoche y entonces, sí, se puede pronunciar el verbo “cenar”.
La gente bien, afirma la autora del Manual de Etiqueta, no habla jamás de “tergiversar”, “manifestar” o “experimentar”. Menos todavía de “permanecer” cuando existe una palabra más corta y sencilla como “quedarse”. Las personas chic, por supuesto, no usan el posesivo para referirse a sus padres, porque basta con papá y mamá, a secas. Muy cache resulta asimismo las expresiones “nene” o “nena”: lo indicado es “chiquito”, “chiquita”. Así como en lugar de película –un horror– corresponde decir “vista”. Y naturalmente, hay que reemplazar la vulgaridad de “vermouth” por el refinamiento del “cocktail”. Munidas de este pequeño Larousse distinguido, que podrán acrecentar día a día, notarán muy pronto que la vida adquiere otro sentido y otra estética.

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