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Lunes, 9 de noviembre de 2009

FúTBOL › FLOJA ACTUACIóN QUE MARCA EL FINAL DE LAS ILUSIONES

Boca no vale un pito

Dirán que la culpa la tiene el árbitro Luis Alvarez –debutante en la Bombonera– por no cobrar un penal, pero la verdad es que Boca es el culpable de sus frustraciones. El 0-0 con Colón lo dejó lejos de todo.

 Por Juan José Panno

Ya fue. Se acabó la ilusión, el sueño de pelear por el campeonato y de meterse en la Copa Libertadores. Después del empate contra Colón, Boca no jugará por nada y por eso la bronca generalizada de los dirigentes y algunos jugadores, y por eso todos los dardos envenenados contra el árbitro Luis Alvarez, por su arbitraje de ayer y de rebote contra Juan Pablo Pompei, que en la fecha anterior lo había perjudicado claramente en el partido ante Central. A Alvarez le cuestionan básicamente que no cobró una falta de Garcé contra Mouche. El delantero de Boca había desbordado al defensor de Colón y empezó a tirarse en el mismo momento en que el de Colón lo barría. Fue penal. Claro. Tan claro como que Boca –tantísimas veces beneficiado por los pitos– no puede negar que el cuerpo técnico y los jugadores son los principales responsables de este momento negro.

Ni Alvarez ni Pompei tienen la culpa de los goles que le hicieron al Pato Abbondanzieri, ni la sucesión de macanazos de las sucesivas líneas de cuatro, ni las demoras de Basile en hacer los cambios, ni la falta de peso ofensivo, ni las lesiones reiteradas, ni de la falta de un conductor para reemplazar a Riquelme.

El penal a Mouche (y hubo un par de revolcones más de Palermo en las que no hubo falta) fue una de las pocas llegadas del equipo local, que en el balance final fue un poquito más que Colón.

Un cabezazo de Insúa por arriba, una media vuelta de Medel y un tiro de Palermo que tapó bien Pozo fueron situaciones peligrosas generadas por los boquenses en el segundo tiempo contra un cabezazo de Garcé bien tapado por Abbondanzieri. En el primer tiempo, Gaitán (el mejor delantero de la cancha) había tenido una buena posibilidad cuando picó muy bien la pelota por sobre la cabeza del arquero, pero se le fue larga y dio en el techo del arco. Colón prácticamente no se había arrimado al Pato en ese período inicial.

El cuadro del Turco Mohamed se fue contento con el empate. Las demoras de Pozo en los saques de arco, los tiros libres desde la mitad de cancha tirados hacia atrás y la actitud cautelosa de los laterales volantes a medida que pasaban los minutos fueron señales claras de que se conformaban con la igualdad. Especular con el error del rival le había salido fenómeno en su último encuentro ante Huracán, pero esta vez no hubo grandes macanazos de la defensa de Boca. Sólo una pelota sobre el final en la que Abbondanzieri se pasó de largo en una salida, pero pudo volver sobre sus pasos y conjurar el peligro.

El partido fue berreta, ordinario. Tan berreta como el agasajo a Palermo en su cumpleaños número 36. Le pusieron unas letras amarillas de plástico “Feliz cumple” mirando hacia la salida del equipo y colocaron una velita de plástico en el círculo central. La gente –eso estuvo mejor– le cantó el happy birthday. Pero esta vez no hubo película de Palermo, ni fútbol de Boca, ni triunfo, ni nada.


Estadio: Boca

Arbitro: Luis Alvarez

Cambios: 59m, Bertoglio(5) por Ramírez (C); 66m, Marino(4) por Insúa (B); 73m, Mouche por Gaitán (B) y Pellerano por Gómez (C); 84m, Candia por N.Torres (C).

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Palermo lucha con Rivarola. El goleador estuvo bien tomado y generó poco peligro.
Imagen: Télam
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