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Lunes, 28 de febrero de 2011

FúTBOL › SERGIO BATISTA ENTRENADOR DE LA SELECCIóN ARGENTINA

“El fútbol moderno a mí no me gusta”

Mano a mano con el conductor del equipo nacional, que subraya su desagrado por la manera en la que se juega actualmente, en el que “se corre mucho, se piensa poco y hay tantos lesionados”, y sostiene su intención de armar un equipo “que haga 5, 6, 7 pases seguidos, que lastimen”. Para el técnico, “la Copa América es importante, pero lo máximo es el Mundial de 2014”.

 Por Gustavo Veiga

Lo único que desentona en el clima apacible que Sergio Batista le impone a la entrevista es el frenesí con que suena su teléfono celular. Corta las llamadas una y otra vez inclinándose sobre la mesa ratona, rodeada por un juego de cómodos sillones donde se hunde su altura respetable. El técnico recibe a Líbero en un amplio hall del predio de Ezeiza, su lugar en el mundo, el mundo de la Selección Nacional. Pero el aparatito de última generación se empecina en reclamar su atención hasta que lo deposita, ya resignado, en las manos de Andrés Ventura, el jefe de prensa. Ese es el momento en que más se suelta para responder las preguntas sobre temas de antes y de ahora: el juego que admira si tiene media docena de pases seguidos, el fútbol que cuestiona cuando es velocidad pura, su pensamiento slow, Messi como eje de su proyecto, la Copa América, la convivencia con Carlos Bilardo, las diferencias con Diego Maradona y cierta resignación a que un sector del periodismo lo cuestionará por subordinar la táctica a los jugadores y no al revés.

–En cada uno de los reportajes que da, suele pedir, casi rogar, que le pregunten sobre fútbol. ¿Qué pasa? ¿Los periodistas deportivos no lo hacen?

–Y... hay de todo. Cuando me quieren hacer una nota, yo trato de hablar de fútbol, de lo que respecta al juego, más que nada. Sé que después hay un montón de cosas por afuera que lo hacen difícil. Me gustaría que todo fuera de otra forma. Cuando yo digo “hablar de fútbol”, no quiero entrar en conflicto con nadie, ni escuchar de aquel que se pelea con el otro o el que sale con aquélla...

–Los chimentos no tienen entidad periodística...

–Pero pasa mucho, ¿no? Creo que nos tenemos que dedicar un poquito más a hablar de lo que es el fútbol y cómo estamos en el fútbol. Si el juego está bien, está mal, si se está trabajando bien. Esa es la parte que a mí me gusta analizar. Después, de lo otro, de la polémica, esa clase de cosas no me interesan.

–Esa paciencia que pretende inculcar cuando no salen los partidos, ¿cómo se consigue en un equipo donde influye tanto Messi, quien es tan habilidoso como veloz?

–Yo trato que el jugador vea la paciencia y la tranquilidad. Creo que un técnico tiene que transmitir esas cosas. Soy así como persona, por eso no me gusta polemizar. Quiero que la Selección juegue de una forma, por más que el rival lo haga de otra. Tenemos que tratar de ganar con nuestras armas. Después, bueno, veremos el rival, cómo juega, pero seguramente los jugadores están a mil por hora adentro de la cancha. Uno se puede equivocar o no, pero aprende. Si soy un técnico que me caliento, que voy corriendo de un lado para otro, no.

–¿Usted considera que eso se transmite a los jugadores?

–Sí, y cuando se transmite el nerviosismo desde el banco, la incertidumbre, la tensión, el jugador lo siente, seguramente. Pero ojo que es mi manera de ser y de ver el fútbol y de pensar que el jugador se va a sentir más cómodo dentro del campo.

–¿Qué opina del nirvana futbolístico actual consistente en lograr “precisión en velocidad”?

–No me cae bien.

–¿No le cae bien?

–No, no... la velocidad no me gusta. No me gusta que el mío sea un equipo de velocidad. La velocidad se emplea en distintos momentos del partido, del juego. Seguramente me seduce ver el fútbol que tiene, como dice usted, precisión en velocidad, que es muy difícil de conseguir. Pero los que mejor lo hacen son los ingleses, y no todos. Algunos equipos ingleses. Me parece que en eso se destacaron siempre, nosotros no. Queremos hacerlo, pero no tenemos esa clase de jugadores. El fútbol argentino siempre se destacó por otras cosas, no por eso. Es decir, por el jugador talentoso que siempre hizo la diferencia.

–Esta idea básica del juego, ¿tiene más que ver con su ideología futbolística o con la forma que tenía de practicarlo usted?

–Es un poco por mi forma de jugar y de cómo veía yo al fútbol, de cómo me gustaba o cómo se jugaba al fútbol. Es la clase de jugadores que le dio muchas satisfacciones al fútbol argentino. A mí me gusta ver jugadores técnicos, un equipo que haga 5, 6, 7 pases seguidos. Pero no intrascendentes, como piensan algunos. Ese pase que lastime. Digamos, jugadores que gambeteen, que controlen la pelota. Yo no estoy de acuerdo con el fútbol que se juega hoy. Un fútbol apurado, precipitado, donde hay mucha fricción, mucho físico. El fútbol moderno a mí, por lo menos, no me gusta. Ese donde se corre más que la pelota, se piensa poco y en el que hay tantos jugadores lesionados adentro de una cancha. No me gusta.

–Messi sería el paradigma de lo contrario: ¿un jugador distinto y rápido, pero no apurado?

–El jugador distinto se puede dar ese lujo. Lo aplaudo, sea Messi o Cristiano Ronaldo, como cualquier otro que haga esas cosas. Quiere decir que gambetee en diez segundos a 2 o 3 jugadores. Es lo que ahora nos está faltando a nosotros acá. Esa velocidad la emplea Lionel cuando la tiene que emplear. Es muy inteligente y sabe dónde y cuándo acelerar para tener esos 10 segundos de desequilibrio. Hoy es muy difícil tener un jugador así.

–Queda claro cuál es su pensamiento, incluso sus diferencias con respecto a ciclos anteriores. Por ejemplo, con el de Marcelo Bielsa.

–Ojo, que yo no me meto con los pensamientos de cada técnico. Yo digo lo que me gusta a mí. Lo respeto mucho a Bielsa porque sacando el Mundial, que es lo más importante, le fue bien. Ganó los partidos con un fútbol diferente del que me gusta a mí, de mucho más vértigo. El mío quizá parezca un equipo más lento. Pero mi meta es que tenga control de pelota, que el equipo no juegue apurado, como le digo.

–¿Que se defienda con la pelota?

–Esa es la mejor defensa que tiene un equipo, me parece a mí, ¿no? Defenderse con la pelota. Uno intentó siempre inculcarles a los jugadores que piensen en el área rival. Pero a la hora de defender, todos tenemos que defender, ésa es la obligación que tiene el jugador. Me gustaría que en la Argentina se juegue de esa manera, aunque va a costar.

–Cuando dirigía a la Selección, Bielsa definió en una conferencia de prensa que el problema del fútbol es atacar en espacios muy reducidos y defender en espacios muy amplios. ¿Está de acuerdo?

–Seguramente. Cuando digo que me gusta atacar y me gusta que tengan esa mentalidad, no soy ningún inocente para pedir: “Bueno, nos descuidamos y vamos todos para arriba”. Digo que a la hora de tener la pelota, la obligación de todos es jugarla. Por eso elijo futbolistas técnicamente bien dotados, antes de que sean altos, antes de que vayan al gimnasio y hagan pesas. Elijo esa clase de jugadores. Me fijo más en la parte ofensiva que en la parte defensiva. Después, trabajamos ésta. Hay equipos que juegan 4-4-2 y los agarran de contragolpe también.

–En otra entrevista usted dijo: “Mascherano conmigo juega”. ¿Es lo mismo que decir “Mascherano y diez más”, como anunció una vez Maradona?

–Conmigo juega. Seguramente a mí no me saldría decir “éste y diez más”. Porque sería un compromiso con el jugador, al que le puede pasar cualquier cosa. Mascherano es importante, yo lo veo muy importante. Primero, porque puede ser buena salida. Creo que acá confundimos mucho a Mascherano. Técnicamente es un muy buen jugador, tiene mucha precisión en los pases, en los pases cortos, que es lo que busca uno. Y en los pases largos hoy también. Muchas prácticas en el Barcelona le dieron esa precisión. En la Argentina él siempre fue el que recuperaba, porque corre muy bien la cancha. Es el número cinco que le tiene que dar salida al equipo. Está capacitado para hacerlo.

–Una de las preocupaciones que tiene es que en la Argentina no existan laterales izquierdos de buen nivel. ¿A qué lo atribuye?

–Pasa muchas veces por los representantes, que no quieren que sus representados jueguen de marcador de punta izquierda. No quieren llevar a los chicos a jugar de marcador de punta. Todos quieren ser delanteros, quieren ser número 10. Con todo este tema de las ventas que hay, es muy difícil. ¿Cuál es el jugador más buscado? El número 3. Yo haría un pibe número 3: si sé que va a ser vendido a los dos minutos. En el fútbol argentino está costando mucho en distintos puestos, no sólo en el de marcador.

–¿Cuáles son?

–Por ejemplo, quiero jugar con un número 5 solo en la mitad de la cancha y no puedo. Por la costumbre del doble 5. No es lo mismo jugar con un 5 al lado que estar parado en la mitad de la cancha y abarcar todo el mediocampo. Nos pasa hoy con los chicos en la Sub-20, en la Sub-17. Queremos jugar sólo con un cinco y los chicos no saben, no están acostumbrados a jugar, siempre tienen que tener uno al lado. Cuando se van a probar los chicos, dicen: “Juego de doble 5”. Yo no lo entiendo, nunca conocí ese puesto.

–Dice que pretende poner un solo número 5, pero juega con varios al mismo tiempo: Banega, Mascherano, Gago...

–Porque no hay número 8.

–O sea, ¿más vale un buen volante central improvisado como número 8?

–Si tiene la técnica y entra en el juego, que yo quiero que sea el de control de la pelota, seguramente sí. Es más: yo busco esa clase de jugador. Banega es una clase de jugador que tiene un control de pelota enorme. Es muy difícil sacársela y puede jugar de 8, de 10, de enganche. Porque técnicamente es muy bueno y tiene mucho control, cuida muy bien la pelota. Gago también. Mascherano no. Yo no pondría nunca a Mascherano de 10 ni de 8, porque sé que no tiene el mismo control.

–En esta Selección, con el equipo girando alrededor de Messi, ¿es posible la convivencia con un jugador conceptualmente opuesto del estilo de Riquelme?

–Son todos grandes futbolistas y demostraron en los Juegos Olímpicos que pueden jugar juntos. Seguramente uno busca a Lionel, que es el mejor jugador del mundo y tenemos que aprovecharlo. Hay que armar un equipo en base a él. Por eso le ponemos al lado jugadores que hablan el mismo idioma: el caso de Cambiasso, Banega, Gago, Pastore mismo. Son jugadores que hablan el mismo idioma que habla Messi.

–Con tantos jugadores parecidos, ¿no se diluye la referencia de área que se perdió estos últimos años en la Selección?

–No hace falta. Diego Milito, Gonzalo Higuaín, son jugadores de área, referentes de área. Para una determinada situación de partido pueden estar. Pero nosotros tratamos de tener también dos jugadores veloces por afuera. Un 9 como Lionel, que genera mucho fútbol, que es un 9 que no es de área pero va para adentro y puede definir en cualquier momento. Entonces, nosotros buscamos ahí.

–¿No analiza recuperar ese referente goleador que representaron en otras etapas del seleccionado Batistuta o Crespo?

–No, yo tengo a Messi... (risas). Uno busca, seguramente, la comodidad del mejor jugador del mundo. Que tiene la mayor cantidad de minutos que dura el partido con la pelota en los pies. Y en una posición muy buena para él.

–Suele decir que en el fútbol rema contra la corriente. Es difícil ser paciente en un ambiente histérico donde se impone la regla de llegar más rápido o antes que el otro, importando, sobre todo, la velocidad. ¿Cómo convive con eso?

–Tranquilo, porque estoy convencido de lo que hago y de lo que quiero. No todo es presión, por eso yo muchas veces digo que hay que hablar de fútbol. ¿Qué quiero decir cuando digo que hay que hablar de fútbol? Que se analicen los partidos. Hay que informar bien a la gente, hay que analizar. Me parece que el fútbol argentino tiene que ser otro. Quiero que se entienda: me gusta ganar como a todos y sé que tengo la responsabilidad de ganar. Pero también hay otras cosas que analizar más allá del resultado.

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Imagen: Bernardino Avila
 
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