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Lunes, 2 de abril de 2007

FúTBOL › DEL DUELO DIAZ-CABRERO A LA PROLIFERACION DE CHOMBAS

Bancos y tribunas repletas de Ramones

 Por Ariel Greco

“Oy, oy, oy/oy, oy, oy.../es el equipo de Ramón...” El histórico canto de los hinchas de River se mudó de barrio. Antes del partido, en el Nuevo Gasómetro sonó el grito símbolo, aunque, claro, desde la tribuna visitante: Gracias a las buenas campañas de los últimos años, los hinchas de Lanús cantaron por Ramón Cabrero. Del otro lado, todavía la gente de San Lorenzo no se anima a corear a su entrenador, por más que cada día Ramón Díaz se gana más a su público. Tanto que en cada partido, el modelo de su chomba aparece más en la tribuna, como una moda que llegó para quedarse.

Pese a las gambetas de Gastón Fernández, las corridas de Diego Rivero, los goles de Andrés Silvera, las pisadas de Cristian Ledesma o la seguridad de Agustín Orión, está claro que la figura de este San Lorenzo sigue siendo el entrenador. Durante toda la semana, Díaz insistió en la posibilidad del regreso de Lavezzi y armar el tridente ofensivo junto con Fernández y Silvera. Sin embargo, al momento de entregar la planilla el que apareció fue Alvarado como volante central para reemplazar a Hirsig y Lavezzi esperó su turno en el banco. Igual, respecto al partido anterior, también hubo un movimiento táctico, porque Ledesma apareció más adelantado.

Lo que en principio pintaba una variante especulativa, muy pronto quedó refutada por la realidad. Porque en el duelo de Ramones, Díaz le ganó claramente la pulseada a Cabrero. El tándem Adrián González-Rivero superaba a Leto ubicado casi como extremo izquierdo, tanto en el momento de defender como a la hora de atacar. Motivado a full y con una actitud que hasta un par de meses parecía olvidada, San Lorenzo se llevó por delante a Lanús para completar una tarea que le sacó más de una sonrisa al entrenador. Como para justificar los 1000 pesos que, según Ramón, pagaría por ver a su conjunto.

Lo cierto es que a esta altura del mes, Díaz se debe haber compadecido de sus hinchas.Y probablemente, les haya hecho una rebaja. Eso sí, les dio la mitad del espectáculo, ya que de la fiesta los llevó al sufrimiento. Igual, aun en los malos ratos, la mano del técnico también se notó. Con el partido 1-0 y en el momento más complicado del desarrollo, Ramón intentó mandar un mensaje desde el banco, para que sus jugadores salieran del fondo. Lejos de lo que dicta la cátedra, el técnico puso el tridente en cancha con el ingreso de Lavezzi por el golpeado Rivero, con lo que Fernández pasó como enganche. Dentro del campo, el equipo no tuvo la reacción esperada, por lo que el experimento apenas duró apenas seis minutos. Adentro Torres y otra vez a balancear la mitad del campo.

Los últimos minutos fueron para aguantar, tanto para Díaz como para la gente. Hasta que llegó el pitazo final. Es verdad, no se escuchó el “oy, oy, oy.../ es el equipo de Ramón”. Pero está claro que el San Lorenzo puntero lleva su sello.

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Chiquito Bossio se lamenta luego del gol de Silvera, que festeja abrazado por sus compañeros.
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