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Lunes, 10 de diciembre de 2012

AUTOMOVILISMO Y MOTORES

Una piña increíble

 Por Daniel Guiñazú

Siempre tienen una sorpresa, siempre hay polémica, siempre ofrecen algo más. A fuerza de grandes peleas, el mexicano Juan Manuel Márquez y el filipino Manny Pacquiao han construido a lo largo de cuatro enfrentamientos algo así como el superclásico del boxeo del siglo XXI. Se habían enfrentado tres veces, Pacquiao había ganado dos y en una se había registrado un empate. Volvieron a verse las caras en el estadio del MGM Grand Hotel de Las Vegas en la madrugada del domingo. Y este cuarto choque estuvo a la altura exacta de los tres anteriores.

Márquez (66,678 kg) ganó por primera vez. Y lo hizo por fuera de combate. A los 2 minutos y 59 segundos del 6º round disparó una formidable derecha recta en contragolpe que tomó a Pacquiao (64,800 kg) lanzado hacia adelante y lo derribó haciéndole pegar la cara contra la lona del cuadrilátero. Tan nocaut cayó el filipino que el árbitro Kenny Bayless inició la cuenta, pero rápidamente debió interrumpirla para que los médicos de emergencia de la Comisión Atlética del estado de Nevada apresuraran la atención del Pac Man, que demoró algunos minutos en volver en sí y que más tarde completó su recuperación en el centro médico de las Universidad de Las Vegas.

Pero hubo mucho más en la pelea que una definición electrizante. Márquez ya había volteado a Pacquiao en el 3º con una derecha voleada y Pacquiao había hecho lo propio con Márquez en el 5º asalto con una izquierda recta que le quebró las rodillas y le hizo apoyar los guantes sobre el tapiz. Al momento del nocaut, la tendencia del combate parecía favorecer a Pacquiao, que estaba un punto arriba en las tarjetas de los tres jurados. Pero Márquez, cuatro veces campeón del mundo, tiene clase, coraje y poder, y se dio el lujo de ratificarlo, noqueando al filipino por tercera vez en su carrera.

Habrá que ver qué decide hacer Pacquiao con su vida y su carrera tras semejante derrota. Su madre le pidió el retiro y más de uno en su entorno cree que, próximo a cumplir 34 años, debería hacerle caso y concentrarse en la política (es diputado nacional en su país), la publicidad y la música. En 2012 perdió las dos peleas que hizo y no puede alcanzar más gloria de la que ya ha alcanzado, ganando títulos mundiales en seis categorías diferentes. Márquez tiene 39 años y tampoco sabe que será de su futuro. Sólo disfruta de su presente, que luce inmejorable después de haber ganado al estilo de los grandes como él.

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