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Lunes, 4 de mayo de 2015

FúTBOL › BOCA DOMINABA PERO NO SE IMPONíA ARRIBA, LO HIZO CUANDO ENTRARON LOS RELEVOS

Lo ganó con la fórmula del equipo y medio

Los ingresos de Gago, Pavón y Pérez fueron clave para que los locales plasmaran en el marcador lo que habían insinuado a partir del trabajo de Lodeiro, la levantada de Cubas y la firmeza en el fondo del Cata Díaz, Peruzzi y Burdisso.

 Por Facundo Martínez

Es cierto que Boca tuvo algunas oportunidades para ganar el partido en la primera parte, como el remate de Daniel Osvaldo que pegó contra el palo derecho del arco de Barovero, o como el disparo que Andrés Chávez, desde el corazón del área y con todo a favor, hasta el viento, resolvió tan mal, pegándole por arriba, que les hizo doler los ojos a los hinchas. Tan cierto como el hecho de que, de no haber ingresado Fernando Gago, Cristian Pavón y Pablo Pérez en la segunda parte, el primero de los tres Superclásicos de mayo, el del torneo local, bien pudo haber terminado empatado y sin goles.

La clave estuvo pues en los relevos. Ellos le cambiaron la cara al equipo de Rodolfo Arruabarrena y le aportaron el peso ofensivo que no habían podido darle ni Federico Carrizo ni Chávez y tampoco Marcelo Meli, que ayer precisamente no tuvo lo que se dice una tarde soñada. En la primera parte, si Boca había sido un poquito más que River fue sencillamente porque cuando el uruguayo Nicolás Lodeiro se encendía, la pelota comenzaba a rodar por abajo, algo que le hacía bien al partido. El problema fue quizá que le faltó ayuda al uruguayo en el medio. Porque Andrés Cubas tenía demasiado trabajo conteniendo las buenas intenciones de River en el mediocampo, desde donde Matías Kranevitter se imponía para cortar y darle juego al colombiano Teo Gutiérrez y a Rodrigo Mora.

Si los delanteros millonarios no tuvieron en la tarde de ayer la importancia de otros partidos para el conjunto millonario, fue por mérito de los dos marcadores centrales xeneizes, Guillermo Burdisso y Daniel Díaz, que fueron, al igual que Gino Peruzzi, garantía de marca y anticipo para el equipo de Arruabarrena. Cuando fallaron, River tuvo algunos buenos momentos, como el remate de Carlos Sánchez que se fue por arriba, o el remate que Orion le tapó a Mora. Pero cuando acertaron, le dieron a Boca el envión necesario para adelantarse en el campo de juego y plantear el partido cerca del arco rival. A diferencia de Peruzzi, Luciano Monzón estuvo un poco más contenido y se soltaba poco en ataque.

La seguridad de Agustín Orion, la firmeza del Cata Díaz, los anticipos y las trepadas de Peruzzi, la afinación de Cubas en el medio, sumados a los ingresos de los tres relevos le dieron a Boca el plus que necesitaba para ir a buscar el resultado, justo cuando el partido parecía encaminarse a una igualdad sin goles.

Gago fue de menor a mayor, cuando dejó de protestar se asoció bien con Lodeiro y con Pérez, y terminó de inclinar la balanza a favor de los locales. De un centro de Osvaldo nació el primero de Boca, no llegó a conectar Pérez, pero le quedó al chico Pavón, que se quitó la espina que Vangioni le había clavado en el superclásico del verano cuando consiguió poner a su equipo en ventaja. Para River fue un golpe duro, porque variante por variante, Boca había capitalizado mejor sus cambios.

No terminaba de asimilar la desventaja el conjunto Millonario cuando apareció Pérez –que poco a poco había ido imponiendo su garra en la zona media– y tras una combinación con Lodeiro terminó anotando el segundo para sellar un triunfo valioso, que además de dejar a Boca como único puntero del torneo de Primera División, le da impulso para afrontar el primer duelo copero, el del próximo jueves en el Monumental, con un poco más de aire y, quizás, un poco menos de cautela.

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Todo Boca festeja el gol de Pavón, el primero de la tarde.
Imagen: Alejandro Leiva
 
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