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Domingo, 10 de febrero de 2008

ZIEMBROWSKI, SANTORO Y MI SEñORA ES UNA ESPíA

Ultimas imágenes del peronismo

 Por Horacio Gonzalez

En películas como La vida por Perón y Pulqui siempre veo la figura de Luis Ziembrowski como actor. Trabaja en una de esas películas, pero más allá de eso veo un tipo de actor paródico. A Luis Ziembrowski, muy buen actor, lo veo como en el centro de esta reconversión del “tema peronismo” a un tratamiento ensayístico por parte del cine pero de carácter extremadamente paródico que es tan trascendentalmente a-ideológico que aparece tanto como el festejo de Pulqui, como la idea de armar una heráldica peronista en Daniel Santoro, como la crítica de la izquierda de los ’60 del peronismo. En cualquiera de estas versiones está la idea de que hay que entrar dentro de la leyenda para hacer algo con ella. Es un poco posterior a lo que hacen Solanas y Favio en cine, cada uno pensando el engarce mitológico del peronismo de distintas formas. Solanas piensa de forma laica el engarce mitológico. Una de sus grandes películas, Los hijos de Fierro, utiliza unas posiciones temporales, da al peronismo un tiempo arcaico y ofrece una gauchesca, una estética gauchesca. En Favio, en Sinfonía de un sentimiento, la estética ya es totalmente cristiana, ofrece al peronismo la redención cristiana. De algún modo son consecuencias inevitables del tipo de hermeneuta que era Perón. Perón es un gran hermeneuta y ciega, anula, involuntaria o voluntariamente, las posibilidades de que haya una hermenéutica capaz de desencriptar el peronismo. Perón como hermeneuta dice que lo es, en esa palabra por supuesto, y al mismo tiempo desea evitar que el peronismo sostenga fuentes de comprensión nítidas de tipo sociológico, historiográfico.

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