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Domingo, 13 de enero de 2013

El alma del Sr. Nobel

 Por Liao Yiwu

Señoras y señores del Comité del Premio Nobel de Literatura:

Como escritor chino recientemente exiliado, entiendo que mi agonía personal no pueda representar el criterio para asignar el Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, aun así quisiera expresar que existen graves problemas tanto en la persona como en las obras de Mo Yan, a quien le fue otorgado dicho premio en este 2012.

Eruditos como son, me parece que no han experimentado una dictadura, ni cuentan con un sentido real de todo el mal hecho por el Partido Popular Comunista, y es debido a esta deficiencia que seleccionaron a Mo Yan, un escritor que logró convertirse en el vicepresidente de la Asociación de Escritores de China, controlada por el Partido. Conscientes o no, ustedes comparten la misma opinión de Mo Yan con respecto al Partido Comunista Chino. He aquí cómo Li Changchun, miembro del Comité Permanente del Politburó del Partido, expresa orgullosamente su posición respecto de la premiación de Mo Yan diciendo: “Es el reflejo tanto del progreso y la prosperidad de la literatura china como del constante crecimiento de la influencia china a nivel internacional”.

En cuanto al nivel de la obra literaria de Mo Yan, en principio yo no quería decir nada. En 1989, Mo Yan era un participante activo en el movimiento para la libertad y la democracia, pero luego de la represión se apartó inmediatamente. Al igual que Zhang Yimou, Mo Yan también decidió evadir el tema de 1989 en su obra. Esto es equivalente a la situación de los escritores en la Unión Soviética que se abstuvieron de hablar sobre el gulag de Stalin y a la de los escritores judíos que evitaban el tema del Holocausto. (...)

Ahora permítanme hablar del uso del lenguaje. Desde el Nuevo Movimiento Cultural de principios del siglo XX, China ha producido varios buenos escritores. Después de 1979, cuando comenzó a ser accesible una gran cantidad de traducciones de literatura extranjera, la escritura china entró en un periodo de imitación de escritores avant-garde. Casi todas las obras llevaban consigo rasgos de dichas traducciones. De repente, todo el escenario literario de China se encontraba inundado del estilo latinoamericano de la búsqueda de la raíz, el fluido de la conciencia, lo hiperbólico y lo sobrenatural.

El lenguaje literario de Mo Yan también tiene su raíz en estas traducciones, aunque en su caso, la mezcla de esta influencia con la realidad de ciertas zonas de China es más exitosa que en otros. He ahí el por qué de la facilidad de la traducción de las obras de Mo Yan a otros idiomas, pues en ella no existe lo “intraducible de una literatura diferente”. Es decir, él usa el lenguaje de la traducción de la literatura occidental para contar supuestas historias de la China rural.

Por otra parte, los medios oficiales exaltan el nacionalismo enfermizo en Sorgo rojo mientras que Grandes pechos y anchas caderas se desempeñó perfectamente dentro del creciente deseo de vulgaridad en el mercado chino del libro en los noventa. La crueldad y el sensacionalismo en La pena del sándalo son, a lo más, un montón de sinsentido que degrada tanto a la humanidad como a la tradición. He ahí por qué el régimen postotalitario en China acepta a Mo Yan. En cuanto recibe el premio, lo siguen ciegamente. Además, los vicios locales también son frecuentemente criticados por el Partido, al igual que en la sucesión de dinastías donde a menudo los vicios locales eran “puestos en orden luego del caos” por la Corte. La exposición de lo oscuro de la época de Mao Zedong hecha por Mo Yan se da bajo la estrategia de tener su momento de éxito en la nueva era de Hu Jintao; ironizar y criticar a Mao Zedong y Deng Xiaoping hace mucho que se volvió “charla de café” dentro y fuera del círculo del Partido Comunista, exactamente como en la época de Brezhnev la ironía y la crítica a Stalin se habían convertido ya en “política de cocina”, dentro y fuera del partido. Además de ser seguro, esto implicaba una justicia de autoengaño. Señoras y señores, ustedes seguramente saben que “escribir poesía después de Auschwitz es una barbaridad”. En el caso de China, luego de la masacre del Tiananmen, en 1989, la escritura que evita el testimonio es vergonzosa. Las acciones de Mo Yan han ido más allá de sólo “evitar el testimonio”.

Durante la Feria del Libro de Frankfurt de 2009, el público alemán y los medios internacionales tuvieron la oportunidad de escuchar el discurso socarrón de Mo Yan como el escritor elegido por el gobierno chino. Por tanto, estoy de acuerdo con la aseveración de Herta Müller: “Es una catástrofe que este año hayan seleccionado a Mo Yan como ganador del Premio Nobel de Literatura, siendo él un oficial de alto rango del Partido Popular Comunista y previamente oficial de la Armada de Liberación”.

Sus predecesores premiaron en su momento a Sholokhov, un oficial soviético de alto rango partidario de la opresión cultural. Fue un desastre que, estoy seguro, habría molestado a la buena alma del Sr. Nobel en el cielo.

Ahora lo han hecho una vez más, en esta ocasión con un oficial comunista chino de alto rango y partidario de la censura a la libertad de expresión: esto hará llorar al alma del Sr. Nobel.

Liao Yiwu (Sichuan, 1958) es un poeta y músico chino. Desde el 2011 reside en Alemania luego de ver su trabajo como escritor cercenado por el gobierno chino debido a cuestiones de seguridad interna. Yiwu fue encarcelado en febrero de 1990 por escribir poemas que criticaban al partido, como “Masacre”, publicado luego de los sucesos de 1989 en la plaza Tiananmen. Ya liberado, vivió un tiempo como músico callejero y logró publicar una serie de entrevistas realizadas a los prisioneros con los que convivió durante su encarcelamiento. En 2012 ganó el Premio de la Paz del Gremio Librero Alemán en la Feria de Frankfurt de ese año. El 25 de noviembre pasado envió esta Carta Abierta.

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