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Sábado, 21 de junio de 2008

NOTA DE TAPA

Artes del coco

Esta semana fue lanzada en Brasil la Colección Babacu del Proyecto Artenorte, que suma al Sebrae, al Laboratorio Piracema de Design y a más de 90 artesanos de Tocantins. Todo para potenciar las posibilidades del fruto de palmera y revertir así la vulnerabilidad que sufren, sobre todo, las mujeres quebraderas de coco.

 Por Luján Cambariere

¿Cuánto jugo se le puede sacar a un coco? Sin dudas, ésa debe haber sido la primera pregunta que se hizo el Sebrae/TO en Araguaína (Servicio Brasilero de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas) para convocar a la diseñadora Heloísa Crocco y en su nombre al Laboratorio Piracema de Design (del que ya hemos dado cuenta en este suplemento) para un proyecto en común en esa zona. Es que, si bien la meta de esa entidad sin fines de lucro es siempre la misma –fomentar el desarrollo sostenible, la competitividad y el perfeccionamiento técnico de las microempresas industriales, comerciales, agrícolas o de servicios–, cada región de un país tan vasto como Brasil impone sus propios desafíos.

Así parece que en la región de Bico do Papagayo, localizada en el extremo norte del estado de Tocantins, la mira e identidad está puesta en la palmera de babacu y el coco, su fruto. La abundancia de esta materia prima, fuente de subsistencia y a la vez de serios conflictos para la población rural, especialmente para las mujeres, las quebradeiras de coco de babacu que, como tantas otras, ponen el pecho a situaciones de extrema injusticia y vulnerabilidad. Protagonistas ellas, en la década del ‘80, de la primera plana de los diarios por la violencia sufrida en su lucha contra latifundistas que les exigían que intercambiasen la almendra que recogían durante todo el día –en promedio de 10 a 12 kilos– por alimentos. Además, y fundamentalmente, de obstaculizarles el paso a las plantaciones de palmeras, única fuente de ingresos. Desde esa época, las quebradeiras se organizan para ver la forma de reivindicar sus derechos, sobre todo frente a intermediarios que les pagan precios irrisorios por la almendra o el óleo extraído del coco. Precisamente esta situación, sumada a la abundancia del recurso en la zona, es la que generó la discusión en torno de las posibilidades de ampliar su utilización gracias a la generación de productos. El binomio artesanía-diseño ofrece esta alternativa. Por lo menos así lo entiende el Sebrae, que convocó al equipo Piracema con el que trabajaron en conjunto durante más de un año y medio, y hoy pueden mostrar orgullosos los frutos. Una bella colección de más de ochenta piezas entre blanquería (sábanas, manteles, cortinas, individuales, almohadas), accesorios (collares, aros, bolsos), utensilios domésticos, pufs, cestas, flores, velas y luminarias, realizadas por noventa artesanos de seis municipios de Bico de Papagayo (Aguiarnópolis, Araguatins, Nazaré, Lucinópolis, Tocantinópolis y Sao Bento). Piezas que tienen al coco y su historia como motivo y emblema. Y que hoy Crocco revela en primicia a M2, por saber de nuestra pasión por estas experiencias. A lo que nosotros deberíamos agregar “sana envidia”, ya que soñamos con que algún día las instituciones de nuestro país también entiendan el potencial de estas alianzas y copien estos “modos de hacer” que tantos frutos (de otro tipo) dan en el país vecino. Y que, por otra parte, se proyectan al mundo (cabe sumar que, simultáneamente a esta presentación, Crocco y su equipo fueron seleccionados para participar con su proyecto Morada Brasil en el London Festival of Architecture que se realiza hasta el 20 de julio en Londres). Prototipos de viviendas referenciadas en la cultura brasileña y sus más diversas formas de expresión, donde obviamente la artesanía unida al diseño es un pilar fundamental.

Con Heloísa Crocco

–¿Cómo surge el proyecto?

–El Sebrae invitó al Laboratorio Piracema de Design, del cual soy coordinadora, a realizar un diagnóstico de la Región do Bico do Papagaio con vistas a la implementación del proyecto Artenorte (Artesanato da Amazonia Legal Tocarinense). La demanda fue identificada en virtud de la abundancia de palmeras de babacu en esa parte de la Amazonia. Y el desafío era transformar el artesanato producido por las mujeres Quebradeiras de Coco de Babacu, toda una institución en la región, y demás artesanos, en productos de calidad a través de la intervención del diseño. Productos que pudieran trascender fronteras y de ese modo llevar la historia e impronta de ese lugar, además de, básicamente, convertirse en una nueva fuente de ingresos. El principal objetivo que se propuso el Sebrae es consolidar la actividad artesanal de la región como la principal fuente de ingresos, por medio del rescate y preservación de la identidad cultural, del incremento de la producción y de la mejoría de la calidad de los productos artesanales, del agregado de valor y aumento de las ventas.

–¿En qué situación se encontraban?

–Esta es una región donde todo está comenzando. La mayoría de las mujeres vivía sólo de la extracción del coco, porque no hay otras posibilidades de trabajo. Como regla, en un pasado no muy lejano, utilizaban el babacu apenas para la extracción de la castaña, del aceite o para la producción de carbón vegetal. Lo que limita mucho su ingreso, a pesar de que el babacu es un tipo de palmera con muchos usos. Se aprovecha desde la avellana, la cáscara, el tronco y las hojas. El aceite se extrae de la avellana, la cual contiene aproximadamente 72 por ciento de lípidos y ácidos grasos. Es utilizado por la industria cosmética para champú, jabones, lápices labiales, cremas y detergentes por sus propiedades emolientes. Además, las quebradeiras aprovechan la parte que queda enseguida debajo de la cáscara para producir lo que llaman harina de mesocarpio, usada para hacer polenta, tortas y bizcochitos. Igual, esto sólo no alcanza. El aceite que tiene aroma de avellana es usado también en platos regionales, especialmente a base de pescado. Los cocos caen de los árboles cuando están maduros y son recolectados en pequeñas áreas de tierra trabajadas colectivamente por la comunidad local. Son las quebradeiras quienes rompen las castañas con un machete para extraerle el aceite. Un trabajo realmente duro.

–¿Qué potencial tiene el coco para el diseño de producto?

–La palmera de babacu es nativa. Un tipo específico de palmera que crece de forma extensiva de forma sumamente abundante. Por lo que es referente de identidad del pueblo. Y motivo de muchas luchas y conquistas. Desde ese punto de vista es interesante trabajar especialmente para reafirmar toda la iconografía del coco y de la palmera, valorizando la especie y la historia de esta gente de la región. Además, su fruto es bello y nos dio mil posibilidades.

–¿Qué parte usan?

–Toda la palmera (tallo, hojas) y todo el fruto son aprovechados. Fileteando el fruto hicimos todo tipo de collares, accesorios, fruteras y hasta lo usamos de patrón para estampas. Las fibras fueron tejidas. En fin, de todo.

–¿Qué fue lo más difícil del proceso?

–La organización del área de gestión de la producción en los núcleos de artesanato y la sensibilización de los comerciantes para lanzar la colección, porque los artesanos no poseen capital de giro para dar los primeros pasos rumbo a eso. El conocimiento y el diseño deben caminar paralelos a estas cuestiones, si no, es muy frustrante. Por eso, a lo largo del proyecto, los artesanos recibieron capacitaciones en gestión, cooperativismo, diseño y acceso al mercado, ya que son ellos mismos los que irán administrando y manejando su producción y ventas.

–¿Cuánto tiempo les llevó el proyecto desde el inicio hasta la realización del producto?

–El diagnostico se realizó en agosto de 2006 y la vivencia inmersiva de siete días de laboratorio con los artesanos fue en noviembre del mismo año. A lo largo de 2007, las comunidades involucradas en el proyecto Artenorte fueron capacitadas por el equipo de consultores de Tocantins con nuestra coordinación para viabilizar la producción de la colección con vista a su inserción en el mercado. El lanzamiento de la colección y su catálogo fue esta semana en territorio Tocantinense. En agosto será lanzado en San Pablo durante la Craft Design que estará presentando Artenorte como proyecto social. Además, los artesanos ya venden sus productos a las tiendas Tok & Stok y el video con la historia de la colección pasa por circuito interno en los 28 locales en red de todo el país.

–¿Qué repercusión tiene esta iniciativa en los artesanos?

–La expectativa de los artesanos es muy grande, ya que hay demasiadas cosas en juego, sobre todo un año y medio de trabajo. Particularmente las quebraderas de coco de babacu visualizan en la palmera oportunidades de subsistencia, inclusión social y preservación ambiental. Cabe aclarar que ellas desde siempre han cuidado este recurso natural. “El babacu es casi mi vida. Compraba comida, ropa y calzado para mí y para mis hijos gracias al aceite”, contaba hace unos días Iraídes de Souza Morais, de 73 años, ex quebradeira de coco de Araguatins, con 10 hijos y 28 nietos. Hoy, ella es una de las artesanas del Proyecto Artenorte y nos decía que ahora estaba muy esperanzada con la artesanía. “Todos estamos apostando para ver si nuestra vida mejora”, aclaraba.

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