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Jueves, 19 de abril de 2007

THE JACQUELINE TRASH

Cebras lunáticas

No son unos rayados, pero en su estilo entra tanto la psicodelia de los 70 como la música disco. Y tienen ¡un DJ de imágenes!

 Por Julia González

Parte de The Jacqueline Trash toma cerveza en un bar de Córdoba al 5600, similar a los que aparecen en las viejas películas del canal Volver. Y no, no llevan al cuello los pañuelos de cebra que usan cuando tocan. Juan Pablo (voz), Nicolás Removedor (guitarra), Pablo El Nono (bajo) y Nicolás Ñ (guitarra) hacen un repaso de sus comienzos, hace cuatro años, cuando les parecía que nadie quería unirse a la banda de un cantante y un guitarrista que tocaban de todo, sin hacerle asco a ningún estilo. De esta forma, durante todo 2003, los instrumentos pasaron de mano en mano por diversos músicos que no se adaptaban al no-estilo de la banda, hasta llegar a ser estos seis “mutantes” que hacen gala del glam (heredado de Bowie y T-Rex) y la psicodelia. Matías Vázquez (batería) y Martín Pisotti (proyecciones, diapositivas y Súper 8) completan la formación de The Jacqueline Trash, buscadores de la diversidad de subgéneros, influidos tanto por la música disco como por el rock psicodélico de los ‘70. “Podemos tocar muy fuerte y de repente tocamos algo muy tranquilo o muy bailable”, explica Juan Pablo. “Nos gusta experimentar en vivo algo que no estaba ensayado, o con imágenes que tal vez no estaban programadas.”

Una curiosidad de esta banda es que Pisotti funciona como una especie de DJ de las diapositivas. Y aunque no sube al escenario, posa en las fotos como uno más de los músicos. “Tenemos conciencia de que queremos transmitir climas desde lo sonoro y desde las imágenes”, dice El Nono. “Buscamos transportar a la gente que viene a vernos. No queremos que vea solamente un espectáculo sino que además venga a viajar mentalmente con la imágenes.” A Pisotti lo llamaron DJ porque, en vez de bandejas, mueve imágenes, que no son digitales sino analógicas. “Muchas bandas proyectan, pero acá es todo analógico. No es que pone play y ya está sino que él entra a tiempo con los cortes, con los cambios de la música”, dice Nicolás Removedor.

—¿Por qué se llaman The Jacqueline Trash?

Juan Pablo: —Siempre contamos algo diferente con respecto al nombre de la banda. Cuando bautizamos a la banda éramos cuatro chicos y en vez de ponerle el nombre de algo que nos representara, nos pareció que la música era la que iba a representarnos, no el nombre. Entonces buscamos el nombre de una chica, porque el nombre del grupo no va a representar la música que hacemos. Y Trash como un contraste, un detalle.

Un detalle, lo mismo que los pañuelos de cebra que usan en vivo, como recreando la psicodelia que envuelve su estética. Lo último que grabó The Jacqueline Trash fue el split junto a los chilenos The Ganjas, como una especie de comunión entre ambas bandas. El lado A tiene tres canciones de los argentinos y el lado B, dos canciones de The Ganjas. En 2003 habían debutado con su primer EP, Nada más ajeno a mí, grabado luego de los primeros cuatro ensayos. Dos años más tarde fue el turno de Just Four Escences Dance in their Own Smoke Circles, que sólo tuvo edición en CD-R, y a fin de mes Scatter publicará el primer disco-disco de TJT. ¿Cómo iba a llamarse si no Cebra?

The Jacqueline Trash toca el viernes 27, a las 21, en el Ciclo Nuevo del Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551), junto a Camila Barre.

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