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Jueves, 22 de mayo de 2008

ACUSTIZADOS A LA FUERZA

Daño colateral

Sigue complicado conseguir lugares para tocar en Capital. Tres bandas rockeras dan cuenta de este proceso que los llevó a convertirse en agrupaciones acústicas.

 Por Julia González

LE PORC, PALERMO UNPLUGGED

“Tengo las pelotas llenas del charango”

Foto: Cecilia Salas

“Arrancamos a tocar hace cinco años, grabamos un EP de cinco temas, una cosa más rockera, y comenzamos a rondar por todo el circuito de bares de Capital. También tuvimos algunas fechas por el Gran Buenos Aires, y todo bien. Hasta que pasó esto de Cromañón y se complicó un poquito la cosa”, repasa Pablo (guitarra y voz) los comienzos de Le Porc, una historia conocida por muchas de las bandas del under local. Entonces, cuenta Pablo, a partir de Cromañón comenzaron a tomar el camino de las presentaciones acústicas, a pesar de sufrir la pasión por los equipos y los cables. El año pasado hicieron un ciclo de fechas desenchufadas en una casona de Palermo que les habían prestado, y se dieron el gusto de invitar a otros músicos a tocar, con el descaro de no cobrarles nada. Descaro porque está de moda manotear siempre una porción a la torta de la viveza criolla. A fines del año pasado, Le Porc sacó su primer disco homónimo, amparados por la Unión de Músicos Independientes.

“Saliendo del circuito rockero-bolichero-explotador pintó una alternativa de hacer algo chico con poco volumen para ampliar más el espectro y tocar más seguido. Esto nació de una necesidad meramente artística. Y después pasó lo de Cromañón”, cuenta Marcos (bajo). El año pasado, Le Porc tocó quince veces en formato acústico y dos eléctricos, porcentaje que hace pensar en que algo no está bien, teniendo en cuenta su cuna rockera, que oscila entre Led Zeppelin, Steve Vai y Black Sabbath.

Convencidos de que los que tienen la manija económica se están aprovechando de los músicos, enumeran una serie de avivadas por parte de los dueños de los lugares para tocar; como que la suma de lo que piden comenzó a ser absurda y muchos de los pibes que están desesperados por tocar no cuestionan estos requisitos. Otra es que los hacen tocar un martes o eligen las bandas que los acompañará dicha fecha, para que sean de diferentes estilos y el público se renueve. “También hay un compromiso de las bandas: hay que organizarse y plantarse con el dueño de este lugar, del otro. Las cosas son como son porque nosotros también dejamos que sean así. El Musicalazo estuvo bueno, pero en definitiva me parece que está faltando una estructura un poco más fuerte para revertir esta situación”, reflexiona Pablo. A los chicos de Le Porc se los ve enojados y disconformes con el sistema que implantaron los dueños de los boliches, pero también se hacen cargo: “Nosotros nos dejamos coger. Estaría bueno decir: ‘¿En este lugar hay que pagar para tocar? Bueno, que no vaya nadie’. En otro lugar del mundo, al dueño de un boliche no le cabe en la cabeza que vos subas a un escenario y tengas que pagar para estar ahí. A él no le cabe en la cabeza no pagarte”, justifica su enojo Martín (batería).

–¿Y dónde queda la electricidad?

Pablo: –Ahora estamos en una mezcla entre lo eléctrico y lo acústico; eso nos abrió una paleta artística, pero a mí me gusta tocar rock. Ahí hay un equipo. Yo con ese equipo voy a cualquier lado y no lo puedo poner a más de uno. Toda una vida juntando plata para comprarme los equipos y de golpe tengo que ir con un charango a tocar. Tengo las pelotas llenas del charango.


UTOPIANS, GARAGE SIN ENCHUFES

“Bueno, las cosas están así”

Barbi, la voz rasposa y a lo Patti Smith de los garageros Utopians, atiende al NO desde Chile, luego de dar indicaciones por chat de la característica que hay que marcar para dar con el país vecino. Utopians esta vez cruzó la cordillera para presentar su primer y humeante disco, Inhuman, producido por los chilenos de The Ganjas y su sello Ganja Records. Si bien la banda de Barbi es una explosión eléctrica, también tuvo que amoldarse a la era del bajo sonido y preparar sus canciones para tocarlas acústicas. En ese plan entran varios formaciones: Barbi sola con su guitarra; Barbi y Gooz, dos guitarras a dúo; y por otro lado, toda la banda (Larry, batería; y Mario, bajo) cuando le piden que toquen bajito, murmurando. “Más allá de tener que adaptarnos, a mí me llena muchísimo más tocar con toda la banda, porque lo que somos es eso en realidad: un grupo de desquiciados tocando garage. Pero, qué sé yo, la primera vez que vine a Chile estaba yo sola con la guitarra, y gracias a ese viaje nos editaron el disco acá y ahora venimos con toda la banda”, cuenta Barbi, a propósito de los rumbos utópicos que tomó su grupo. Inhuman va a ser presentado totalmente eléctrico, aunque el último track se haya transformado en acústico a partir de que fue, durante mucho tiempo, interpretado de esa forma. “O sea que el disco también tiene una canción en formato acústico como parte de todo este proceso que pasamos post-Cromañón”, cuenta Barbi.

La cuestión fue que después de Cromañón y las consecuencias negativas que se conocen, Utopians empezó a recibir propuestas de “venite con la guitarra y tocás acá”. Y así se presentaban en un sótano, un bar, una fiesta o la calle. Fue entonces que comenzaron a pasar las canciones al formato acústico, “el formato más precario”, según Barbi, teniendo en cuenta el sonido de Utopians. Otra experiencia unplugged fue la gira europea que se armó gracias a su disciplinada insistencia con el MySpace.

Se preparó una agenda vía contactos internéticos con fechas en diferentes ciudades europeas, y hacia allí partieron Barbi, su guitarra y doscientos euros. “La gira por Europa fue un antes y un después en mi vida, porque llegué a tocar en fábricas tomadas por grupos socialistas en el este de Alemania y un grupo de adolescentes mirándome, hasta clubs gays en Berlín y sótanos en el sur de Francia con ocho personas”, cuenta Barbi todavía sorprendida a casi tres meses de su regreso.

–¿Y no extrañan los cables?

Barbi: –Obvio, obvio que extrañamos. Lo de tocar acústico es: “Bueno, las cosas están así”. Nosotros somos músicos, queremos tocar donde sea, como sea, entonces le damos para adelante y hacemos lo que sea. Pero ni se compara el eléctrico con el acústico, jamás elegiría el acústico. Es decir, Utopians es un grupo re eléctrico, pero también es una banda que toca como sea y donde sea. Queremos estar en vivo todo el tiempo y si tiene que ser con un tacho de basura lo vamos a hacer, no pasa nada. Pero extrañás, obvio.


VALLE DE MUÑECAS, EL AFTER FOLK

“Este formato tenía que funcionar”

Foto: Cecilia Salas

Mariano “Manza” Esaín, líder de Valle de Muñecas y productor de bandas, también se plegó a la decisión artística de tener un repertorio eléctrico y otro acústico. Pero Manza fue aún más lejos porque, además de adaptar las canciones al desenchufado para tocar, sacó un disco acústico, Folk, después de escuchar cómo sonaban sus temas tocados en vivo en la radio. “Fuimos a tocar a la radio y después nos pasaron la grabación. Estaba buenísima. Entonces dijimos: ‘Esto lo tenemos que grabar así’”, recuerda Manza. Sólo les costó ir un día a la sala de ensayo, tocar las canciones de un tirón y grabarlas acústicas.

El post-Cromañón fue la excusa para ampliar el sonido de Valle de Muñecas: “Cuando empezamos con la banda, teníamos la idea de que en algún momento, por cómo tocaba cada uno, ese formato tenía que funcionar, en el sentido de que es lindo, de que le puede dar un aire distinto a las canciones y generar cosas distintas”, cuenta Manza y entonces, cuando cayó la tragedia sobre el rock y se volvió más difícil tocar, surgieron fechas en lugares más chicos y Valle de Muñecas estuvo de acuerdo en ponerse a la altura de las circunstancias y salir a tocar las canciones sin la necesidad de explotar las cajas de sonido. A partir de ese entonces empezaron a alternar el acústico con el eléctrico.

Folk tiene cuatro canciones nuevas, un cover de Violent Femmes, otro de Neil Young y el resto son reversiones que habían grabado en su primer disco, Días de suerte. Sólo cuatro canciones nuevas, y el resto ya grabadas, son el testimonio de que la música puede mutar con sólo desenchufar el cable del parlante. “Ahora estamos componiendo cosas nuevas, empezando a grabar algo que va a ser el tercer disco y volviendo a tocar, pero más que nada pensando en el disco próximo, sin ponernos tanto a pensar si va a ser acústico o eléctrico”, cuenta el ex Menos Que Cero.

“Me parece que la nuestra fue una salida inteligente y creativa, y que de alguna manera podría haber surgido sin los condicionamientos del post–Cromañón”, dice Manza, pero lo mismo expresa las ganas de que el público pudiera pararse, bailar, hacer pogo o lo que sea, mientras Valle de Muñecas toca. Por esta razón sugiere que el público se ve más condicionado que las bandas. Entonces dice que a lo sumo los músicos se encuentran restringidos de tocar menos de lo que en verdad quisieran.

–¿Les gustaría tocar más seguido en formato eléctrico?

–No extrañamos en general tocar eléctrico. Hay situaciones donde disfrutás muchísimo el formato acústico. Por ahí decís “uy, hubiera estado bueno tocar eléctrico en este lugar”. Pero también pasa al revés. Eso fue lo que tratamos de lograr con el formato, que tenga personalidad propia, que no fuera una cosa chiquita de la otra, que tenga peso por sí misma. De hecho tenemos un público que prefiere el acústico en vez del eléctrico. Y al revés también.

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