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Jueves, 2 de octubre de 2008

LOQUILLO, EL AMIGO DE ANDRéS

“El rocanrol es como el vino, mientras más viejo se pone mejor”

El cantante de la banda Trogloditas se autoproclama como la personificación del rockstar, pero espanta el fantasma del estancamiento.

 Por Mario Yannoulas

Loquillo lo asume: hace personajes. Dice que nunca pagaría para ver a alguien arriba del escenario. Dice: “Yo soy como tú”. Es hijo de la generación de David Bowie y Lou Reed, de la era del rockstar centrípeto, del demasiado ego. El ya histórico cantante español que en la cuna de los ‘80 agitó la escena barcelonesa al frente de Los Intocables y luego le puso gola y pluma a Loquillo y Trogloditas, llega por segunda vez a la Argentina con un pan en forma de redondel digital bajo el brazo. Es Balmoral, su fresco disco solista en el que se dan cita las tres personalidades interpretadas por él a lo largo de treinta años de carrera. “Está el más rockista, el de los Trogloditas; el más inquieto, que trabaja haciendo discos de poesía; y el más frívolo, el hedonista, ese que graba discos de jazz y juega a ser un crooner de la vieja escuela.” Este encuentro de sí mismo le valió una nominación para los premios Grammy Latinos como “Mejor disco de rock vocal”.

“Nunca me he considerado exactamente un músico sino un actor que ha cambiado de directores a lo largo de su carrera, y que ahora ha logrado un personaje que lo representa más”, confiere. Pero Loquillo, José María Sanz, tiene otros métieres. Fue colaborador periodístico de medios gráficos, trabajó como locutor, cantó a poetas como Octavio Paz y Pablo Neruda, está escribiendo su segunda novela, entre sus discos con los Trogloditas figura Mis problemas con las mujeres (1987), que incluye el elocuente hit La mataré (¡!), acaba de hacer la música para una película, y actuó en algunas otras. “Cuando estás en el mundo del show business, debes probarlas todas, y de todas aprendes. Si no, podrías convertirte en un esclavo de tu propio personaje”, advierte por teléfono.

Hijo artístico de las cenizas del hippismo y la fagocitosis discográfica del empujón punk, intervenido por el rockabilly y sus storytellers, aún se dice miembro de la vieja escuela de rock. Autor de canciones como Feo, fuerte y formal, Chanel, cocaína y Dom Perignon y Qué hace una chica como tú en un sitio como éste, cuida su jopo a los 47 años. “Existe un mito con la edad que afortunadamente está desapareciendo. Hay una camada de gente que ha crecido con esta música como sustento intelectual, una generación que ha cumplido los sesenta y ha crecido con los Rolling y los Beatles. El rock and roll es como el vino, cuanto más viejo, se pone mejor.” Es tan así que se autoproclama la personificación del rockstar, pero espanta el fantasma del estancamiento. “Un artista debe ser un icono; si no, no me interesa. Es una manera de entender el negocio, el espectáculo y el personaje, y yo he crecido con esa manera de entender el rock. Parecemos una especie en extinción, y no sé si es bueno o malo, pero cultivamos un aura de cierto distanciamiento, algo misterioso. Es individualismo, sí, marcamos nuestro territorio y nos gusta que todo el mundo lo sepa. Posiblemente si hubiera crecido a fines de los ‘80, o principios de los ‘90, entendería que lo mejor que pueden hacer las estrellas de rock es irse a su casa”, señala.

Uno de los motivos que lo acercan a la Argentina es su amistad con Andrés Calamaro, con quien compartió la grabación de dos temas del guitarrista fallecido Pepe Risi para el disco Cuero español, en 1999, y ahora una versión de la canción Cruzando el paraíso, incluida en Balmoral. “Andrés es el artista más generoso que he conocido en el mundo del rock and roll, que en general es muy traicionero”, suelta el barcelonés, y rubrica: “Hay dos tipos de músicos. Está el que toca para vivir, y el que toca para jugársela, y siempre he preferido a los segundos. Que cada paso sea una meta a conseguir. No podría hacer cinco discos seguidos iguales”.

* Loquillo se presenta el domingo durante el Día 7 del Pepsi Music, junto a Andrés Calamaro, Los Auténticos Decadentes y Los Tipitos, entre otros, y el martes a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.

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