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Jueves, 30 de octubre de 2008

PALABRA DE ANDREW WHITE, DE KAISER CHIEFS

“No queremos vivir como estrellas de rock”

El violero del quinteto británico es pura honestidad brutal cuando habla del futuro de su banda, de su flamante tercer disco y, sobre todo, cuando reparte palos para una industria discográfica “llena de boludos”.

 Por Daniel Jimenez

Desde la salida de OK Computer, el rock británico se ha dado la cabeza contra la pared intentando buscar al próximo “mejor grupo nuevo salido de Inglaterra” con resultado dispar. Mientras Oasis sigue engordando a puro estadio y Coldplay pareciera volverse viejo antes de tiempo, en los últimos siete años la escena rockera de las islas llevó a la tapa de las revistas diferentes candidatos a la sucesión de la corona: The Music, The Coral, Franz Ferdinand, The Zutons, The Libertines (con el quemado de Pete Doherty a la cabeza), Dirty Pretty Things... La lista completa sería eterna. Tan sólo Arctic Monkeys (y The Last Shadow Puppets, el magnífico experimento paralelo de Alex Turner, cantante de los Monos) demostró traer consigo un soplo de aire fresco entre tanto océano eléctrico. Para Kaiser Chiefs, en cambio, el hervidero musical londinense de 2000 para aquí fue un caldo de cultivo para la definición del rumbo que el quinteto de Leeds tomaría a principios de 2005 y que desembocaría en Employment, su aclamado debut.

Hace pocos días la banda lanzó mundialmente Off with their Heads, su tercer trabajo, que conserva la frescura de los dos anteriores y presenta una colección de canciones hijas del punk, la new wave y el glam, que se vuelven personales en la histriónica voz de Ricky Wilson. “Creo que este disco nos expone de una manera diferente a lo que hicimos antes, más que nada porque pudimos lograr una cohesión que no teníamos años atrás, y eso se debe en gran parte a los shows en vivo. Ahí podés sacar la mejor conclusión de lo que es Kaiser Chiefs”, provoca del otro lado de la línea el guitarrista Andrew White. Con un discurso brutalmente honesto, Whitey, como le dicen sus compañeros, no tira frases de compromiso ni se enloquece por hablar de su reciente obra. Y cada vez que la conversación se detiene en el ítem “compañías discográficas”, las balas salen de su lengua: “El principal problema que atravesamos como banda fue el ingreso a la industria de la música, porque está llena de pelotudos y de idiotas. No quiero generalizar, pero la música está llena de tipos que no saben nada y que lo último que les importa, en muchos casos, es la música. Lo único que quieren es hacer negocios, y eso es una mierda”.

Su segundo álbum, Yours Truly, Angry Mob, de 2007, supuso para el quinteto su primer número 1 gracias a Ruby, una perfecta canción pop por la cual Blur hubiera entregado la mitad de Think Tank. El tema se convirtió inmediatamente en un hit mundial, le abrió a Kaiser Chiefs la puerta a nuevos mercados y los genios detrás del Guitar Hero III pagaron una fortuna para incluirla en el videojuego. Por el momento, los fans argentinos tendrán chance de sumarse a su irresistible estribillo cuando la banda aterrice en el Personal Fest. “La situación es bizarra”, afirma White. “Soy fan de R.E.M. y de Jesus and Mary Chain, y tocar junto a ellos en un país tan lejano como Argentina, es... bizarro.”

–¿Todavía les dura la excitación por el lanzamiento de Off with their Heads?

–Obvio que seguimos excitados con lo que nos pasa, pero nos tomamos las cosas muy tranquilamente. No somos arrogantes por lo que hemos conseguido hasta acá, sino que es más una actitud ante las cosas: “Ok, hagámoslo y listo”. Entonces todo se convierte en una loca carrera donde todas las bandas quieren hacerlo (risas). Nosotros decidimos relajarnos, dejar que todo fluya y sonreímos en el final. Hicimos nuestra parte escribiendo buenas canciones y haciendo buenos shows.

–Antes de convertirse en Kaiser Chiefs la banda firmó un contrato con el nombre de Runston Parva y al poco tiempo el contrato se cayó. ¿Ese hecho los predispuso de otra manera a la hora de firmar nuevamente con una compañía?

–Sí, absolutamente. Nos llevó casi un año entero tratar de conseguir otro contrato de grabación. En el medio muchas compañías nos escuchaban y nos atendían, pero ninguna se interesó demasiado en nosotros como para ficharnos, no tenían real interés. Pareciera que nadie en Londres quería involucrarse con nosotros (risas).

–¿Existe una nueva escena de rock inglés?

–(Piensa.) Creo que hoy no existe una movida nueva, como en algún momento lo fue el punk, ni siquiera de manera independiente, aunque sí hay muchas bandas clásicas que todavía dejan marcas en mucho de lo que escuchamos ahora. The Damned, Sex Pistols, The Clash o The Smiths, que son clásicos, aún siguen marcando el camino de la vieja escuela, pero hoy no quedan referentes jóvenes. Sí considero que no podés escapar a los grandes clásicos como The Clash y Sex Pistols, pero no quedan muchas marcas. Es ridículo pensar que la música no ha evolucionado, y el punk, como música, se esfumó porque no supo cómo evolucionar. Creo que lo mismo le pasó al heavy metal. Me gustan algunas bandas de heavy metal, como Metallica, de quienes soy fanático. Después, los diferentes estilos de heavy metal me parecen ridículos, y en muchos casos se ridiculizan a sí mismos. Hoy no considero al punk ni a ninguna otra escena como una música relevante; sólo queda The Offspring y alguna banda más.

–Supongo que creciste escuchando muchos número 1 en la radio. ¿Cómo te sentiste al ser un número uno con Ruby?

–Es una sensación increíble, y más para una banda que no cree mucho en esas cuestiones de los números uno y esas cosas. Puede ser más normal para bandas como Oasis o Coldplay, pero no tanto para nosotros. Pensá que Kaiser Chiefs venía de una compañía independiente, y eso nos dejaba un poco afuera de todo, por más que tuviéramos un buen contrato. Gracias a Ruby no sólo fuimos número 1 sino que nos sirvió para que nos conocieran en muchos lugares, lo que nos permite viajar y enfrentarnos a cosas nuevas. Esa sí es la parte buena de ser un número 1. Pero cuando la canción pasa tenés que volver a tu vida otra vez. Ahí depende de lo que la banda tenga para decir y de tu compromiso más allá de un éxito: seguís o te quedás en el camino.

–Kaiser Chiefs tiene una actualidad envidiable, con un éxito como Never Miss a Beat sonando en las radios, un tercer disco en al calle y giras por todo el mundo. ¿Esto hace que te tomes las cosas más en serio?

–No. Tenemos el privilegio de poder vivir de lo que nos gusta, así que eso no te deja mucho espacio para la seriedad. Nosotros no pretendemos ni queremos vivir como estrellas de rock sino tratar de comprender nuestro entorno y darle las gracias al público por ayudarnos a llegar hasta acá. No queremos vivir como malditas estrellas de rock ni perder el foco de la realidad, pero tampoco queremos ser tipos serios con cara de culo.

–¿Te ves llegando a viejo en un escenario junto a Kaiser Chiefs como los Rolling Stones?

–Creo que los Rolling Stones han sido brillantes y crearon muy buena música, pero lo mejor de ellos estuvo en los ‘60 y algunos años después. Es decir, creo que dieron lo mejor que tenían hace muchos años, aunque hoy puedan seguir juntos. Estaré con Kaiser Chiefs hasta que crea que lo que estamos haciendo es honesto, vale la pena y es genuino. El día que eso no esté me las tomo.

* Kaiser Chiefs se presentará en el escenario Motorokr del Personal Fest el sábado a las 21.

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