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Jueves, 5 de mayo de 2011

ENTREVISTA CON IAN ASTBURY, DE THE CULT

“Ahora conseguís la música con la punta de tu dedo índice”

A mediados del año pasado, The Cult editó una serie de EPs llamados Capsules, editados en varios formatos paralelos. “La gente tiene lo que se merece: un montón de mierda dando vueltas ahí afuera”, dice sobre la música en Internet.

 Por Julio Nusdeo

Ian Astbury tomó la llamada del NO a la hora y en el lugar convenidos: el hotel Oxford Suites de Pendleton, Estados Unidos. De querer saber dónde se encuentra Pendleton, Wikipedia devuelve un listado de diez lugares en Norteamérica con ese nombre: hay una Pendleton en el estado de Indiana, una en Missouri, South Carolina y New York también tienen la suya. La posibilidad de conocer dónde se encontraba el cantante de The Cult se redujo a preguntarle en qué Pendleton estaba: “Esta es la Pendleton de Oregon”, dijo. Su tono es tranquilo, nada arrogante. Su historial hace verlo como un verdadero creyente del poder de la música, un romántico. La vida de Astbury se volvió influenciada por filósofos y escritores como Christmas Humphreys, Terrance McKenna, Alan Watts, todos de algún modo involucrados en estudiar y popularizar las filosofías orientales para la audiencia occidental.

En noviembre del año pasado, Astbury escribió un artículo para el sitio clashmusic.com titulado “El camino interminable: despachos de un chico pagano”, donde concluía: “Se requiere de coraje y paciencia para encauzar lo indómito”. Su texto reverenciaba a quienes él llama “los originales chicos paganos”: Muddy Waters, Howlin’ Wolf, los Doors, Patti Smith, Joy Division, PIL, los nombraba como aquellos “salvajes corriendo indomesticables, sin amos, sin dioses. Los pelos largos revelando sus corazones bárbaros, poesía en acción”.

La excusa para hablar con Astbury es la sexta visita de The Cult a nuestro país. Sin embargo, resulta inevitable que la conversación lleve hacia otros temas. A mediados del año pasado, The Cult anunció la edición de unos EPs que llamaron Capsules. Su sitio, thecult.us, explica que el concepto de estas “cápsulas” es el de una colección “no sólo de música nueva sino film, arte y buen gusto”. Capsule I fue editada en septiembre e incluía las nuevas canciones Every Man and Woman is a Star y Siberia, junto a dos tracks en vivo registrados en su reciente Love Live Tour, y también incluía el corto A Prelude to Ruins, dirigido por Astbury y Rick Rogers. Todo editado en múltiples formatos, incluyendo CD/DVD DualDisc, Pen Drive, vinilo 12 pulgadas, descarga en FLAC y MP3. “Más allá de la variedad de formatos, la calidad de lo que hay dentro de las Cápsulas es lo que importa. Me refiero a que, por ejemplo, algunos fans se han quejado porque incluimos los tracks en vivo. Esas canciones en vivo fueron ejecutadas con toda la integridad que conlleva una grabación; no están ahí de relleno. Están ahí porque creemos en esa música; te da la oportunidad de sentir las diferentes presentaciones en vivo y las diferentes interpretaciones”, dice.

De la misma manera, dos meses después, Capsule II salió a la luz incluyendo los temas Embers y Until the Light Take us, junto con dos temas en vivo y el corto Black Angel. Astbury había anunciado en enero, durante un show en Londres, que la banda entraría a grabar un nuevo álbum, su primer LP desde Born into this, de 2007. “Ahora estamos trabajando en las canciones; tenemos veinticinco y con suerte el álbum estará listo para septiembre”, cuenta. “Va a ser muy crudo, en el sentido de despojado, pero a la vez habrá una experimentación muy rica. Estamos trabajando con programaciones y, por ejemplo, con The Cult nunca trabajamos con piano. Hay una canción con piano en la que estamos trabajando, que es muy cinematográfica. Suena como un soundtrack o algo así.”

–Ahora que tienen sello propio, ¿es más liberador editar un puñado de canciones en el momento que quieran, en lugar de andar detrás de los tiempos de una discográfica grande?

–Está buenísimo desde una perspectiva, porque podés hacer lo que sea que quieras hacer. Pero desde la otra perspectiva es más demandante. Pasás más tiempo encargándote de la parte administrativa que lo que pasás en la parte creativa. Ahora el sello maneja toda la actividad de la banda; manejamos toda la administración, la promoción, el financiamiento. Sí, podés sacar discos por tu cuenta, pero el contrapunto es que, por ejemplo, estando de gira necesitás apoyo de prensa, medios y todo ese tipo de cosas. Para esta gira con la que llegamos a la Argentina estamos trabajando con un promotor, y es importante trabajar con un buen equipo para que las cosas funcionen. Eso es algo difícil de encontrar.

–¿Arreglaron con algún sello para editar su material en Latinoamérica?

–Aún estamos sin sello que nos edite allá. Algunos ofrecen casi nada y otros pueden darte algo de dinero, pero no tienen la estructura. Ahora tenemos dos sellos con muy buenas propuestas sobre la mesa, así que veremos cuál es el más conveniente para The Cult, porque quiero hacer un disco fuerte, y quiero estar concentrado en eso, enfocarme en la música.

–Están trabajando el productor Chris Goss, que ya había producido tu álbum solista y ahora volvió a ocupar ese lugar con Capsule I y II. ¿Cómo es tu relación con él?

–Con Chris nos conocemos desde hace 20 años. Hice unos tracks para UNKLE con él. De hecho yo se lo presenté a James Lavelle [miembro de UNKLE] y terminó produciéndoles el disco War Stories, donde están incluidos esos tracks. Si hablamos de músicos auténticos, él es uno de ellos, sin dudas.

–¿Cómo suele comenzar el proceso de composición?

–Casi siempre las primeras ideas salen en papel y guitarra. Escribo algunas melodías, ideas, visiones, experiencias, estructuras frías, algunos riffs. Luego, con Billy [Duffy] lo llevamos a Pro Tools y vemos qué tal suena. Ahora, por ejemplo, registro lo que hacemos con un grabador de casete, después lo escucho una y otra vez, como para volver a mis ideas y ver qué sale. Pulimos eso, capaz que lo llevamos otra vez a Pro Tools y después de ahí lo llevamos a la banda. Prueban las canciones, las aprenden de principio a fin y grabamos todos juntos.

–¿Suelen explorar técnicas de grabación o trabajar con equipos analógicos?

–Los equipos analógicos son una cosa muy romántica, pero se descomponen frecuentemente y no hay mucha gente que pueda arreglarlos. Yo vengo de la generación que creció grabando a cinta, y para una segunda toma tenías que esperar a que rebobinara (risas). Con Pro Tools apretás un botón y estás de nuevo en el principio. En Los Angeles nos pasó que queríamos grabar con cinta y encontramos sólo dos rollos de cinta en toda la puta ciudad. Las llevamos al estudio y resultó que eran de 15 minutos para la velocidad de una grabadora de 24 canales. ¡Sólo 15 minutos! Sin duda, esos equipos suenan muy bien. Si bien los grabadores digitales están cada vez mejor, personalmente prefiero grabar en cinta. También podés hacer las dos cosas: grabar en Pro Tools, pasar eso por cinta y traerlo otra vez a la computadora. Le da cierta compresión o no sé... hay algo mágico en la cinta que no encontrás en los medios digitales.

Más allá del modo en que esté grabado, Ian entiende que el asunto real está en el contenido, en la emoción de la canción. “Ahí no hay máquina, ya sea cinta o Pro Tools, que pueda hacer al artista. La mayoría de las veces no tiene que ver con los procesos sino con el artista. Muchos discos buenísimos se hicieron en Pro Tools. Sin buenos artistas no hay buenos discos.” La voz de Astbury se detiene un momento, como reflexionando sobre aquellos “chicos paganos”. “Ellos estaban en su tiempo. Son tan importantes porque fueron honestos con su tiempo, por más que su tiempo tal vez no se los permitiera. Cuanto más puedas llegar a sincerarte con tu alrededor, más afectará las cosas que hagas. Sea digital o de la manera que sea, pero pertenecer a tu tiempo es lo que te va a volver honesto. De eso se trata y lo hablamos con Billy. ¿Por qué haríamos Sonic Temple otra vez? Ya lo hicimos. ¿Por qué haríamos Love otra vez? Ni siquiera repetir Born into this. No necesitamos repetirnos. Tenemos nuevas influencias, nuevas ideas, nuevas visiones.”

–¿Cómo te sentís con respecto a los nuevos hábitos de la gente con la música?

–Creo que la música se ha vuelto más accesible, lo que es bueno. Porque conseguís música usando la punta de tu dedo índice. Pero creo que la gente la da por sentada. La gente dice: “Puedo apretar un botón, entonces me merezco la música”. La gente espera un montón por nada. Creo que la expectativa ahora, para muchas personas, es “nosotros queremos”. Quieren todo gratis por nada e inmediatamente. Así que tienen lo que merecen: un montón de mierda dando vueltas ahí afuera. Si querés buen arte tenés que saber apreciarlo y hay veces en que saber apreciarlo es entender que eso lleva un proceso y que es resultado del trabajo.

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