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Jueves, 12 de enero de 2012

APOCALYPTICA, 20 AñOS BURLANDO LA SOLEMNIDAD

El cello delgado

El cuarteto finés le dio al heavy un inesperado resople de nuevos vientos al cinchar las cajas de sus cellos al ritmo de partituras de Metallica. ¿Son rudos músicos pesados atrincherados en atriles de conservatorio? ¿O refinados intérpretes clásicos imbuidos en ropas de cuero? A ver, a ver.

 Por Juan Ignacio Provéndola

Cuando Pantera decidió nominar su noveno álbum bajo el ambicioso título de Reinventing the Steel en 2000 (la que sería, a la postre, su última creación discográfica por los siglos de los siglos), ignoró por completo que ocho años atrás otro cuarteto se había anticipado a la jugada, sin etiquetas disfrazadas de proclamas estridentes. Lejos del bullicio texano y las luminarias de la industria gringa, cuatro carapálidas de la Academia Sibelius de Helsinki se animaron a darle al heavy metal un inesperado resople de nuevos vientos el día que burlaron la solemnidad de claustro, cinchando las cajas de sus cellos al ritmo de partituras de... Metallica. “Era la banda de heavy más grande de entonces, y una de las predilectas de todos los miembros”, explica el baterista Mikko Sirén (el quinto elemento, anexado en 2005), acerca de una elección que se hizo evidente en Plays Metallica by Four Cellos, disco debut del combo de cuerdas finés sublimado a una literalidad desmedida que algún fanático podrá convertir en alegoría, parangonando la cantidad de cellos con la de jinetes que cabalgan en Kill’em All hacia un Apocalipsis que también encuentra su síntesis en Apocalyptica: la fusión semántica entre “apocalpyse” y Metallica.

Un millón de copias vendidas les demostraron que el heavy estaba pidiendo a gritos una bocanada de nuevo oxígeno y que había lugar en las bateas para algo más que nuevas canciones concebidas bajo viejas fórmulas. ¿Y qué era lo que había de nuevo? ¿Rudos músicos pesados atrincherados en atriles de conservatorio? ¿O refinados intérpretes clásicos imbuidos en ropas de cuero? “Es raro definirlo, porque ninguno de nosotros ha refrendado un repertorio clásico en años, aunque por otro lado el sonido propio de los cellos está invariablemente asociado a la naturaleza de la música clásica y no del metal”, aclara (¿aclara?) Mikko.

Profundizando la huella que ellos mismos habían alentado, continuaron su camino con seis discos más, animándose a ampliar su repertorio en dirección a Faith No More, Sepultura, Slayer y los propios Pantera, contando con convidados de lujo como Dave Lombardo, Max Cavalera, Corey Taylor de Slipknot y Till Lindemann y Richard Kruspe de Rammstein. También fueron invitados por Metallica a participar de un show junto a la misma orquesta sinfónica de San Francisco con la que habían grabado el disco S&M y hasta se les animaron a las composiciones propias: Apocalyptica fue el primer disco compuesto únicamente por obras de genuina autoría; también el que los trajo por primera y única vez a la Argentina para el Pepsi Music ‘05, como soportes de Megadeth. Los fanáticos más tenaces destacan con pericia científica que aquella presentación en el estadio descubierto de Obras fue de las únicas que el cuarteto escandinavo realizó al aire libre en toda su extensa historia, que en 2012 llega a las dos décadas y es celebrada en activo con un tour latino que incluye escala en El Teatro Flores el sábado.

—Muchos seguidores locales de Apocalyptica recuerdan su accidentado debut en la Argentina, teloneando a Megadeth, cuando tuvieron que interrumpir el show al comienzo por problemas técnicos. ¿Qué fue lo que sucedió?

—De movida, significaba algo muy importante para nosotros, ya que era nuestro primer concierto en Sudamérica. Fue en un gran festival al aire libre llamado Pepsi Music, dato que recuerdo puntualmente porque el público cantaba “¡Co-ca-Cola!, ¡Co-ca-Cola!”. Eso fue muy divertido, no así lo que sucedió después: hubo un problema con el traslado de nuestros equipos desde Europa, y al momento de tocar sólo dos violoncellos estaban en condiciones operativas de sonar. Salimos al escenario, contamos hasta cuatro y... otro maldito cello dejó de funcionar. Quedamos entonces Perttu (Kivilakkso) y yo frente a unas 20 mil personas. ¿Y qué fue lo que hizo el muy hijo de puta? ¡Abandonó el escenario! Por un instante, la banda de cuatro cellos se convertía en un proyecto solista de batería, ja. Fueron unos segundos que sentí eternos, hasta que finalmente decidimos parar un instante y demorar el inicio del show para reordenar ese caos. Por suerte, luego fue todo mucho más fácil... sin contar la descompostura que sufrí esa noche producto de alguna comida en mal estado.

—¿Qué fue lo que los motivó a iniciar una gira latina tan extensa como ésta, en la que planean visitar una decena de países?

—Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última visita a Sudamérica, así que esta vez queríamos tocar en tantos lugares como fuese posibles. Es una gran experiencia para nosotros y estamos muy entusiasmados de presentarnos en tantos países de una región tan alejada de nuestra Finlandia. Seguro que va a ser muy divertido tanto para nosotros como para el público.

—Hace tiempo tuvieron un conflicto legal con Rammstein, a raíz del uso que Sony le dio al logo y al nombre de la banda alemana en un disco de ustedes donde ellos participaron como invitados. ¿Cómo quedó la relación entre los músicos?

—La relación con Rammstein siempre ha sido excepcionalmente cálida. De hecho hemos sido sus soportes y, como bien resaltás, ellos participaron como invitados en nuestro disco Worlds Collide. El lío fue exclusivamente entre hombres de negocios y, por suerte para todos, nada de eso empañó el excelente vínculo personal que sigue habiendo entre bandas, algo que lamentablemente a veces no termina resultando.

—Escandinavia es una región prolífica de bandas heavy y la Argentina da cuenta de ello recibiendo a gran cantidad año a año. ¿Alguna explicación?

—Es una buena pregunta, pero no tengo una respuesta concreta. El metal ha sido una gran cosa en los países nórdicos y, por ejemplo, las primeras bandas de Finlandia que lograron resonancia fuera del país fueron, justamente, las heavies. En consecuencia, fueron ejemplos alentadores para los jóvenes músicos, con seguridad, pero también hay una gran escena electrónica y músicos de jazz con clase internacional.

* Apocalyptica toca el viernes 13 en El Teatro Flores (Rivadavia 7806, a las 18).

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