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Jueves, 21 de marzo de 2013

OíD MORTALES EL FUEGO SAGRADO DE FOALS

“Somos una banda sin descanso”

El grupo inglés se metió al mainstream por la puerta trasera y se volvió uno de sus actos más revulsivos con su propuesta de math rock para pistas de baile. El tecladista Edwin Congreave habla del nuevo disco, Holy Fire.

 Por Facundo Enrique Soler

El peso especial de ser una de las bandas más interesantes de los últimos años debe haber sido una inspiración para Foals al entrar a grabar Holy Fire, su tercer disco. Y la ocasión ideal para dejar de gritar a la hora de cantar, como acostumbraron en su debut Antidotes (2008), y ponerles pausa a los temas estrictamente bolicheros para generar una obra madura, retrospectiva y psicológica sin perder el groove de siempre, ese que estalló con Total Live Forever (2010), la más exitosa de sus obras. La banda inglesa liderada por Yannis Philippakis bajó un cambio y logró su álbum más preciso hasta la fecha, una ecuación ideal entre canciones hiteras como My Number o Inhaler y recorridos profundos y lejanos del ADN radial como Out of the Woods o Late Night.

El sonido, la parte más interesante de la partida, es una línea precisa del rock matemático que estos veinteañeros profesan hace seis años (ahora con más efectividad que nunca), una conjunción de melodías que siempre encuentran un lugar o tiempo, un canto a la prolijidad comparable con un grupo de sesionistas. La culpa la tiene Dave Sitek, el responsable de la producción, famoso por encontrar el punto exacto entre el bardo sonoro y un oído contento. Recurrir si no a su trabajo con toda la discografía de Yeah Yeah Yeahs o a la mano que metió en TV On The Radio, la banda en la que oficia de productor y multiinstrumentista.

Foals se presentó una sola vez en Argentina, en una ocasión de situaciones confusas o “surrealistas”, como describe el tecladista Edwin Congreave al NO. Una noche de domingo, en septiembre de 2011, le tocó al grupo de Oxford abrir el recital de los Red Hot Chili Peppers ante un River Plate repleto que gritaba de contento ante la idea de reencontrarse con Anthony Kiedis y compañía. Lo confuso es que en esa visita a Buenos Aires tenían pa ctado un show más, el día siguiente en La Trastienda Club, cancelado debido a “problemas de logística” que nunca fueron aclarados. La revancha para que la banda inglesa se presente como acto principal en nuestros pagos será el 2 de abril, en el Teatro Vorterix; ya con Foals como una banda de relevancia internacional en un franco ingreso a lo más revulsivo del mainstream.

Holy Fire puede ser analizado desde diferentes perspectivas. ¿Al grabar intentaron seguir una corriente o hicieron lo que pintó?

–La idea, al grabar Holy Fire, fue representar diferentes aspectos de nuestra música. Por naturaleza, somos una banda sin descanso, no queremos aburrirnos nosotros ni hacer lo mismo con los que nos escuchan. Nos movimos bastante y además tuvimos mucho tiempo en el estudio, de esa forma hicimos mucha música diferente. A la hora de elegir los mejores no discriminamos por estilo, sino por sonido adecuado. Creo que es un disco bastante bailable, porque ese estilo forma parte de nuestra naturaleza. My Number surgió de una zapada instrumental. A Yannis le gustó la simplicidad y el groove, aunque nos tomó demasiado estructurarla como la canción pop que resultó. Pero surgió todo de diferentes lugares. Out of the Woods es un invento original de Jimmy (Smith, el otro violero) en un pedal, por ende nació sin ser dance desde un principio. Los temas bailables aparecen cuando zapamos todos juntos.

La letra del tema detalla una especie de salida forzosa, ¿de qué estaban escapando?

–Jimmy compuso este tema, pese a que Yannis puso la letra. El la pasó bastante mal de joven mientras iba a la facultad y creo que esta canción es su documento para escapar de esa depresión.

Pese al rock guitarrero que hacen, son confesos fans del hip-hop, ¿qué significa el género para ustedes?

–Los discos viejos de hip-hop, como los primeros de Wu-Tang Clan, son una inspiración muy grande. Amo esa arrogancia descarada y la actitud desafiante que tienen encima. Como banda solemos escuchar que a algunos compañeros “se los come” la industria, de modo que es alentador revisar el hip-hop y ver cómo otros lograron todo con sus propios términos, confianza y creatividad sin límites.

En Holy Fire da la sensación de que bajaron un cambio y grabaron a gusto, ¿es el disco que siempre quisieron hacer?

–Creo que todavía no hicimos “el disco que siempre quisimos hacer” y de hecho pienso que podemos bajar muchos cambios más. Tenemos más confianza, es natural que nos hayamos calmado para aprender a usar el estudio mejor. En todo caso, el catalizador para un cambio fue trabajar con Dave Sitek, él nos dio vuelta la cabeza y nos mostró cómo expandirnos. Después de Total Live Forever nos transformamos en otra banda y hoy con Holy Fire maduramos en un buen sentido. Yannis aprendió a cantar simplemente por el hecho de cantar más seguido, en la época de Antidotes simplemente gritaba.

La última vez que tocaron en Argentina se presentaron en el escenario más grande del país, el estadio del club River Plate. ¿Cómo se sintió?

–Recuerdo pedazos... Fue una experiencia tan surrealista que nunca pudimos entender del todo, sucedió muy rápido y cuando queríamos recordar qué pasó, terminó. Ese escenario nos hacía sentir muy vulnerables y para colmo estábamos bien lejos del público. La única vez que un miembro de Foals no pudo subir a tocar fue en ese show: Walter, nuestro baterista, sufría una intoxicación, lo que forzó a uno de los técnicos a aprenderse todos los temas en un día y salir a tocar con la banda frente a un estadio colmado de gente. Fue más que surrealista...

* Foals tocará el 2 de abril en Vorterix. Desde las 23 con Santé Les Amis.

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