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Jueves, 10 de abril de 2003

¡NUEVA SECCION!

El Bocón ataca

Es sólo pop berreta, pero no me gusta. Emociones mezcladas. El nuevo disco de Leo García supera las peores expectativas de sus detractores, esos que nos decían que no había que seguir perdiendo el tiempo con este muchacho desesperado por la fama, dama traicionera si las hay. Para los bocones, que en su momento (antes de que se pusiera la gorrita) hablamos maravillas del pibe (no tan pibe, eh), llegó la hora de hacer un exorcismo. Que el ex Avant Press se convirtió en una caricatura de sí mismo es algo ya sabido por todos, pero también es cierto que al margen de “Morrissey-Morrissey-Morrissey”, Mar era un buen disco de género, que incluso tenía algunas muy buenas canciones. Eso es lo que no abunda en Vos. El disco empieza con el lastimero “Cuando estoy con vos” y sigue con “Romance”, un hit potencial: es decir, un compendio de clichés de pop jinglero, muy en la onda Juanes. El disco, aunque no sorprende, tampoco molesta, hasta que llegamos a “No me pidas más”, en donde reclama: “No me pidas más entradas a Pachá. No me pidas más entrar si no salís conmigo”, buscando quizás un sucesor de “Morrissey”. ¿Eso es el pop, el lamento de un habitué de Pachá? Las cosas parecen mejorar con la melodía de “Reírme más”, en el que recluta a los Miranda!, ya sea por sus teatrales carcajadas, o por que probablemente se deben reír más que el pobre Leo. Pobre Leo. Aunque el arte gráfico sea bastante canchero, la verdad es que no se lo escucha muy bien acompañado. ¿Quién diablos es Ignacio Molina? ¿Por qué el artista con más manija de los últimos años cae en las manos de este aprendiz de Afo Verde? A su cargo están las programaciones, previsibles y tontorronas, y adivinamos también su mano en los arreglos más berretas y efectistas, probablemente orientados a captar al público más joven e inexperto, o depresivos pachangueros. Así, este puñado de temas mezclan lo peor de la música descartable (mucho chingui-chingui y poco swing) con letras a mitad de camino del jingle y del género pop preadolescente. El mismo vacío que vemos con la tele de aire, la misma actitud de llenar el espacio al pedo. ¿Se habrá creído en serio Leo García que Britney es “re-grossa” y que él puede ser una estrella pop? Verdadera “Operación fracaso”, el disco va de mal en peor: “Siento que ya no sé pensar. Miento, digo cualquier cosa”, se confiesa Leo por ahí. Pobre Leo. De repente aparece la voz de Deborah de Corral cantando en una onda “El show del Clío”. Pobre Gustavo. Promediando el disco, “Basta de mí”, con letra y música de Pablo Schanton, despierta los más oscuros pensamientos: ¿no sería mejor el disco si Schanton cantara sus temas?
La verdad es que, así como están, las cosas no van: si las programaciones hacen que el disco sea un aborto musical, los juegos de palabras esconden la falta de ideas y hasta de vivencias de Leo, y la repetición de palabras como amor, enamorándome, te amo o enamorado suenan con la misma convicción que tienen los chicas de “Super M”, los autómatas de “Gran Hermano” y los simpáticos cantarines de “Camino a la fama”. Los peores temas vienen sobre el final, así que se los dejamos a los atrevidos o a los masoquistas: papelones como “¡Guau!” y “Vos sos mi Dj” confirman lo peor. A nadie le importa el futuro de este muchachote, un hombre grande, ya en edad de madurar, y que, por enterrar sus talentos (nadie duda de su muy buena voz ni de su talento melódico), ha perdido el rumbo y hasta el control. Hagamos entonces mea culpa: todos participamos del engaño. Tenemos lo que nos merecemos.

EL BOCON

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