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Jueves, 16 de enero de 2014

EL HACELO VOS MISMO LLEGA A LOS INSTRUMENTOS

“Es como una contracultura de la electrónica”

La proliferación de circuitos de talleres, espacios y personas que abren sus mochilas de conocimientos y comparten sus experiencias empieza a dar un marco de realidad para la confección de dispositivos sonoros e instrumentos más o menos tradicionales a partir de elementos reciclados, un universo en expansión que anticipa los sonidos y las formas del mañana.

 Por Julio Nusdeo

En 2006, el compositor estadounidense Nicolas Collins mejoró las anotaciones que había confeccionado para su curso en el Instituto de Arte de Chicago y editó la primera versión de Handmade Electronic Music The Art of Hardware Hacking (Música electrónica hecha a mano El arte del hackeo de hardware). El libro, según este experimentador discípulo del gran Alvin Lucier, intenta “reducir la brecha entre el mundo sonoro de una generación criada en una cultura electrónica y la tradición gestual de la mano”. Era cuestión de tiempo para que el libro fuera traducido y desperdigado por la tierra de los hacedores enamorados del ruido. Personas que traspasan los estereotipados lugares de “maestros y alumnos”, y que simplemente comparten información, sueldan y retuercen la frecuencia de onda. Así aparecen osciladores, módulos analógicos que utilizan circuitos integrados muy económicos, mochilas amplificadores, drawdios –un circuito adherido a un lápiz que genera sonido mediante la conducción eléctrica del grafito–, micrófonos piezoeléctricos, distorsiones y mil maravillas más.

En dos sesiones de charlas con el NO, los participantes de esta movida dieron cuenta de su alcance y del placer de arrojarse a la aventura.

fotos: CECILIA SALAS

Grupo I

  • Diego Dubati es artista plástico y trabajó como realizador para cine y publicidad. Dentro del colectivo de artistas Circuito Cínico, es profesor de construcción de micrófonos electromagnéticos, y junto a Juan Sottocorno formó Faraday/Brancusi, un proyecto de investigación sonora y construcción de instrumentos que lucen como esculturas-animales, con tendones metálicos al descubierto. En los últimos diez años Manuel Osorio intervino cuanto aparato tocó su mano. Mun Discos fue el sello que armó con su amigo Gustavo Ortega, y donde empezaron a usar todos esos dispositivos para grabar a gente amiga. “De ahí viene el interés por los bichos estos”, cuenta. Ahora da un taller de armado de módulos analógicos en el Departamento Unico de Asuntos Intuitivos.

  • El profesor de música Sebastián Rey trabaja en el Laboratorio de Experimentación Sonora que fundó junto al artista Leonello Zambón, en 2009. Ahí exploran con micrófonos piezoeléctricos: “Si bien la excusa es la piezoelectricidad, porque vemos cómo funciona, de donde viene, etcétera, el taller no es solamente el dispositivo tecnológico en sí, sino construirlo y después tocar grupalmente con eso”.

  • Juan Aquino brinda talleres de Drawdio y de theremin (considerado el primer instrumento electrónico de la historia). También da talleres extra curriculares en una escuela técnica, donde se les dio por armar pedales de guitarra: “Son todos violeros y están prendidísimos fuego”, dice.

  • Jorge Crowe es oriundo de Tunuyán, Mendoza. Se instaló en Buenos Aires en 2006 y empezó a meterse en el tema de la electrónica a partir de juntar cosas que encontraba en la calle. “Trabajaba mucho haciendo juguetes con papel, cartón y madera, y en Buenos Aires me encontré con que el cartón y el papel son la herramienta de subsistencia básica de un montón de gente. Entonces empecé a juntar impresoras, scanners, fotocopiadoras y videocaseteras. Tarde o temprano, necesité saber cómo es que funcionaban y me apasioné zarpado”, cuenta. En 2008 armó El Laboratorio de Juguete, un espacio de difusión y de enseñanza de la electrónica como herramienta creativa. “Apenas aprendí tres o cuatro cosas, me dieron ganas de enseñarlas. Porque imaginé que había gente que quería saber de electrónica pero que no quería hacer cuentas; le interesaba utilizarla como material expresivo”, recuerda.

De pronto, en medio de la charla alguien suelta la palabra Internet y su eco explota en una nube de utilidad y gratificación.

Crowe: Apareció a darnos la data que antes era complicadísima de acceder.

Rey: Claro, conocer gente en otros lugares del planeta que agitan en la misma dirección es increíble. El libro de Nicolas Collins, me lo pasó Jorge y cuando leí esa data me pareció genial. O ver cosas de Richard Lerman; el tipo experimentó un montonazo con los piezo. O Harry Partch, que era un compositor estadounidense que hacía instrumentos gigantes inventados por él.

Crowe: Para aparender electrónica, electricidad o electromagnetismo pre Internet había que ir a universidades o escuelas técnicas. No había otra.

Osorio: Podés empezar con cosas muy prácticas e ir metiéndote cada vez más en cuestiones teóricas. Yo tiendo a no subestimar la parte teórica porque es la que verdaderamente te permite generar ciertas variaciones.

Crowe: Igual, hay algo de desparpajo e ingenuidad piola para conservar.

Osorio: Lo lindo de Internet es poder encontrar esos tutoriales que parecen salidos de Utilísima: conecta esto acá, esto allá, uní y suena.

Lo que hacen tiene un costado de oficio o de artesanato, de factura manual. Un mundo que está más asociado a la talla en madera o a la cerámica que al ensamblaje de tablets en China.

Dubatti: Mi visión de cómo me veo es como un náufrago que va al barco, rapiña tres, cuatro clavos de fierro, las cosas que va a poder modificar y convertir en otra herramienta.

Crowe: Romper la estructura de que uno solamente puede consumir tecnología y no producirla es grosso y al mismo tiempo una idea cada vez más popularizada.

Osorio: Hay como una fantasía de los que se acercan a la electrónica están armando “su sonido” de cero. Y justamente ese “de cero” es falso, porque son los mismos circuitos integrados, las mismas resistencias...

Aquino: Pero hacer un pedal de viola te sale la cuarta parte de lo que sale uno en el mercado. O menos. Uno de una luca te sale 150 pesos.

Crowe: Lo que sí es único, más allá del sonido, es la estética del aparato. Romper con la línea seriada es totalmente personal y poderoso.

Rey: Va más allá de lo único. Por un lado, ahora que hasta en las escuelas estamos en la era tecnológica, si le preguntás a la gente qué es la tecnología, dicen la Play, el iPhone. ¿Y un cuchillo es tecnología o no? “Nah, un cuchillo no. Para ser tecnología tiene que tener una pantalla.” Desde el Laboratorio de Investigación Sonora planteamos a la tecnología como una extensión del cuerpo. Como algo sobre lo cual uno puede operar y puede transformarlo. Entonces, como dice Jorge (Crowe), no es que vos consumís la tecnología y a partir de ese consumo pasás a ser un músico, tipo “Yo me construyo la cosa para sonar y ahí es donde aparezco”.

Otra instancia que aparece como constante es la resignificación de materiales. “Con lo que para la señora de la esquina es basura, yo puedo generar algo con lo que expresarme, comunicarme o tocar con otro. Es re importante la resignificación en ese punto, y me parece que no es casual que quede afuera del slogan marketinero de las bolsas de basura, porque resignificar algo tiene que ver con lo subjetivo”, entiende Rey.

Crowe, recién llegado de Santiago de Chile, comenta su participación en la segunda Maker Faire, inspirada en la revista Make, una publicación estadounidense bastante referencial de la cultural del hacedor. “Tiene un formato muy gringo, como una especie de franquiciado abierto como son las charlas TEDx. Lo cierto es que me interesa lo que se genera en ese espacio, porque vengo de una formación tradicional en artes plásticas y visuales, y lo que pasa en el mundo de las artes visuales me conmueve cero. Me parecen territorios bastante estériles y ensimismados, donde no hay impacto real sobre la vida de las personas. Hay excepciones, pero en general es autorreferencial y elitista. Encontrarme estos espacios me estimula mucho porque es la cultura del hacer cosas expandida a todas las edades, todos los ámbitos y los géneros. Distintas disciplinas, super estimulante. Había un cosa muy familiera, y yo pensaba en el formato tradicional de exposiciones artísticas y esto realmente era transformador. Si bien estaba hecho dentro del contexto de un formato exportado por una revista y tal, era claramente local en la gente y la manera en la que se exponía. Se veían pibes de secundaria con sus proyectos de tecnología. Fue la explosión de toda jerarquía: el que llevó su proyecto de impresora 3D flasheaba con un traje de Iron Man.

Se percibe esta idea de comunión, de información libre y de aplicarlo todo a la vida diaria. ¿Cómo lo ven?

Crowe: Hablando de cuestiones micropolíticas, creo que esos espacios de comunión son los últimos espacios no regulados que nos quedan. Donde nosotros realmente ponemos las reglas de cómo nos relacionamos y qué queremos hacer. Todo lo demás ya son batallas perdidas. Quizá es una mirada un tanto apocalíptica pero a su vez, esperanzadora. Porque todavía la manera en que nos encontramos y celebramos y compartimos es nuestra y no entran las reglas de cómo se rige todo lo demás. Entonces me parece que son los últimos y a su vez los primeros espacios de libertad, y hay que defenderlos basados en la alegría. Y todo ocurre en pequeña escala, porque por ahí no son más de cuatro o no más de cincuenta, pero el impacto puede ser muy profundo de todas maneras.

Tanto Crowe como Zambón dan una Maestría de la Licenciatura en Artes Electrónica en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, ¿cómo se sienten en el lugar de ser profesores en una clase?

Rey: Hay una cosa muy del siglo XIX que aún se sigue en la educación, esto de que el maestro tiene el saber y se lo transmite al alumno, que no tiene luz y está vacío. Yo de electrónica no sabía nada y vino jorge, me dijo “Esto es así”, o Leonello me enseñó a soldar un piezo y así...

Crowe: Los espacios académicos son muy estructurados. Me parece que atrasan cuarenta años. Creo que el Departamento Unico, El Laboratorio de Juguete o cualquier otro espacio gestionado que surja tiene una velocidad de adaptación mucho mayor. Porque una cosa que todavía ocurre en las academias es que los profesores se sienten un poco desafiados por los alumnos. Y en estos espacios lo que pasa es que rápidamente los alumnos empiezan a dar clases. Yo creo que la docencia hoy pasa por crear un entorno de contención donde el conocimiento se traspase. Y no por bajar data. Vos creás el ambiente donde generás las condiciones para que el conocimiento circule. Y una parte viene de vos y otras partes van llegando de otros lados.


Grupo II

  • Maia Koenig es Rrayen, guitarrista en Vaginas y también mitad del dúo Aureola Eléctrica. Empezó metiendose en la electronica por querer hacer un pedal de fuzz para su bajo: “De pronto ahí estaba, y al toque me puse a hacer sintes”.

  • A Mica la gente le dice “Mica Ruido”, toca en Tildaflipers, uno de las bandas dub más interesantes por estas zonas, y en un proyecto paralelo, Sistema de Sonidos Saltamontes, en donde mezcla vinilos, bases y aparatos, máquinas que arma y otros ruidos. “Empecé con circuit bending, de más chica, y ahora hace años que voy al taller con Manu (Osorio), y es como otro mundo. Básicamente armo sin parar”, dice.

  • Gustavo Caccavo, toca en Villelisa: “No sé si tiene mucho que ver con los ruidos, salvo por el último disco”. Hace dos años y medio que empezó a experimentar con la electrónica apuntada a hacer sonidos. “Me gusta hacer grabaciones aleatorias de sintes y escucho sólo esa música todo el tiempo. Si estoy armando algo, lo grabo y si algo me gusta, lo persigo y nunca lo alcanzo. De todas formas, cada vez es diferente. Eso creo que es lo que más me atrapó, que no se pueda repetir si no que simplemente es cuestión de empezarlo, construirlo, un caos, tratar de organizarlo o no, y cuando ese orden se muere, empieza un nuevo caos hasta formar un nuevo orden... Normalmente son unos 20 minutos y disfruto eso”.

  • Pedro, o Piter Sen Sei, tiene hace varios años Bazaar, un proyecto audiovisual que lleva adelante en La Plata, su ciudad. A través de Bazaar conoció a Manu Osorio y se enganchó con sus cursos hace un par de años, y le propuso de hacer el actual taller de sintetizadores que dictan en la Fundación Telefónica.

  • A Juan Pablo Landi le dicen Sub, toca en la banda hardcore Nacen Muertes, en Tildaflipers, solo y también en Dario Dubois Duo (o Trío). “Empecé con la electrónica hace diez años, ponele. Trabajaba en un lugar soldando placas y un pibe me dijo que era fácil armarse un amplificador, con lo cual probé de hacerlo. Y como funcionó, no paré”, cronica. Sub armaba pedales de acuerdo a lo que podía llegar a necesitar en lo que tocaba con la guitarra. “Cuando paralelamente empecé con sintetizadores también estuve armando sin parar hasta que llegó un momento que dije: Esto es peor que el paco.”

¿Es así, que cuando empezás no parás hasta verlo armado?

Sub: Exacto.

Piter: Las pequeñas derrotas son las que te ponen más manija, y uno aprende cuando no le anda.

Mica: A mí personalmente me cabe que nadie pueda creer que pases tiempo haciendo eso.

Caccavo: Es una abstracción divina. Te vas a otro mundo que es ése y es todo real ahí y todo sucede. Cuando te enterás de que no vas a quedarte pegado a lo sumo son 15 volts todo cambia. Los circuitos integrados en su mayoría generan ciclos de voltaje con los que podés generar sonido, luz o incluso una orden que alimente otro comando.

¿Cómo se empieza?

Caccavo: Yo empecé haciendo cosas que otros habían diseñado. Hice un proyecto más abierto en el que empecé a hacer modificaciones, puro prueba y error.

Sub: Cuando empecé, lo único que había era un sitio llamado El Cuartito Diyer, y de ahí sacabas más o menos dónde ir a comprar las cosas, porque no todos tienen lo que buscás. Lo que me pasa generalmente es buscar hasta dar con lo que más o menos es lo que necesito. Primero trato de armarlo en la protoboard, la placa de prueba, que te permite jugar un montón. Ahí podés fabricar hasta otra cosa distinta a partir de lo que empezaste.

Caccavo: Lo que tiene esto de hacer sintes es que hacés algo que suena, terminás haciendo un objeto. Creo que tiene varias calles o canales de expresión.

Maia: Llegamos a intervenir los circuitos y modificarlos a partir de reciclar aparatos encontrados o de un muy bajo costo. Un juguete de diez pesos en Parque Centenario puede ser tu instrumento.

Mica: En mi caso, no es que empiezo a hacer un bending pensando que es un juguete y que lo podés reciclar. Lo hacés y después caés en la idea: “Fah, era un juguete. Le di otro valor.” No decís: “Uh, una chatarra, voy a armar algo”. De repente lo encontrás, lo armás y después caés.

Es como detectar el potencial que hay detrás de lo que el resto desecha.

Mica: Lo veo como tesoros. Todo lo horrible que la gente desecha, para mí es alto tesoro. Para mí es un universo en el que pensar todos los días.

Sub: Me pasa que ahora llegué a pensar primero en el sonido que quiero buscar y después recién concentrarme en cómo llegar a eso. Porque antes me pasaba que armaba cosas sólo por armarlas.

Maia: Mi postura con respecto a empezar a ser DiY tiene que ver con algo de todos los días y con lo que es la autogestión. No sólo con los instrumentos, sino lo que es usar cosas recicladas. Tener otro tipo de pensamiento y llevarlo a la música y llevarlo a todo lo que es la vida. Autogestion, ¡fuck you capitalismo!

¿Les sorprende que toda la información esté al alcance de la mano?

Piter: Lo sorprendente es que haya una mezcla de generosidad con apertura.

Sub: Yo creo que es como una contracultura de la electrónica.

Caccavo: Thomas Henry puso todos sus proyectos de sintetizadores modulares, VCO, está todo lo del man.

Piter: Claro, que salga alguien que trabaja en Yamaha a decir cómo se hace el filtro o lo que sea, es re punk.

* Laboratoriodejuguete.com
* Circuitocinico.blogspot.com.ar y Sonidocinico.blogspot.com.ar
* Foro.cuartitodiyer.com
* Birthofasynth.com/Thomas_Henry/TH_main.html
* Electromusic.com
* M.bareille.free.fr

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