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Jueves, 29 de enero de 2015

TOMáS VILCHE SE CALZó LOS BLUYINES

“No estamos pensando en encajar”

Tras su salida de La Patrulla Espacial, armó un grupo directo y expansivo.

 Por Santiago Rial Ungaro

No es lo que se esperaría de un músico de R&B, pero hace media hora que Tomás Vilche, guitarrista y cantante de Los Bluyines, no para de hablar de Estupendo, el genial dúo de música electrónica de Banfield que remixará un tema de su nueva banda: “En el primer disco tenían una onda Air, bocha de tiempo antes. Y cuando eso se puso de moda, ya estaban haciendo ruidismo, editando discos en CD-R con tapas variables, cosas que acá se empezaron a hacer ocho años después. Lío es uno de mis discos favoritos de la historia del rock argentino, y los admiro también por cómo armaron a principios de los ‘90 su propio sello. Eso me dio una pauta cuando armamos Mandarinas”. Muchos lo conocen por su ex banda, La Patrulla Espacial, de la que se fue de manera áspera hace aún demasiado poco tiempo, pero también como el alma mater de Mandarinas Records, sello digital emblemático para la autogestión de la última década.

“En Los Bluyines hay una cuarta parte de La Patrulla, así que hay cosas que pueden ser parecidas. En esta banda se recuperó una dinámica creativa que extrañaba. Todos somos autodidactas, pero cuatro de los cinco estudiaron y se recibieron en Composición con Medios Electroacústicos, en la Universidad de Quilmes. Quizá por eso todos tienen una apertura: no estamos pensando en que tenemos que encajar acá o allá.” Junto al guitarrista Marco Dómini (también en Antropofónica Afro Beat), el tecladista Julián Rossini (autor de Reunión, disco de covers instrumentales de temas de platenses como Prietto, El Mató), el baterista Imanol Sánchez y el bajista Sergio Caparelli, Vilche acaba de editar el maxi de cuatro temas El tiempo vuela, grabado y mezclado (salvo las baterías) en su estudio, Mandarinas Records.

En temazos como El tiempo vuela o El amor, Los Bluyines no tienen miedo de sonar pop o directamente bailables. Hace un par de años, Tomás le dedicó un hermoso disco a María Soledad, su novia: “Un día le dije: ‘Te voy a hacer un disco de canciones de amor’. Y en un verano compuse siete, ocho temas, los grabé y los subí a Mandarinas”, dice sobre esa encantadora producción en la que encontró una veta más lúdica y sentimental, presente ahora en su nuevo proyecto.

“En vivo seguía disfrutando mucho con La Patrulla, pero la verdad es que no me entusiasmaba esa onda KISS, Rainbow, ese heavy medio pop de los temas nuevos. Y hubo muchas forradas, se generó una situación turbia: ni mis ideas ni mis canciones gustaban, y no nos juntábamos ni para zapar. Así que me empecé a juntar con otra gente. Sé que ellos sacaron un simple que ni escuché, ni pienso escuchar, pero me dijeron que siguen imitando mi voz. Me da un poco de vergüenza y gracia que sigan con el mismo nombre: se tendrían que llamar La Patrulla solo, o cambiar de nombre. Si estás bien plantado y tenés humildad, las cosas funcionan de otra manera.” El tiempo, que no espera a nadie, está de su lado. Pero vuela.

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