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Jueves, 11 de febrero de 2016

PATO LANGE, AHORA Y SIEMPRE

Dandy rock club

El violero y periodista de moda que distorsiona la frivolidad.

 Por Santiago Rial Ungaro

“Manifestarse a través de la vestimenta es algo mucho más antiguo de lo que se piensa, y no tiene nada de frivolidad. Frivolidad es ir a comprar lo que ponen en una vidriera para que lo compres. El rock seminal en Argentina estuvo muy marcado por la moda: Spinetta, Litto o Moris no eran pibes normales en su manera de vestir.” Cantautor, editor de GQ (la revista de moda masculina más importante del mundo), guitarrista de rock y periodista, Pato Lange es un auténtico dandy. Elegante y legible, melodioso y rockero, clásico y moderno, acaba de editar Ahora, su debut como cantautor (vía S-Music), que sintetiza sus diversos y complementarios talentos: “Estoy atravesado por la cultura rock desde que mi papá trajo un casete de Los Beatles cuando yo tenía 5 años: lo escuché hasta que se me gastó la cinta”.

Niño músico y adolescente rockero, creció en Castelar, tocando la guitarra: “Toco desde los 11 y hago canciones desde los 12. Empecé estudiando música clásica en el Conservatorio, en Morón, mientras me formaba como guitarrista de rock con profesores. Cuando era adolescente iba a ver a Demente Caracol: Matu Kocens es un violero tremendo y ellos eran rockeros que usaban ropas de colores y pantalones Oxford... eran como unos Black Crowes de Castelar”.

Por entonces, Pato tocaban en Set Nova, la banda más beatlesca de esa escena, pero en paralelo empezó a leer con fruición biografías y libros sobre la historia de rock: “Mucho antes de empezar con el periodismo había investigado de manera bastante enciclopédica la historia del rock, yendo hasta muy atrás, al punto de que en un momento creo que me cerré un poco: si escuchaste a Roy Orbison y Buddy Holly después no te copás con cualquier cosa. Recién cuando empecé a escribir para revistas de moda internacionales pude trasladar ese espíritu de buscar la novedad al rock. Ahora me interesa saber qué hacen las bandas nuevas”, confiesa.

Si su ductilidad con la guitarra proviene de aquellas interminables zapadas por el Oeste —“En Dr Jones, en Ramos Mejía, zapé con todo el mundo”, dice—, este ex profesor de viola también es hombre de letras y se nota en Ahora, disco sobrio y claramente cancionero, curiosamente despojado de cualquier alarde de virtuosismo: Pato la rompe con la viola y es guitarrista en Joaquín y los Estuches, la banda paralela de Levinton, de Turf. “Hay una intención de que se entienda el mensaje claramente, no le tengo miedo a la simpleza. Me interesa contar una historia, como en El viejo, que podría ser un tema de Serrat. Creo que lo que me dieron el periodismo y la escritura es mucha humildad, algo que te corre un poco del rol tan egocéntrico que a veces tenemos los músicos. Eso no me lo dio la música, sino el periodismo. El prototipo de estrella de rock arrogante está muy demodé. Se lo banco a un pendejo, pero teniendo ejemplos como los de Spinetta o Nebbia, resulta bastante Spinal Tap, es muy ridículo”.

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Imagen: Cecilia Salas
 
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