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Jueves, 30 de marzo de 2006

CUCHá, CUCHá

 Por Cristian Vitale

Los Peyotes (¡Cavernícola!)

¿Quiénes son estos primitivos desencajados que gritan “Te pegaré, te pegaré / Te pegaré hasta que me digas sí” (Te pegaré), en una ¿canción? que suena como Los Gatos Salvajes (Farfisa incluido), pero con un mensaje que a Nebbia jamás de los jamases se le hubiese ocurrido? Conclusión de primera escucha: son unos psicóticos sin retorno. Pero no es todo. Las conclusiones son miles y así, porque pasa el disquito y aparecen rupturas, fugas, oscuridades y sorpresas, englobadas en un “me cago en todo” tan reconfortante como incómodo. A veces prolifera la experiencia adrenalínica, que resulta de retomar las crudas fuentes del rock garagero. Es el caso de Fuego, cuya voz gutural desparrama paganismo y catarsis animal (“Yo soy el dios del fuego / y les voy a traer fuego”) o de When I Arrive. Otras, un sonido minimalista, sesentoso y arcaico (Cry Baby), que fusiona a The Yarbirds con The Seeds y los viejos Moves, entre teclas sucias y alaridos. Y hasta se atreven a ningunear ritmo y melodías (El humo te hace mal). Ufff. Qué difícil es escucharlos de nuevo. Pero tienta. ¿Saben cómo le dicen al factótum, guitarrista y cantante del grupo: David Peyote? El Brian Wilson del Altiplano (¿?). (www.rwyrcds.com.ar)

All the Hats (Stand your Underground)

Si no fuera por el escudito de la UMI que deschava su procedencia argentina –rosarina–, All the Hats podría confundirse con un grupo punk-indie británico, tratando de ser como The Offspring o Green Day. Veinte canciones ligeras, melodiosas y efímeras tienen nombres ingleses, se cantan en inglés y “se tocan” en inglés. Y sólo una en castellano. Se llama Revolución. ¿Todo dicho no? Especial atención a About me y Needer. Muy pero muy buenos temas. ([email protected])

Sexión (Más sexo)

Disco que oscila entre el rock previsible y la intención de escaparle sin poder del todo (En la noche o Himno del dolor). Arranca prometiendo con Aún va –la voz del cantante se parece mucho a la de Chizzo de La Renga– y después, a la altura del cuarto track –El rock and roll– se torna repetitivo, bastante trillado. Para muchas bandas, a veces el primer disco es el mejor. No pareciera ser el caso. (www.lacasasexion.com.ar)

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