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Domingo, 11 de agosto de 2013

SALí

A comer platos calóricos

 Por Sebastian Laffaye

El paraíso del gourmet

El frío cortante del invierno invita a la gastronomía calórica y a las salsas contundentes. Y la tradición ítalo porteña que recoge Albamonte es una muy buena oportunidad para probar algunos de los clásicos en esta categoría, antes de que empiecen las preocupaciones veraniegas por los kilogramos de más en el cuerpo. Fundado hace más de 60 años, originalmente en pleno Microcentro, este típico bodegón a cuadras de la estación Lacroze, está hoy a cargo de Antonio, su mujer María Inés y su hijo Sergio, los tres responsables de mantener la herencia y tradición de este gran lugar.

La carta ofrece una recorrida por los clásicos de la gastronomía de bodegón, como los sesos a la romana ($47) que salen en una fritura perfecta, idealmente acompañados por una porción de puré ($26); o el chivito a la provenzal con papas españolas ($110), en una porción para compartir. Entre las pastas destacan los mostacholes (la pasta seca es de la marca italiana De Cecco, una de las mejores del mundo) a la Príncipe di Napoli ($68, con tomate, pollo y jamón, gratinados con muzzarella), también una opción suculenta apta para dos comensales.

La pizza ($70 a $97), otra especialidad de la casa, sale finita y crocante del horno de leña, pero en un lugar así, con tanta otra oferta, sería un desperdicio pedirla como plato principal. Por eso, en las mesas suele funcionar como entrada, bien al estilo italiano. De la parrilla, impecables bife de lomo ($84) o de chorizo ($76), en el punto pedido.

De la carta de postres ($18 a $45) destacan el sabayón al marsala, hecho en el momento, como broche perfecto para una cena calórica; y el tiramisú, preparado con auténtico mascarpone. El panqueque de manzana, compartible entre tres, no podía faltar en esta entrañable lista de tradición porteña.

Vinos clásicos a precios amables rubrican una propuesta que convence desde todos los puntos de vista. No es casual que, día a día, año tras año, los habitués se agolpen bajo su entrada para volver a probar, como lo vienen haciendo desde hace más de 50 años, aquellos platos que los hacen felices.

Albamonte Ristorante está en Av. Corrientes 6735. Teléfono: 4554-4486. Horario de atención: miércoles a domingos de 12 a 15. Martes a domingos de 20 a 24.


La Paternal y su su bodegón mítico

Por fuera de todos los circuitos gastronómicos, y con nula pretensión de modernidad, esta cantina situada en medio de La Paternal mantiene viva la tradición de la fonda de barrio, renovando su clientela desde 1956 a fuerza de mantener intactos sus principios, una comida honesta y casera servida en porciones generosas. Resumiendo: a Chichilo se viene a comer mucho. A Chichilo se viene a comer bien.

Las entradas frías, disponibles en el mostrador, salen en platitos con tres opciones ($58). La variedad es amplia: tomates secos en aceite, porotos en escabeche, cebollas al vino tinto, lengua a la vinagreta, queso especiado, bocaditos de acelga y sigue la lista. Pero si la intención es subir la temperatura corporal, el pulpettone de Reggio Calabria ($59), una suculenta albóndiga de carne especiada rellena con queso derretido y acompañada de papas españolas, es una excelente opción. El conejito al vino blanco sale guisado en su punto, mientras que el cordero a la portuguesa permite que dos personas coman con soltura. Volviendo a los fuccilli al fierrito ($60, dependiendo de la salsa elegida), salen en porciones grandes, aptas para compartir si antes se comenzó con algunas de las picaditas.

Chicho, atento a los avatares del salón, avisa que las salsas van desde la muy suave Anabella (salsa blanca y hongos) a las más intensas, como la puttanesca con anchoas y alcaparras o la Valentina (tomate, albahaca, aceite picante). También hay tallarines o sorrentinos marplatenses, con 22 salsas posibles. Las rabas ($58) tiernas, salen a la marinera, provenzal o la Calabria (con un toque de picante). Y, para el final, los postres mantienen el espíritu de la casa: si queda lugar, el mandato tradicional indica pedir el flan mixto ($40), en generosa porción.

Chichilo queda en Camarones 1901. Teléfono: 4584-1263 / 4581-1984. Horario de atención: miércoles a sábados de 20 al cierre; sábados y domingos de 12 a 16.


En Recoleta también se consigue

Imperturbable a los cambios que ha sufrido el polo gastronómico que rodea el Cementerio de la Recoleta, Rodi sirve desde hace décadas a su clientela una comida que no defrauda. Su mérito no es poco: en el barrio no abundan los bodegones, pero este antro del buen comer logró mantenerse allí, con calidad de producto y simpleza en sus preparaciones. Mozos con oficio que saben recomendar, porciones generosas en un ambiente relajado y algo ruidoso hacen de Rodi un lugar perfecto para el almuerzo en familia numerosa o una cena entre amigos que gustan de hablar en voz alta.

Al mediodía se ofrecen dos platos del día ($48 a $58), desde un bife de costilla con papas y huevo a un muslo de pollo deshuesado con puré mixto o a unas pastas a la Parisienne. De la parrilla, disponible mediodía y noche, salen en su punto bifes de chorizo ($70), de lomo ($96) o de hígado, este último a muy económico $40. Pero si de platos calóricos se trata, la recomendación es ir directo por unos niños envueltos ($52), un Strogonoff de lomo con ñoquis ($65) o unos bifecitos de hígado a la Lyonesa ($65), todos capaces de transformar el frío del invierno en una brisa casi primaveral. La carta incluye también algunos pescados más allá del consabido filet de merluza: trucha rellena ($85) o bacalao noruego a la gallega ($120) son dos buenos ejemplos. A la hora de los postres, higos rellenos con nuez ($40), postre Rogel ($32), flan ($22) o un excelente budín de pan ($25) constituyen el cierre perfecto.

El Rodi, como se lo llama afectuosamente, mantiene además intacta una tradición cara a los boliches de barrio: la de los aperitivos. Servidos con soda y a precios fáciles ($20 a $25), es posible tomarse un Fernet o Campari al caer de la tarde mientras se pica alguna aceituna o quesito y se ve discurrir la tarde recoleta.

Rodi Bar queda en Vicente López 1900. Teléfono: 4801-5230. Horario de atención: lunes a sábados de 8 al cierre (desayuno, almuerzo y cena).


Fotos: Pablo Mehanna

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