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Domingo, 10 de enero de 2016

MúSICA > LOS BEATLES

LOS NÚMERO UNO

El público quiere siempre más de ellos y la cantera beatle, insólitamente, sigue dando material, si no inédito, al menos casi inconseguible. Así, lo “nuevo” de Los Beatles hoy es un disco viejo: 1, editado en 2000. ¿Por qué vale la pena revisitarlo? Porque la edición de lujo viene acompañada por material audiovisual de la época, cincuenta clips en total, desde pioneros videos promocionales hasta, por ejemplo, el loquísimo registro de la grabacón original de “A Day In The Life”

 Por Sergio Marchi

Hace ya cuarenta y cinco años que periódicamente el mundo recibe nuevo material de una banda que dejó de existir pero que todavía produce. Milagro de los tiempos modernos, el pozo de Los Beatles parece ser inagotable. Su archivo fue revisado hasta la extinción total, pero de alguna manera, lo que se llama “la familia beatle”, esto es, Paul McCartney y Ringo Starr en su calidad de ex miembros del grupo, junto a Olivia Harrison y Yoko Ono que juegan en el equipo de las viudas, se las ingenia para seguir extrayendo nuevo producto de un yacimiento que parecía exhausto.

¿Es “la familia” la que se empecina en no dejar piedra sin exprimir para no renunciar a una renta posible? ¿O es el mundo que insiste en vivir prendido a la nostalgia de un tiempo que ya no existe? La respuesta puede ser afirmativa en ambos casos, pero no explica el todo de la cuestión. No es solo dinero y añoranza. Con cada nuevo lanzamiento, el mito se vuelve real, y Los Beatles se regeneran como la banda más grande e influyente de todos los tiempos. Cada lanzamiento es, al mismo tiempo, un nuevo desafío.

En esta ocasión, lo “nuevo” de Los Beatles es un disco viejo: 1. O mejor dicho, su actualización a formato visual, en DVD /Blu-Ray y en dos versiones: una “común” (CD + DVD) y otra “de luxe” (CD + dos DVD), llamada 1+, a un precio astronómico, por supuesto. 1 se editó originalmente en el 2000 y vendió 31 millones de copias. Ahora aterriza nuevamente en bateas, pero esta vez con los videos como producto principal: Los Beatles para ver. Lo visual ha sido restaurado, y lo musical, remasterizado y remezclado, para poner al cuarteto tecnológicamente a la par de estos tiempos.

En los 60 y debido a su enorme fama, la demanda sobre Los Beatles fue tremenda. Buscando modos de satisfacerla, desarrollaron la idea del video promocional que pudiera suplantar su presencia, creando así las bases para lo que luego sería una práctica usual en la industria discográfica, instalando de paso los cimientos de MTV y canales similares que hicieron de un producto sonoro, un rentable formato visual.

Para algunos temas había un video promocional, en otros se disponía de actuaciones filmadas, y en no pocos casos hubo que inventar el video, siempre de manera original y creativa; esto sucedió, sobre todo, en el disco 1+, que es el que contiene material de archivo rara vez visto. Y es una verdadera y grata sorpresa. Las canciones son conocidas, pero algunos de los videos no tanto. Curiosamente, algunos que ya se vieron hasta el hartazgo, parecen una novedad, y otros inéditos que los fans esperaron como un nuevo advenimiento milagroso, terminan siendo un fiasco. Son, exactamente, cincuenta videos y se encuentra de todo en la viña de los señores John, Paul, George y Ringo. Es necesario iniciar esa expedición con calma y ojos descansados.

El clip insignia de esta colección solo visible en la edición 1+ es “A Day In The Life”, construído en base a la grabación original del tema. Grotescamente psicodélico, permite observar el happening que se creó en torno a la canción, y en el cual participaron activamente los miembros de la orquesta, que lucían pelucas, narices de payaso y otros aditamentos. Fueron más reacios a seguir las instrucciones de George Martin y Paul McCartney, que les pidieron que fueran del registro más bajo de su instrumento al mas alto en determinada cantidad de compases, que a disfrazarse y sumarse a la fiesta que incluyó visitas de Mick Jagger, Keith Richards, Donovan, Marianne Faithful y Mike Nesmith de The Monkees. En el segundo minuto, si se observa con atención, se puede ver a un violinista de anteojos cuadrados, que toca su violín... con una garra de gorila.

“I Feel Fine” cuenta con dos versiones que suceden en un gimnasio. John esquiva unas pesas, Paul parado en el centro, George se planta frente a una pera de boxeador, y recién a mitad de la canción aparece Ringo pedaleando en una bicicleta: es una burda mímica hecha sin ganas. La segunda versión, que se ve en 1+, es un descarte ya que los cuatro fueron filmados en el mismo lugar en la hora de almuerzo. No les importó hacer la mímica al tiempo que devoraban su pescado frito con papas, lo que hizo que esa filmación se etiquetara como “I Feel Fried” (Me siento frito). Brian Epstein se rehusó a que fuera exhibida porque le parecía “humillante” que sus representados fuesen vistos comiendo con la mano, tal como hacían sobre el escenario, cuando él los vio por primera vez en The Cavern. Es una secuencia muy graciosa y totalmente inédita.

El 23 de noviembre de 1965 fue el día en que Los Beatles comenzaron a filmar sus clips de promoción, para difusión del inminente simple “Day Tripper/ We Can Work It Out”. Aprovecharon la jornada también para hacer otros de canciones anteriores, previendo utilizarlos en algún momento. “Day Tripper” tiene tres versiones, la primera de las cuales está filmada en los estudios Twickenham y es la más formal. La segunda fue hecha para Granada TV, con una coreografía de rubias como preludio, y la tercera, muy poco vista, es una versión anárquica donde Ringo Starr serrucha el decorado de lo que parece ser un tren con George a su lado. John y Paul cantan sobre las “alas” de unos viejos aviones.

“Can’t Buy Me Love” es una delicia porque se trata de un audio diferente al del álbum (playback para televisión), y el director creyó que John era el vocalista principal (Paul lo es), y centra la cámara en él. Casi toda la canción de Paul, entonces es “cantada” por John. En “Strawberry Fields Forever” la restauración opera su magia y no por nada es considerado como el video originador del clip moderno. Los Beatles se habían vuelto fanáticos de las películas de Ingmar Bergman, y cuando conocieron al cineasta sueco Peter Goldmann le ofrecieron dirigir su nuevo video. El sindicato de músicos prohibía el playback y había que aguzar el ingenio. Goldmann colocó un piano al lado de un viejo roble, atado con hilos que se asemejan a telarañas; Los Beatles caminan por ahí, muy serios, y Goldmann invierte las imágenes. En los comentarios adicionales, Ringo cuenta que “Paul sube al árbol de un salto, lo que demuestra que estaba en estupenda forma”. Olvidó decir que lo hizo de espaldas, porque la secuencia iba en retroceso.

Más allá de novedades visuales, lo irresistible de 1 son las miradas de John Lennon; hay una sorna en su rostro, absolutamente deliciosa, que permite suponer que su único juego era hacer reír a Paul McCartney, lográndolo siempre. Ese juego de miradas, sumado a la mejora sonora y visual, hacen de 1, un agujero para pispear a Los Beatles; tan mágico como el que George Harrison musicalizó en el legendario Wonderwall. ¿Quién no pondría uno o más pesos en esa ranura?

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