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Domingo, 29 de marzo de 2009

CINE > ASYLUM, LA PRODUCTORA CLASE B QUE FILMA BLOCKBUSTERS POR DOS PESOS

B de berreta

Desde los años ’40 que, a la sombra de las grandes producciones, proliferaron pequeñas productoras dispuestas a filmar con mucho menos presupuesto, pero mucho más corazón, películas muy parecidas a los éxitos de los estudios. Roger Corman quizá sea el rey indiscutido de ese cine clase B que dio vida a monstruos de goma, asesinos terroríficos y víctimas que chorreaban salsa de tomate. Vivas durante décadas en las salas de barrio, en los ’80 esas producciones se refugiaron en los videoclubes. Ahora, la productora The Asylum vuelve a ponerlas en el centro de la escena. Transformers, La guerra de los mundos, El Código Da Vinci y hasta Alien: nada los detiene y todo lo vuelven a filmar por monedas.

 Por Mariano Kairuz

Dos años atrás, en plena temporada de estrenos multimillonarios, Universal lanzó Transformers, la película que recuperaba el viejo pero recordado fenómeno de los juguetes mutantes de los ‘80, ahora con producción de Steven Spielberg. El mismo día de su estreno, llegaba a los videoclubes de Estados Unidos, directo al dvd y con un afiche llamativamente parecido, una película bautizada sin sutilezas Transmorphers. Un par de años antes, también en simultáneo con otro estreno de Spielberg esta vez como director: La guerra de los mundos, un film de perfil considerablemente más bajo pero llamado La guerra de los mundos de H.G. Wells, había desembarcado en el mercado del film hogareño. En el medio, mientras una popular superproducción con Tom Hanks basada en un best seller de Dan Brown que ni hace falta nombrar copaba los multicines de todo el mundo, hacía su entrada la algo más modesta The Da Vinci Treasure: “El tesoro de Da Vinci”. ¿Qué tienen en común estos tres títulos (capitales de una lista mucho más larga que amenaza con no terminar nunca)? Su productora, una empresa del más flagrante cine de explotación, animada por el mejor espíritu de tiempos pasados, llamada The Asylum. El asilo. Para algunos fanáticos del cine fantástico, una auténtica locura. Para los ejecutivos de los estudios cuyos títulos son “versionados”, el proyecto de un par de tipos a los que les gustaría ver encerrados.

The Asylum fue creada en 1997 por dos tipos con larga experiencia en cine chatarra de bajo costo: David Michael Latt y David Rimawi. Es decir, la compañía ya tiene once años, pero hasta que uno de sus estrenos coincidió con una de Spielberg, eran casi exclusivamente una productora y distribuidora de películas baratas de terror y fantasía. La superposición de ambos estrenos les dio una publicidad extra, y Latt y Rimawi descubrieron su filón: algo que llaman un “tie in” (indicando un producto que viene “pegado” a otro, en este caso una película más grande y comercialmente más masiva), Más informal y sugestivamente, se los llama también “mockbusters”, algo así como “parodias de blockbusters, o tanques comerciales”. Pero la verdad es que no se trata de parodias, sino que son más bien imitaciones de bajo presupuesto de superproducciones, de las que copian algunas premisas argumentales, generando además campañas publicitarias muy similares. Si la publicidad suele vendernos buzones de colores brillantes, nadie lo hace tan agraciadamente como el cine clase B. El afiche de Transmorphers es muy obvio en este sentido, por título y “arte” promocional, y si en la película hay robots alienígenas (como en Transformers), hasta ahí llegan las semejanzas con su “hermana” famosa, además de que no tiene ni un actor conocido, y los efectos especiales son bastante menos sofisticados. Esta “estrategia” se ha repetido en numerosos títulos creados para el mercado del directo-a-video, que The Asylum ha estado distribuyendo a lo largo de los últimos cuatro años. Si New Line Cinema estrenaba ese pequeño fenómeno comercial que fue Snakes on a Plane (que acá se llamó Terror a bordo), la productora de Latt y Rimawi sacó Snakes on a Train (“Serpientes en un tren”); y si la Fox anuncia Alien versus Depredador, Asylum saca adelante en tiempo record Alien vs Cazador. Universal podrá estrenar el King Kong de Peter Jackson, pero ¿cuánto dinero menos costó King of the Lost World? A diferencia de sus referentes más masivos, se trata en todos los casos de películas con presupuestos de menos de un millón de dólares (contra los 100 a 200 de las otras) y esquemas de producción breves, con rodajes ajustadísimos de un par de semanas, y un plan de lanzamientos de una al mes. La más que elocuente lista sigue, y ahí están Piratas de la Isla del Tesoro; I am Omega (explotación trash de Soy leyenda, de la Warner), 666: The Child (¿y quién necesita la remake oficial de La profecía?); Street Racer (entre Meteoro: Speed Racer y Rápido y furioso). Además, Asylum ya ha lanzado La guerra de los mundos 2, así que, Spielberg, ¿para cuándo? Ocasionalmente, algún estudio amenaza con demandarlos por plagio, como ocurrió a fines del año pasado con El día que la Tierra paró, pero eso es sólo porque en la Fox saben que ése es tan buen título como El día que la Tierra se detuvo.

Si hay que buscarle un antepasado al cine que produce Asylum, el fantasma más prestigioso que ronda a la productora es el del gran Roger Corman de los años ‘60. Un fantasma bien vivo: el tipo tiene 82 años y mantiene una productora de berretadas con títulos como Saurian, Dinocroc y Barbarian: The Last Warrior King. Sólo que tal vez sus películas ya no expresan la urgencia de otros tiempos, de épocas en las que los estudios más grandes producían “pequeñas” películas de complemento (para sus dobles programas, cuando todavía existía tal cosa), mientras los estudios y las productoras independientes salían a emular los éxitos del momento, a costos –tiempos de rodaje, “nivel” del casting, reciclaje de sets y vestuarios– mucho más eficientes. Y a veces con resultados muy superiores –más imaginativos, cuando menos, y arriesgados– a los de sus compañeras más caras. Una vez cada tanto, el cine clase B además hacía puro “exploitation” hecho y derecho: agarraba el título o el fenómeno cinematográfico del momento, y ofrecía una réplica más modesta y más trash y muchas veces más divertida. Por poner un ejemplo Corman de los ‘70 bien evidente: mientras el Tiburón de un Spielberg sub-30 permanecía, un par de temporadas después de su estreno como una de las tres películas más taquilleras de todos los tiempos, la compañía New World apuraba la máquina para tener lista Piraña, de Joe Dante. Y para que a nadie le quedara alguna duda de que se trataba de un pescadito salido de la misma laguna, la estrenaba con un afiche cuyo concepto visual estaba entre el homenaje y el robo flagrante. A principios de los ‘80, con parte del negocio de la clase B en merma, Corman vendió su productora, pero siguió haciendo de las suyas con otra compañía, Concorde, y para cuando una década más tarde Spielberg estrenó Jurassic Park, él no tardó en pergeñar Carnosaur, cuya bestia prehistórica habrá sido algo más gomosa y torpe en sus movimientos, pero engendró sus secuelas mucho más rápido que la adaptación del bestseller de Michael Crichton.

Lo cierto es que cine de terror y ciencia ficción de bajo presupuesto no dejó de haber nunca, sólo que mientras que de los ‘40 a los ‘70 fue un gran programa B para las salas barriales del mundo, a partir de los ‘80 buena parte de esa producción quedó confinada al videoclub. Fue el caso de la productora Full Moon, creada por el veterano Charles Band a fines de los ‘80, factoría de la que salieron sagas como las de Puppet Master y Subspecies (que sí, sólo son famosas entre los visitantes habituales de ese submundo). Y también, aunque en un nicho algo más específico, el de Troma, la compañía fundada por Lloyd Kaufman y Michael Herz a mediados de los ‘70, que dio a luz obras magnas del trash como la serie de El Vengador Tóxico, y Tromeo y Julieta. Pero The Asylum parece haber reabierto, al menos desde sus ingeniosas campañas, un territorio largamente olvidado: el de un cine de explotación directo que basa su operación de marketing en que no sólo no disimula su condición de “robo”, sino que se regodea en ella, abrazando a los fanáticos consumidores de todo tipo de cachivaches de género, y al mismo tiempo aproximándose con humor a los aún no convertidos. Desde este año, las películas de la compañía están llegando al dvd local: LK-Tel ya editó 30.000 leguas de viaje submarino y La masacre del sanguinario; para abril anuncia títulos como King of Ants (Asesino por naturaleza) y Alien Apocalypse (Apocalipsis, con el actor de culto Bruce Campbell).

La pregunta del millón –o menos– de dólares es: ¿son buenas las películas de The Asylum? Emmmm... uhmmm... algunas tienen su encanto. Aunque hay que decir que buena parte del encanto de sus títulos más fuertes reside justamente en que lo único fuerte que tienen es su título. Por lo demás, adolecen de algunos de los defectos más comunes de la vieja ciencia ficción barata, que prometían desde sus hábiles afiches toneladas de acción y docenas de criaturas extravagantes y bellas doncellas, que después aparecían en pantalla –si es que aparecían– sólo en dosis muy módicas, haciéndose esperar la mayor parte de las veces por largos, inconducentes, absurdos diálogos. Pero no dejan de tener lo suyo, y no hay que olvidar que hasta Corman, que filmó obras maestras como el ciclo de Poe con guiones adaptados por Richard Matheson, tenía días malos en sus años buenos. The Asylum es un pequeño triunfo comercial que sigue al menos una lección del octogenario maestro que los ejecutivos de los estudios millonarios jamás se molestaron en aprender. Una lección sucinta pero fundamental que quedó encapsulada para la posteridad en el genial, soberbio, incontestable título de la autobiografía del rey indiscutido de la serie B: “Cómo hice cien películas en Hollywood, y nunca perdí un centavo”.

I Am Omega Atención a la habilidad del titulador, que combinó el nombre original de la fascinante novela de Richard Matheson (Soy leyenda) con el de una de sus varias versiones cinematográficas, The Omega Man (la de Charlton Heston, dirigida por Boris Sagal en 1971), para que todo estuviera a punto. A punto de ganarle de mano a Soy leyenda, la de Will Smith, que necesitó un presupuesto ciento cincuenta veces mayor para contar una historia parecida sobre el último sobreviviente de la Tierra. El director de I Am Omega, un tal Griff Furst, es un tipo de 27 año que ya carga en su prontuario con, entre otras producciones de Asylum, algo llamado Soldados universales (como el clásico de ciencia ficción con Jean-Claude Van Damme, pero en plural) y está dándole los toques finales, en el año de la película del X-Men Wolverine, a Wolvesbayne.

Transmorphers Parece que el nombre lo dice todo pero no, esto es ver para creer. Sí, hay robots que vienen del espacio y cambian de forma para convertirse en algún cacharro distinto, como los Transformers de la juguetera Hasbro, y también ponen bajo amenaza a toda la humanidad, pero además tienen algo que la película dirigida por Michael Bay con producción de Spielberg no se animó a poner: una subtrama con lesbianas. Como suele suceder, el cine con onda aparece sólo cuando se revuelve el fondo del canasto de las ofertas. Para cuando el próximo 25 de junio llegue a los cines del mundo Transformers 2: Revenge of the Fallen, Transmorphers 2 ya va a llevar dos días en los videoclubes norteamericanos.

30 mil leguas de viaje submarino La película del director Gabriel Bologna protagonizada por Lorenzo Lamas (un clase Z) de ley no sólo no reniega del aporte que les hizo Julio Verne en materia argumental, sino que sube la apuesta ya desde el título. Un actor irlandés desconocido, Sean Lawlor, compone un capitán Nemo rematadamente psicópata, y las cosas derivan hacia una suerte de thriller político contemporáneo.

Alien vs. Hunter Tras muchos años de dar vueltas con la idea, finalmente dos de las franquicias más potentes del cine de extraterrestres asesinos se juntaron en una película rara, sin estrellas (ni siquiera un cameo de Sigourney Weaver como la recordada teniente Ripley): Alien vs. Depredador (2004). Los muchachos de The Asylum, inspirados, también filmaron una películas sobre el enfrentamiento de dos bichos que parecen provenir de sendas sagas previas, pero no. Lanzada en el 2007, a tiempo para alimentarse de la promoción de Alien vs. Depredador 2: Réquiem, Alien vs. Hunter tampoco tiene estrellas, aunque la protagonizan William Katt, que alguna vez, hace muchos años, trabajó con Brian DePalma y fue considerado toda una promesa, y Dedee Pfeiffer, la hermana de Michelle, que sí es famosa. Algo es algo.

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