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Sábado, 30 de abril de 2011

MúSICA > LOLó GASPARINI, VOZ Y ELECTRóNICA

Coro de ángel

Empezó haciendo coros para Altocamet y Los Twist hasta que conoció los grandes escenarios latinoamericanos junto a Gustavo Cerati en la era de Siempre es hoy. Hoy Loló Gasparini encabeza el trío electropop Isla de los Estados junto a Mariana Monjeau y Flavio Etcheto, en una corriente indie y minimalista que es casi una ínsula musical. Y, además, suele ponerse detrás de las bandejas como una de las djs más prometedoras de la escena local.

 Por Juan Andrade

Loló Gasparini aprieta fuerte los párpados, frunce los labios con un leve mohín y sacude la cabeza negativamente. Está hablando de lo que más le gusta hacer: cantar. Pero cuando evoca su debut arriba de un escenario, en un barcito por el microcentro, parece revivir un nudo de emociones encontradas. “Tenía un amigo que tocaba la guitarra y empecé a tomar clases. Un día hicimos una canción de Joni Mitchell. ‘Eh, ¿por qué no cantás?’, me preguntó. Entonces vino lo del bar: él tocaba con otra chica y me invitaron en un par de temas. Cuando bajé, lloraba de la emoción. Ahí empecé a sacarme el miedo... Siempre fue una cosa difícil. Todavía hoy me siento reexpuesta al cantar: estoy en carne viva. Pero después me siento bien. Y lo disfruto”, dice.

Menos mal, porque estaba a punto de convertirse en la corista de Gustavo Cerati. Ahora encabeza el trío electropop Isla de los Estados y conoce los secretos de los grandes escenarios latinoamericanos, pero en aquel momento las cosas se precipitaron de tal modo que pasó de estudiante de psicología a cantante tiempo completo en lo que dura una crisis vocacional. “Me hice amiga de los Altocamet, en un verano que pasé en Mar del Plata. Y después grabé en su EP Manzanas de metal. Salió una gira con ellos y ahí me empecé a copar... ¿Qué hago con la facu? ¡Ya fue!”, resume. “Todo se fue hilando y al poco tiempo surgió lo de hacer coros con Los Twist. Era rependeja, ¡estar con Pipo era una locura! Pero fue un fogueo inesperado, buenísimo para lo que estaba por venir”.

El ex Soda Stereo se había ocupado de la producción y la mezcla del EP de Altocamet. Así, junto con los marplatenses, Loló se filtró en el entorno ceratiano mientras se cocinaba el disco Siempre es hoy. “Supe que estaba pensando en poner una corista para el vivo. Un día me acerqué y le pregunté: ‘¿Necesitás una corista?’”, recuerda, justo antes de largar una risita. “No sé cómo hice, porque siempre fui muy tímida. Pero me dijo: ‘Si... ¿Viajarías? ¿Te coparías?’”. Y sí, claro que se copó. Lo que vino a continuación es lo que ella define como “Disneylandia”, o sea: años de aeropuertos, hoteles caros y shows multitudinarios junto a un artista al que admira y respeta. “Para mí era todo nuevo. Tuve que aprender a escucharme, a estar rodeada de monitores. Había shows en los que estaba medio paranoica. Pero al final gané en confianza y lo pasaba bien”.

No sólo por su belleza fuera de lo común, sino también por su particular registro vocal, de una tersura grave, distinguida y etérea, rompió de algún modo con el molde de la corista prototípica. Y sí, es la chica de la que uno se enamoraría. Pero además de curtirse en público, en medio de la gira con Cerati también descubrió su afinidad estética con un compañero de banda. Desde entonces, Flavio Etcheto se convirtió en su socio creativo –programaciones y teclados mediante– en Isla de los Estados. “Nos juntamos a experimentar con la composición. Fue un trabajo muy para adentro: cuando salió Latitud, nunca habíamos tocado en vivo”, acota. De hecho, llegó a sostener a las flamantes canciones del debut en soledad. “Flavio estaba con varias cosas, el disco acababa de salir y yo quería tocarlo. Hubo varias fechas en las que toqué sola con las pistas. Me gusta mucho la situación del vivo: es lo que más hice, en realidad”.

Después de atravesar esa breve fase unicelular, con el “regreso” de Etcheto y el ingreso de Mariana Monjeau de Altocamet (teclados y coros), Isla de los Estados pasó a ser un trío. Y la corriente indietrónica y minimalista que atravesaba el primer álbum se ramificó en nuevas direcciones con Expreso (2010). “Mejor escapar” es un buen ejemplo de lo desafiante que puede resultar Gasparini, montada sobre una ingeniería sonora en la que coexisten circuitos tecnológicos que remiten a New Order y Depeche Mode. “El primer disco era más oscuro. En Expreso los temas son más directos, queríamos darle otros matices al show”, explica. A su modo, las letras reflejan el mismo impulso. “No fue algo consciente, pero la mayoría tiene algo de querer salir. Hablan de lo que nos pasa con el otro. Y de estar hastiados de la rutina y buscar una solución un poco mágica”.

Además de haberse involucrado en proyectos paralelos como Zuker XP, Loló también encontró su propia impronta como DJ. Por estos días suele ocuparse de las bandejas de varios bares palermitanos (Levitar, Isabel, Río Café). “Me guío por lo que resuena en mí de alguna manera. No sigo una línea”, describe. La música que la identifica, claro, es la de un grupo cuya situación en el mapa local parece hacerle honor a su propio nombre. “Podemos compartir fechas o festivales con otras bandas. Pero, por otro lado, también estamos medio aislados, porque no hay muchos que estén en la misma”. ¿La ínsula musical que habitan podría estar en cualquier otro punto del planeta? “No. Cuando buscábamos un nombre, nos quedamos con el de una isla que estaba al sur de todo. Por más que la música sea electrónica, Isla de los Estados tiene la energía del rock argentino. Somos de acá. A full”.

Isla de los Estados toca el viernes 20 de mayo en la fiesta Mstrpln edición Arte BA (Studio Crobar, Marcelino Freyre y Paseo de la Infanta).

Como DJ, Loló Gasparini se presenta los sábados de mayo en el bar Isabel (Uriarte 1664) y el viernes 13 en Levitar (Godoy Cruz 1715).

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