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Domingo, 1 de octubre de 2006

Zapping, el memorioso

You Tube, el soporte para armar el archivo audiovisual más completo.

 Por Mariana Enriquez

En poco menos de un año, lo visitan diariamente 20 millones de personas y los usuarios suben 65.000 videos por día. Pocos sitios registran tal crecimiento –es el décimo más visitado de la web– y su funcionamiento es tan sencillo que resulta extraño que a nadie se le haya ocurrido antes. You Tube todavía es una compañía pequeña, con menos de sesenta empleados, y ya vale mil millones de dólares. La fundaron tres empleados de PayPal (Chad Hurley, Steve Chen, y Jawed Karim) en un garaje, y todavía guarda algo de ese espíritu amateur: hace dos semanas, un chico oriental que subió su propio video tocando la guitarra de forma magistral enloqueció a la web: todos los foros ardían tratando de establecer su identidad, y cuando la develó hasta logró una página en el New York Times.

¿En qué consiste You Tube? Es un sitio gratis que permite subir, ver y compartir videos con tecnología Adobe Flash. Incluye clips de películas, televisión y musicales, además de, claro, videos amateurs. Todos los blogs y otros sitios linkean constantemente hacia You Tube, y de a poco el archivo se va organizando: desde videos personales donde los usuarios hacen sátiras de películas o cantan karaoke, hasta una actuación de The Who en la TV inglesa de los años ‘60. Potencialmente, You Tube es el soporte para que exista online el archivo audiovisual de la humanidad: si, por ejemplo, cincuenta usuarios se arremangaran con la voluntad de subirlo, podría encontrarse desde el asesinato de Kennedy hasta la temporada final de Dallas, pasando por los discursos de Fidel Castro y Nelson Mandela o los mejores momentos de Bailando por un sueño. De hecho, ya puede encontrarse gran cantidad de archivo visual del nazismo. Pero, quizá por una cuestión de quiénes son –y qué edad tienen– los que saben usar la tecnología, todavía se consiguen más fácil las apariciones públicas de Paris Hilton que las entrevistas a Gilles Deleuze. Pero lo importante es que se podría archivar todo allí en un futuro próximo. Con restricciones, claro, al menos por ahora: los videos tienen que tener 100 MB o menos, no deben tener copyright y deben durar 10 minutos 58 segundos como máximo. Por supuesto, es fácil saltarse esta traba: sencillamente se suben fragmentos, cada uno del tiempo establecido, por vez.

Pero el punto del copyright último es el más controvertido. El slogan de You Tube es “broadcast yourself” (televisate); desde allí se supone que el objetivo primordial era la posibilidad de que los usuarios subieran sus propios videos, como una especie de “Televisión Abierta” online. Pero no hubo –no hay– forma de parar el flujo de material. En febrero de este año, por ejemplo, NBC tomó acciones legales para que You Tube cancelara clips de Saturday Night Live y las Olimpíadas, que le pertenecían. Pero desde entonces algunas cadenas y compañías discográficas empezaron a reconsiderar su posición. En poco tiempo, tanto NBC como CBS establecerán una asociación con You Tube, para que clips de programación se difundan allí a modo promocional. Lo mismo harán, con videos musicales, EMI y Warner. Y se seguiría manteniendo gratis, al menos en un futuro próximo.

Por el momento, You Tube se encuentra en un limbo legal, casi como Napster en sus comienzos. El sitio no tiene una política de edición disciplinada, como Wikipedia, y los usuarios pueden subir videos con copyright cambiando el nombre apenas –o usando una ortografía errónea– de modo que se escapan al control central. También ha provocado sus escándalos: por ejemplo, entre los adolescentes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia se “puso de moda” lo que llaman happy slapping, que consiste en grabar golpizas de secundaria a la víctima de turno con el celular y subirlas a Internet. Algunas todavía pueden encontrarse, porque quienes denunciaron aseguran que no es fácil conectarse con la administración de You Tube.

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