radar

Domingo, 15 de marzo de 2009

Acá, allá y en todas partes

Las tres leyendas urbanas más difundidas del mundo: el mochilero fantasma, el animal ladrón y la mascota de las vacaciones.

Subí que te llevo

La versión más típica del mochilero fantasma arranca con una chica haciendo dedo en una ruta no muy transitada. El sujeto de la leyenda, un hombre también joven, viene en su auto –o moto, camión o hasta carro a caballo, en la versión mormona– y decide llevar a la chica. La pasajera, con o sin mochila, pide ir a un lugar específico que queda de camino y no muy lejos. Al rato, el conductor se da cuenta de que la chica tiene un vestido demasiado liviano y tiene frío, por lo que le ofrece su saco o campera. Los dos hablan y, en algunas variantes, la chica hace comentarios raros, proféticos y hasta religiosos. En algún momento, el conductor se distrae con algo en la ruta y cuando vuelve a mirar hacia adelante su pasajera no está. Y tampoco su saco.

La segunda parte indica que el conductor sigue hasta el lugar donde la chica pidió ir y encuentra una casa. Golpea, es atendido por un matrimonio y pregunta si alguien conoce a una muchacha de tal o cual descripción. El matrimonio reacciona horrorizado y le muestra la foto de su hija adolescente, muerta hace tiempo en un accidente en esa misma ruta. La chica es, por supuesto, la mochilera. El conductor, consternado, pregunta dónde está enterrada y va al cementerio local. Al encontrar la tumba de la chica encuentra también su saco, colgado de la lápida.

La pasajera fantasma es casi universal y, con fuertes variantes, presente en casi todos los países donde hay autos.

Nunca des por muerto a un canguro que salta

La leyenda del animal ladrón tiene, paradójicamente, un escenario rural, aunque sus protagonistas son gente de ciudad, generalmente hombres y faltos de respeto y de experiencia en su trato con la naturaleza. La versión más común en los países del norte de Europa, Rusia incluida, en Canadá y Estados Unidos, presenta como ladrón ingenioso a un ciervo, alce o un oso. En Africa, la leyenda circula con kudus o springboks, y en Australia, naturalmente, con canguros.

En la versión del ciervo, un grupo de cazadores se encuentra con un magnífico ejemplar de gran ornamenta. Uno lo derriba de un tiro. El grupo se acerca a su presa y el cazador pone su rifle sobre la ornamenta para la foto. De pronto el ciervo, que está apenas herido, se levanta y se aleja a toda velocidad, llevándose el carísimo rifle. En la versión del oso, el cazador pone a su hijo de corta edad a caballito sobre su presa, que nuevamente se levanta y huye, llevándose al despavorido nene encima.

La versión australiana cuenta que un grupo de viajeros extranjeros –generalmente ingleses– atropella a un canguro en medio del campo. Los turistas levantan el cuerpo, lo apoyan sobre un poste de alambrado y lo visten con chaleco, gorra y anteojos de sol, para la foto. Pero el animal está apenas atontado y repentinamente dispara a los saltos llevándose los accesorios y el chaleco con pasaportes, dinero y billeteras.

El curioso episodio del perro en el inodoro

La mascota del horror es una leyenda urbana sobre los peligros de viajar a países distintos. Con variaciones, el cuento se aplicó a alemanes en España, holandeses en Egipto, italianos en Tailandia, españoles en Indonesia, norteamericanos en México y, recientemente, a ucranianos en Pakistán. La leyenda siempre habla de un extranjero en un lugar solitario que encuentra un perrito solo e indefenso, o lo compra en un mercado abigarrado donde nadie habla su idioma. El turista decide llevarlo a casa, sea para salvarlo de su jaula o su abandono, o, en algunas variantes, para regalárselo a los hijos.

El perrito es dulce y se porta bien, aunque es llamativamente silencioso para ser un perro. Un día, sus dueños vuelven a casa y encuentran que la mascota se cayó adentro del inodoro. Preocupados, lo llevan al veterinario, que les pregunta de dónde lo sacaron. Los dueños admiten que viene de México/España/Egipto/ Tailandia/Indonesia/Pakistán. Y el veterinario les explica que su mascota no es un perrito sino una rata de agua típica de esos rumbos.

Una característica notable de esta leyenda es el detalle de a qué perro se parece la rata. Las versiones hablan de chihuahuas lampiños, de terriers de pelo liso y hasta de Yorkshire terriers, de rulos y ladradores.

Compartir: 

Twitter

RADAR
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.