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Domingo, 1 de agosto de 2010

ROMáN GUBERN CONTRA EL E-BOOK

Diez cosas que odio sobre ti

En el último capítulo de su reciente Metamorfosis de la lectura (Anagrama), el ensayista y especialista en comunicación, imagen y semiótica Román Gubern adopta un tono más combativo y quizá menos melancólico ante la llegada de lo nuevo: “Figuro entre quienes están convencidos de que las llamadas pomposamente ‘nuevas tecnologías’ se hallan todavía en su estadio de Paleolítico Superior”. Y si bien aclara que por una cuestión de edad y de dependencia emocional respecto del libro le resulta imposible ser del todo objetivo, Gubern ofrece una lista de diez ventajas que todavía no puede compensar el libro electrónico. Algunas pueden resultar despreciables, otras sorpresivas como el punto ocho. Es probable que pase mucho tiempo hasta que todos estos ítem sean refutados, si es que alguna vez sucede:

1 El libro electrónico se opone al fetichismo del libro como objeto sensual, como objeto táctil, visual y oloroso a la vez. Y ese fetichismo ha sido tradicionalmente un componente hedonista del placer intelectual de la lectura.

2 El libro electrónico se opone al valor sentimental del libro recibido como regalo cariñoso, o dedicado con una firma por el autor o por el amigo que lo regala, o de una edición limitada para amateurs cómplices.

3 El libro electrónico se opone al libro entendido como objeto de diseño gráfico. Es cierto que las vistosas fundas de los discos de vinilo no frenaron a los menos atractivos CD, pero el culto sentimental a la discografía de vinilo todavía se resiste a morir.

4 El libro en papel nos permite ojear y hojear el texto con más comodidad e inmediatez que las que nos consiente el libro electrónico.

5 En el libro códice podemos ponderar de un vistazo lo que llevamos leído y lo que nos falta por leer.

6 La luz incidente permite leer una página de papel, pero una luz incidente intensa puede convertirse en un inconveniente para leer una página electrónica.

7 Si un libro tradicional recibe un golpe o cae al suelo no se rompe. No ocurre lo mismo con el e-book.

8 En su condición de instrumento electrónico inalámbrico, el e-book no puede utilizarse en los aviones en vuelo, lo que resulta especialmente tedioso en viajes largos.

9 El e-book no puede leerse en la bañera y es peligroso hacerlo junto a una piscina.

10 La movilidad de la lectura electrónica depende de una batería que cuando estamos enfrascados en un episodio apasionante bajo la sombra de un árbol puede exigirnos con su impertinente pitido que apaguemos inmediatamente el e-book.

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Un modelo del Sony Reader, uno de los tres e-books más populares en Occidente.
 
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