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Domingo, 6 de abril de 2014

NINGÚN HOTEL ROTO

Una charla telefónica con David Bowie, estrella sin estrellar

David Bowie es una de las máximas estrellas de rock. Pelea el podio por su gran talento, su sorprendente carisma, su delicada distancia, su rara calidez al hablar, su exquisita voz, sus incontables metamorfosis, su mirada extravagante y su originalidad estelar. No se le conoce ningún destrozo hotelero. Esta es una entrevista inédita a David Bowie realizada en 1997, cuando visitó Argentina por segunda vez. El reportaje se concretó un domingo, después de varias postergaciones solicitadas por la gente de su management. Lo gracioso del caso es que la llamada siempre estaba a cargo de alguien de su staff. El llamado siguiente fue efectuado por una voz muy diferente, casi de locutor de la BBC.

–Hola, ¿puedo hablar con Sergio?

–Sí, soy yo.

–¿Cómo estás? Soy David Bowie.

Esto sí que no estaba en los planes. Nunca la estrella llama directamente por teléfono al periodista: siempre hay un encargado de prensa, un manager, un intermediario. Y menos cuando se trata de una superestrella. Pero en algunos momentos las estrellas gustan de sorprender con un toque de humanidad. Qué necesidad tenía Bowie de hacerlo con un ignoto periodista argentino un domingo a la mañana es algo que jamás se sabrá.

¿Es muy diferente ser una estrella de rock hoy que haberlo sido en los ’70?

–Ah, es muy difícil. No estoy muy seguro de cuál debería ser la definición de una estrella de rock. Podría hacerlo personal; individualmente mi vida es muy diferente de lo que era mi vida en los ’70. Ahora, formalmente, soy un animal mucho más social de lo que era. En los ’70, formalmente, era más un solitario, yo era mi única compañía. Ahora me siento formalmente cómodo en la sociedad. Creo que eso viene con la edad, con aprender a dejar ir las cosas. Por supuesto que domésticamente me siento extraordinario. Seguro que había mucho más descontento en mi vida cuando tenía 70...

¿Eh? ¿Cuántos años tenés?

(Carcajadas ante el fallido.) –Cuando yo tenía 70... Es que ahora voy para atrás.

¿Y cómo te sentís con tus 50?

–Para la mayoría de la gente el cinco y el cero unidos son como una señal de advertencia. Nadie me hacía esa pregunta tres meses atrás, cuando tenía 49. Ahora esos tres meses la han convertido en una pregunta crucial. De manera que supongo que es algo que está en la cabeza de toda la gente, y que los 50 deben representar el fin de un modo de vida para determinadas personas. Para mí, no es diferente de tener 49.

¿Cómo sobreviviste al hecho de ser una estrella de rock durante tanto tiempo? Al hecho de no tener vida privada, que toda la gente estuviera pendiente de lo que hacías...

–Eso es algo con lo que disiento, porque yo siempre tuve una vida muy privada. Muy poca gente ha podido meterse en mi vida durante los últimos 30 años. He tenido mucho éxito en mantener mi vida privada sólo para mí. Tal vez sea por eso que pude sobrevivir tanto tiempo. En los primeros tiempos, cuando yo era tan público, fue porque yo quería estar en esa situación. Cuando no estoy en público, nadie sabe sobre mí.

¿Cuán importante es para vos, ahora que sos el músico más rico de Inglaterra...?

(Interrumpe la frase.) –Eso es una absoluta falacia, no es verdad. He visto ese artículo que me parece periodismo tremendamente irresponsable. Está completamente equivocado. Me parece una basura.

¿Cuán importante es, entonces, el dinero para vos?

–Lo pondría muy bajo en mi lista de prioridades. Recuerdo que a finales de los ’70, cuando ya tenía una buena cantidad de dinero, yo era profundamente infeliz. Y creo que esas lecciones te enseñan rápidamente que el dinero no es la prioridad en la vida de nadie.

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