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Domingo, 16 de marzo de 2008

SANTA FE › EL PRIMER JUICIO DE FILIACION POST MORTEM DE VICTIMAS DE LA DICTARURA EN LA PROVINCIA

Un largo recorrido hasta la propia identidad

Rosario/12 tuvo acceso al fallo judicial que le dará a Sebastián Berra de 32 años, la posibilidad de ponerse legalmente el apellido de su padre, Oviedo. El joven nació luego de que su padre fuera asesinado por la dictadura y recién en 1999 recuperó los restos de su papá que estaba enterrado como NN en la capital provincial.

 Por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe

"Gracias por encontrar a mi viejo...". El abrazo y los ojos húmedos de Sebastián cerraban una búsqueda y un duelo que parecían eternos. Era setiembre de 1999. El no había conocido a su papá, un militante montonero que cayó en Santa Fe, el 8 de setiembre de 1976 porque nació dos meses después de su muerte, así que la madre, Marta Berra, lo había anotado con su apellido. Las investigaciones de la entonces fiscal federal Griselda Tessio (hoy vicegobernadora de la provincia) alentaban sentimientos encontrados: el dolor de recuperar los restos de su padre que habían permanecido 23 años como NN en el cementerio municipal y devolverle su identidad: Evaristo Rolando Oviedo, se mezclaba con la esperanza de recuperar también su derecho al nombre paterno. Hoy, nueve años después de aquella búsqueda del destino final, la Justicia santafesina declaró que Sebastián, que nació el 1º de noviembre de 1976, a los dos meses de la caída de Oviedo, es su hijo y ordenó inscribirlo en el Registro Civil con su apellido paterno. El fallo de la jueza en lo Civil y Comercial de la 5ª nominación de Santa Fe, Liliana Michelassi -al que tuvo acceso exclusivo Rosario/12- es el primero en la provincia en un juicio de filiación extramatrimonial post morten de víctimas de la dictadura. "Después de 32 años, Sebastián pudo recuperar su identidad paterna, un derecho humano fundamental, del que fuera privado por el terrorismo de Estado", dijo el abogado Jorge Pedraza, que patrocinó la demanda.

Oviedo apenas había superado la adolescencia cuando un grupo de tareas asaltó su casa, la noche del 8 de setiembre de 1976 y secuestró a su pareja, Marta Berra, embarazada de siete meses y a un matrimonio amigo: Pedro Guillermo Guastavino (vicegobernador de Entre Ríos hasta el año pasado cuando asumió como senador nacional) y su esposa, Liliana Ríos. "Chito" -el nombre de guerra de Oviedo- y Marta vivían en un departamento interno, en un pasillo de Aristóbulo del Valle 5050, donde compartían sueños, la edad -los dos tenían 22 años-, la militancia y la gran espera: el bebé. En el departamento del fondo estaban los Guastavino.

En los primeros días de setiembre de 1976 había comenzado una ofensiva militar en la capital santafesina. El martes 7, un grupo armado rodeó una casa de dos plantas en Martín Zapata 2526, a dos cuadras de donde vivían los Oviedo y ejecutó a dos militantes montoneros: Miguel Angel Fonseca, de 18 años, y Luis Alberto Vuistaz y secuestró a la compañera de éste, Vilma Pompeya Gómez.

A la noche siguiente, el blanco fue el pasillo de Aristóbulo del Valle 5050. El asalto comenzó entre las 10 y las 11 de la noche -recordó Berra cuando le tocó declarar ante la justicia federal en setiembre de 1999-. "Yo estaba en el patio cuando dos personas me ponen algo encima. Alcanzo a ver a los que me agarraron: uno era rubio, delgado, de tez muy blanca y cabello algo enrulado y el otro de pelo largo oscuro, con una gorra con visera para atrás y bigotes". Oviedo había quedado adentro del departamento, de donde lo sacaron muerto. Marta terminó en la parte de atrás de un vehículo, mientras en otro se llevaban a los Guastavino. "Ellos estuvieron desaparecidos varios días. A ella (Liliana Ríos) la vuelvo a ver después en la Guardia de Infantería Reforzada, donde me cuenta que en el momento del operativo escuchó un disparo en mi departamento, donde estaba mi compañero Evaristo Rolando Oviedo", relató Berra.

Un mes y medio después, en la segunda quincena de octubre de 1976, la suben en un avión junto con un contingente de detenidas que terminan en la cárcel de Villa Devoto. El 1º de noviembre, en la maternidad Sardá, en Buenos Aires, nació Sebastián. "No me dejaron inscribirlo con el apellido del padre y lo tuve que anotar con mi propio apellido", reveló Berra.

En 1999, la ex fiscal Tessio avanzó con sus investigaciones sobre el destino final de los militantes montoneros que habían sido inhumados como NN entre el cementerio de Santa Fe, en 1976 y 1977, entre ellos Oviedo, que era oriundo de Zárate, igual que su pareja. Para ello, convocó al Equipo Argentino de Antropología Forense que exhumó e identificó los restos y reveló la causa de muerte: "El impacto de proyectiles de arma de fuego en la región cefálica", dice el informe de los antropólogos. El 17 de setiembre de 1999, el Juzgado Federal Nº 1 de Santa Fe declaró que los restos hallados eran de Oviedo y ordenó entregarlos a su compañera y al hijo de ambos.

Pero aún faltaba el juicio de filiación que Sebastián -con el patrocinio del doctor Pedraza- inició el 24 de noviembre de 2000 ante el Tribunal Colegiado de Familia Nº 3 de Santa Fe, donde aportó pruebas del vínculo biológico: la sentencia del Justicia Federal que identificó los restos de su padre y un informe del Banco Nacional de Datos Genéticos -también pedido por la doctora Tessio- que confirmó la paternidad. "El señor Evaristo Rolando Oviedo tiene una posibilidad del 99,99 % de ser el padre biológico de Sebastián Martín Berra", dice el estudio de ADN.

"El alto grado de certeza que conlleva la prueba pericial y los demás elementos de pruebas agregados a este proceso me conducen a concluir que la demanda debe ser admitida. Por lo que resuelvo: admitir la demanda, declarar que Sebastián Martín Berra es hijo de Evaristo Rolando Oviedo y en consecuencia, disponer la correspondiente inscripción en el Registro Civil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires", resolvió la jueza Michelassi.

"Este fallo nos pone muy contentos porque Sebastián puede recuperar su identidad paterna, un derecho humano fundamental, del fuera privado por el terrorismo de Estado, después de tantos años y demorado por algunas cuestiones burocráticas tan propias de los santafesinos", concluyó Pedraza.

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Sebastián, su abogado Pedraza y su madre Marta Berra (con una mano en el cuello), cuando recibieron los restos de Oviedo.
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