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Lunes, 15 de febrero de 2016

SANTA FE › ESTREMECEDOR RELATO SOBRE LA MASACRE DE ITUZAINGó Y LAS HERAS.

Testigos de la buena memoria

En el juicio oral por la megacausa de una matanza del Ejército en el barrio santafesino Candioti, dos vecinos describieron con detalles el ataque mortal contra los dirigentes montoneros Ziccardi, Frigerio, Piotti, su esposa y una vecina.

 Por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe.

El juicio por la megacausa se reanudó esta semana con el relato estremecedor de dos vecinos del barrio Candioti que revivieron ante el Tribunal Oral la masacre de Ituzaingó y Las Heras, en enero de 1977. Es el edificio donde el Ejército ejecutó al líder de Montoneros en Santa Fe, Osvaldo Pascual Ziccardi, y a otros tres dirigentes: el secretario logístico Carlos Mario Frigerio, el secretario político Jorge Piotti y la esposa de éste, Ileana Gómez. La quinta víctima era una maestra que vivía en el departamento de al lado, Elina Carlen. Uno de los testigos, Oscar Alberto Ramayo, aseguró haber visto a un hombre y a una mujer que salieron desarmados a la calle y cayeron acribillados por el grupo de tareas. Su testimonio coincide con el de otros que ya dijeron que el hombre era Piotti y la mujer, Gómez. Pero Ramayo logró identificar también a uno de los represores, un tal "Valdéz" -dijo-, que operaba de civil y a quien vio estacionar un Chevrolet SS blanco, abrir el baúl, sacar una caja con una bazooka, armar las piezas, y sumarse al operativo. Lo acompañaban otros sujetos. La segunda testigo, Silvia Suárez, vivía en la casa de al lado que fue copada por los atacantes y convertida en centro de operaciones, mientras ella y sus padres permanecían en el dormitorio hasta el final del ataque.

Ramayo atendía una gomería a 20 metros de Ituzaingó y Las Heras, se movilizaba en bicicleta y así pudo sortear el cerco policial y llegar a su negocio. Intentó abrir las puertas, pero un militar les dijo que las cerrara. Eran casi las cuatro de la tarde. Se cruzó enfrente, a un galpón que utilizaban conocidas líneas de ómnibus y que el Ejército había transformado también en centro operativo. "Le pregunté al soldado que estaba de guardia y me dijo que habían detectado una célula terrorista. Y ya habían abatido a uno de ellos, que se asomó al balcón".

Entre otras cosas, Ramayo dijo que escuchó "muchos disparos" y "detonaciones", vio "mucha gente armada" de uniforme y de civil. Y un gran despliegue de vehículos, con los que armaron una barrera militar a unos 60 metros de Las Heras, más cerca de calle Belgrano. "Me llamó la atención el grado de histeria que había. Un griterío, órdenes y contraórdenes", recordó. Y hasta habló de "caos".

Quedó "impactado" por dos hechos que relató hasta con detalles ante el Tribunal. El primero, cuando vio caído a un hombre que no se explica cómo había logrado atravesar la barrera militar sobre Ituzaingó. "Era un muchacho blanquito, menudito", lo recordó. Y describió que tenía una de las piernas quebradas por un impacto. El segundo lo vio desde otro ángulo y era una chica que salió "con las manos en la cabeza, cruzó la vereda y la acribillaron. Ella salió con los brazos en alto, la vi bien, estoy seguro", dijo. Y después de la ejecución recordó el festejo de la muerte. "Empezaron a gritar de alegría, de alboroto, como si hubiera terminado" el operativo. "Creo que se sentían vencedores".

Según Ramayo, el frente del edificio fue "muy dañado" por los impactos y así quedó "durante mucho tiempo". "Había orificios grandes", como si hubieran utilizado armas pesadas.

El abogado querellante Guillermo Munné le preguntó si pudo reconocer algún represor. "Vi una persona que paró con un coche, un Chevrolet SS blanco, que abrió el baúl, sacó una caja y armaron una bazooka (como llamó al lanzador portátil). Lo conocí porque había jugado al básquet en las inferiores en Gimnasia, de 4 de Enero y Juan de Garay", relató.

Ramayo dijo que se trataba de un tal Valdéz, a quien describió como un hombre alto, de un metro 85 o un metro 90, corpulento, de pelo oscuro. "Me llamó la atención, porque venía acompañado por varios más". "Lo recuerdo porque era un referente del club".

--¿Vio si había militares o policías heridos? -quiso saber Munné.

--No, ellos estaban muy parapetados -contestó Ramayo.

El fiscal Martin Suárez Faisal volvió a preguntarle por Valdéz. "¿Sabe cuál es el nombre de pila?

--No.

--¿Y donde vivía?

--Por la zona de la Municipalidad de Santa Fe, creo que sobre calle Salta. Lo veíamos cuando iba a jugar al club, en las inferiores de Gimasia, de 4 de Enero y Juan de Garay.

--¿Puede ser Oscar Valdéz? -insistió el fiscal. Ramayo contestó que no lo sabía.

--En esa época, ¿cuántos años tenía usted?

--28 años.

--¿Y Valdéz?

--Entre 29 y 30.

--¿Sabe si era estudiante universitario?

--No, mi única relación con él era deportiva.

--Y de ese Chevrolet SS, ¿cuántos bajaron?

--Eran varios. Armaron la bazooka y se fueron hacia Ituzaingó. Eso ocurrió antes del tiroteo.

--¿Cómo estaba vestido Valdéz?

--De civil -concluyó Ramayo.

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El tribunal federal que escuchó la detallada narración de los testigos sobre la masacre.
 
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