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Martes, 6 de enero de 2009

CULTURA / ESPECTáCULOS › BALANCE 2008. EL ARTE ROSARINO PLANTEó DESAFíOS Y BRILLó TANTO ACá COMO EN EL EXTERIOR

Un año conflictivo y de maduración

La convergencia entre la provincia y la Municipalidad estimuló los espacios culturales oficiales, pero no en la medida que se esperaba. Mientras tanto, hubo artistas rosarinos consagrados en el exterior y muestras destacables.

 Por Beatriz Vignoli

Peligro de no llegar jamás a Buenos Aires. O de llegar y ahumarse con las quemas en el Delta. Peligro de no poder comprar bifes para guardar en el freezer, o que se fosilicen como mamuts al quedar varado uno en medio de la Pampa cual versión sudaca de Tom Hanks en La Terminal de Steven Spielberg. Y los perfumes cada vez más lejos, por la maldita inflación. En el 2008 se dejó oler la Patria, literalmente. Para Rosario fue el año en que hubiera cumplido 80 el Che, cumplió 40 el Rosariazo y 4 el Museo de Arte Contemporáneo: un año conflictivo pero de madurez institucional.

Más allá de Rosario, prosperaron actividades poco conocidas en la ciudad, como la loable gestión de Stella Arber al frente del Museo de Arte Contemporáneo de Santa Fe. O la exposición "Los amigos de Cochet", que de abril a julio, con curaduría de María Eugenia Prece y Silvia Cochet, presentó un valioso panorama del siglo y la región a través de obras de varios autores y documentos de época, en el Museo Gustavo Cochet de Funes. Los rosarinos en el exterior hicieron un buen papel, no sólo en la feria Art Basel Miami (donde Nicola Costantino cumplió un rol notorio) sino en las ferias internacionales donde Arte Privado, de Silvia Guidotti, se ha ganado un lugar. O a través de iniciativas como la galería La Fresh Gallery, de la fascinante Topacio Fresh. Una muestra colectiva de dibujos con curaduría de Claudia del Río en el Fondo Nacional de las Artes (Buenos Aires) y otra del Macro en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez (Santa Fe) fueron sólo algunas instancias de proyección nacional del arte local, que cada vez tiende más redes para salir del aislamiento provinciano.

En la ciudad, la convergencia entre un gobierno provincial y uno municipal del mismo signo político estimuló la actividad de los espacios culturales oficiales, aunque no exactamente como se esperaba. Pese a las adversidades, el 2008 fue un año de compromiso institucional con los creadores locales. En un contexto administrativo de inexplicados recortes presupuestarios, las instituciones públicas echaron mano de la creatividad de sus gestores y multiplicaron ofertas participativas: menos muestras, pero con un surtido de propuestas para la gente. El Centro de Expresiones Contemporáneas revivió en sus remozadas instalaciones. La provincia amplió su espacio con la nueva sala Rodolfo Walsh, o Salón Cultural de la Plaza Cívica, donde la reconocida pintora porteña Diana Dowek conjuró los fantasmas terroríficos del pasado de la ex Jefatura con "Un día en la vida de María Rosario, una mujer trabajadora", muestra con curaduría de Rosa María Ravera.

El Centro Cultural Parque de España/AECID sobresalió con una amplia variedad, bien entramada y "sinergizada", no sólo de muestras sino de charlas, talleres, invitados internacionales y hasta becas para críticos de Rosario. Iniciativas que se beneficiaron ampliamente de la participación de entidades como el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), la Oficina Cultural de la Embajada de España o el Consulado de Chile, entre otras. En un marco de evocaciones del '68 que abarcaron desde muestras de diseño gráfico y películas hasta los archivos de Tucumán Arde, se destacó además la muestra homenaje a Osvaldo Boglione curada por Marcela Römer.

La Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario siguió inaugurando muestras de sus egresados en la sala del Rectorado y su Centro Interdisciplinario de Estudios Europeos en Humanidades organizó el excelente coloquio internacional "Ut Pictura Poiesis: Las palabras y las imágenes en la literatura y el arte". Este contó con la colaboración del Museo Estevez, el Centro Cultural Parque de España, la Alianza Francesa de Rosario y la Embajada de Estados Unidos en Argentina.

El ámbito privado, mucho menos visible, hizo dignamente lo que pudo. Al son de las cacerolas del espontaneísmo pequebú, vaciadas por y para el lockout agrario, los polos del campo cultural invirtieron marcadamente su signo: lo alternativo, festivo, vanguardista y under estuvo en los principales museos, mientras que espacios privados como La Bolsa de Comercio fueron baluarte de gustos más tradicionales en materia de arte. Hubo raras excepciones, como el espacio Icaro o el remozado Espacio Ribuar del Pasaje Pam, que siguen mostrando diversas vertientes del arte contemporáneo local. También el espacio Imago de OSDE se lució con muestras de creadores rosarinos, desaparecidos o en acción: Fontanarrosa ("100% Negro") y diez artistas de entre 40 y 60, con curaduría del galerista, teórico del arte y docente de la UNR Hugo Masoero.

La tendencia más interesante este año fue la de propuestas que presentan la historia del arte de la ciudad vista a través del prisma colorido del presente. La divertida muestra "Schiavoni manda", en Amigos del Arte, fue un ejemplo de eso. Y lo es la muestra del grupo Litoral organizada por Marcelo Pombo que aún puede verse en el primer piso del Macro. El verano pasado, cuando el Macro (en el marco de "midi/minuit") exhibía una pintura de Lucio Fontana junto a obras de artistas contemporáneos argentinos y europeos, un bar céntrico (La Fávrika, con curaduría de Maximiliano Masuelli, Mónica Castagnotto y Paula Colombo) mostraba cinco óleos de Luis Ouvrard mientras en el Museo Castagnino sonaba un tema de Sumo, potenciando el clima de época de la muestra homenaje a Liliana Maresca. El Museo también se la jugó con grandes muestras de figuras consagradas pero polémicas, como el inolvidable Pablo Suárez o el veterano maestro León Ferrari. El año se cerró con una fiesta en el Macro y un salón nacional rebosante de sano profesionalismo donde recurre el fantasma de Fontana en un irreverente homenaje de Sebastián Pinciroli, demostrando que los muertos no oprimen el cerebro de los vivos sino que lo ponen en funcionamiento.

Y las cabezas rosarinas trabajaron bastante. El arquitecto y crítico de arte Rafael Sendra publicó un magnífico libro sobre el coleccionista rosarino Isidoro Slullitel. Nancy Rojas brilló en el Centro Cultural Parque de España como curadora de "El diario personal", exposición colectiva que viajó con gran éxito al Museo de Arte Contemporáneo de Salta y que tuvo como estrella a quien también fue la estrella del año: Linda Bler, encarnación travesti de Mauro Guzmán. Bler/Guzmán ganó el primer premio Petrobras en la feria Arte BA con su video instalación de un autocine setentista en una vena de grotesco nostálgico donde se cruzan el trash de Tarantino y el de Capusotto. Mauro Guzmán fue además curador del Salón de Diseño Contemporáneo y produjo una fotonovela camp sobre un romance entre Jesús y Superman. La muestra "El diario personal" seguirá su ruta itinerante por Santa Cruz y Bahía Blanca durante 2009.

En 2008, además, tres espacios de la ciudad fueron aceptados en el Barrio Joven de la Feria Arte BA. Ellos son: El Club del Dibujo, Cultura Pasajera y Cordón Plateado. Carlos Herrera, el cuestionado pero eficaz director ejecutivo del Castagnino, prometió pagar deudas con generaciones precedentes y cumplió. Ahí están los bellos libros monográficos de Julio Rayón y de Emilio Ghilioni, que acompañaron las muestras de dichos artistas y de otros como Rodolfo Elizalde. Todavía no se ha visto nada similar para Clelia Barroso ni para Eduardo Serón (por mencionar sólo un par de nombres), ni mucho menos para la invisibilísima pintura rosarina de los '80, que aguarda su hora.

No es la única deuda pendiente. La Semana del Arte aún no logra seducir a la ciudad (pese a su provechosa expansión hacia la capital provincial) debido en parte a la discrepancia entre lo ambicioso de la propuesta general y la pobreza de las obras particulares. Capítulo aparte merece la vergüenza de un sindicato municipal que a último minuto salió a frenar el concurso abierto y oposición para elegir director ejecutivo del Castagnino. Una vez más triunfó la mediocridad en una ciudad repleta de talentos. Desde afuera de la Municipalidad se había postulado Marcela Römer, colaboradora de este medio y gestora cultural de gran proyección regional en el arte latinoamericano. Hubiera traído una internacionalización latinoamericana tan deseada como necesaria. Ojalá en el 2009 sigan ganando los buenos. A brindar por eso.

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La muestra de Alberto Pedrotti en el museo Castagnino fue una deuda saldada este año.
Imagen: Alberto Gentilcore.
 
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