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Lunes, 16 de febrero de 2009

CULTURA / ESPECTáCULOS › LA DUDA, EN VERSIóN DEL PROPIO JOHN PATRICK SHANLEY, CON GRANDES ACTORES

Una obra que se atreve a cuestionar

Situada en una parroquia irlandesa en el Bronx, en 1964, con Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams, el film plantea temas de los 60, como el racismo y la discriminación. Y pone de manifiesto el accionar de la Iglesia preconciliar.

 Por Emilio A. Bellon

La duda

Doubt. EEUU, 2008

Guión y dirección: John Patrick Shanley

Fotografía: Roger Deakins

Música: Howard Shore

Intérpretes: Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Viola Davis, Lloyd Clay Brown, Joseph Foster.

Duración: 104 minutos.

Salas de estreno: Del Siglo, Monumental, Showcase y Village.

8 (ocho) puntos

Tras su presentación en numerosas ciudades del mundo la pieza teatral de John Patrick Shanley fue, finalmente, motivo de interés por parte de la productora Miramax, en particular por las recurrentes noticias referidas a casos de pedofilia que se podían seguir en los titulares de los diarios. Se abría un desafío y fue entonces que se convocó al mismo autor de la pieza teatral ﷓merecedor del premio Pullitzer por la misma﷓ para la escritura del guión y la realización del film. Recordemos, por otra parte, que en nuestro país, y también en nuestra ciudad, tuvo lugar su representación con las actuaciones de Gabriela Toscano y Fabián Vena en los roles centrales.

Pero la historia de La duda lejos de sostener la confirmación de un hecho lo va poniendo permanentemente entre signos de interrogación, lo que lleva al espectador a tratar de sostener un continuo juego de tensiones que se libran entre las paredes de un colegio religioso de la parroquia irlandesa de Saint Nicholas. Corre 1964 y la acción nos sitúa en un barrio del Bronx, a un año del asesinato de John Fitzgerald Kennedy y del fallecimiento del Papa Juan XXIII, quien venía promoviendo las sesiones del Concilio Vaticano II, a los fines de "adaptar la disciplina de la iglesia a las necesidades y métodos de nuestro tiempo". A pesar de lo que está ocurriendo en ese territorio eclesiástico, la Superiora del lugar, la hermana Aloysius Beauvier prefiere ubicar frente a un curso la imagen del tan controvertido Papa Pío XII.

Si bien desde un primer momento puede resultar maniquea la confrontación entre la superiora del lugar, rol que interpreta una severa y rígida Meryl Streep, y el párroco Brendan Flynn, por sus ideas transformadoras, los acontecimientos van virando hacia otro lugar, particularmente al que nos conduce la mirada la joven hermana James. Cabe destacar que los tres actores que forman parte de este párrafo están nominados igualmente al premio Oscar, aunque aún no llego a comprender cuál fue el criterio de la Academia para ubicar a Philip Seymour Hoffman en la categoría "mejor actor secundario".

Si atendemos al afiche original, previo al estreno del film, vemos profundas variantes respecto del que hoy conocemos, ya que el que podemos revisar en las carteleras de nuestro cine está organizado en base a simetrías, composición triangular y la mirada frontal hacia nosotros por parte de los personajes de Streep y Seymour Hoffman y mirada (en un acto de pudor e introspección) de la hermana James, rol que asume, de manera casi invisible de a momentos, la actriz Amy Adams.

En el primer original, sobre fondo blanco, una cruz en negro ocupa el cuerpo del plano, con el nombre del film, con letra gótica inicial ubicado en el centro de la cruz y la parte superior de la cruz delata la silueta de una iglesia que nos permite leer el nombre de los intérpretes principales. Días después, ya a partir del estreno, es la mirada del personaje de Meryl Streep la que acusa indirectamente, de manera esquiva al párroco del lugar, mediando entre ambos la recién llegada. La lectura de estas variaciones ya nos permiten ir construyendo un cierto tipo de relato y nos llevan a numerosas reflexiones.

Las diferentes acciones del film, que se van encadenando y tejiendo desde el modelo de un guión clásico, que no oculta su filiación teatral, pero que es al mismo tiempo abiertamente cinematográfico, se pueden ir leyendo desde las prédicas y tonos del sermón dominical a cargo del padre Brendan. Ya desde un primer momento, ese interrogante lanzado a los fieles (de la misma manera que a nosotros) al pronunciar la expresión "¿Que hacer cuando uno no está seguro?", comienza a activar el rumbo de una historia que ofrece deslizamientos continuos e inmediatos, y que van poniendo en juego la visión de los nuevos tiempos, sobre la fe y no el dogma, en relación con los mandatos ortodoxos, fuertemente conservadores; vueltos hoy a poner en la boca del actual mandatario de la iglesia quien pretende, cínicamente, volver a los preceptos anteriores al Concilio Vaticano II.

Parte de los grandes temas de los años 60 están presentes de manera no tan oblicua en el film, como el racismo y la burla del diferente, los que comienzan a tener un lugar de discusión en el seno de la sociedad. Y si bien hay voces que se alzan contra una sociedad vigía y de control, todavía algunos como la hermana Aloysius (excelente la actuación de la Streep, pensar que en agosto la veíamos hacer cabriolas en Mamma Mía!) se empecinan en confirmar, aún mintiendo, su propia verdad: la única que conocen. En este sentido merece más que atención otro de los parlamentos del padre Brendan, quien tiene un sensible acercamiento hacia sus alumnos, al señalar respecto del accionar de la Superiora que "es la técnica de los crueles: matan la bondad en nombre de la virtud".

Ante la sospecha, casi afirmación, y la pregunta "pero, ¿qué cosa ha visto usted?", el espectador deberá ir evaluando el peso de los diferentes hechos y escuchar la conmovedora voz de ese personaje, la madre del alumno negro que le relata a la hermana Aloysius una historia de rechazo y castigo. Este rol fue asignado a la actriz Viola Davis, también nominada, al igual que el "guión adaptado", para la próxima entrega.

Si bien el film adolece de algunas explicaciones y comparaciones lineales, La duda es una obra que se atreve allí donde pocos lo hacen y abre un juicio sobre el fundamentalismo de ciertas conductas, que provocan cacerías inquisitoriales, estigmatizaciones y odios, como lo podemos comprobar a través del transcurrir de la historia, pero que continúan, trágicamente, hoy.

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Sorprendente, Meryl Streep encarna la superiora, que aniquila la bondad en nombre de la virtud.
 
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