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Jueves, 20 de mayo de 2010

CULTURA / ESPECTáCULOS › FELIPE PIGNA DARá LA CHARLA 1810. LA OTRA HISTORIA DE NUESTRA REVOLUCIóN FUNDADORA

Una luz sobre historias ninguneadas

El popular historiador considera que existen muchos aspectos poco transitados de los días de mayo. Y recordó que las rebeliones indígenas, así como la participación de los pueblos originarios en las luchas por la independencia es el más flagrante.

 Por Edgardo Pérez Castillo

En medio de las numerosas actividades organizadas como parte de los festejos por el Bicentenario, la que esta noche se llevará a cabo en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia cobra un carácter distintivo. Es que en el espacio de San Martín 1080 tendrá lugar la presentación de 1810. La otra historia de nuestra revolución fundadora, trabajo en el que Felipe Pigna vuelve a sacar a la luz algunos de esos aspectos que se mantuvieron ocultos durante, ya, dos siglos.

Acompañado del periodista Leo Ricciardino, desde las 20 el historiador ahondará en algunos de los hechos narrados en su último trabajo. En ese sentido, la aparición de cada obra de Pigna despierta la inquietud de una masa lectora que ha descubierto en el autor la posibilidad de encontrarse con visiones renovadas de la historia. "Para mí es una alegría que eso ocurra --admite Pigna en diálogo con Rosario/12--. He generado una expectativa que siempre intento satisfacer. En este caso me parece que hay varios elementos no transitados, o muy poco transitados, como es el tema del inicio del libro, que es con las rebeliones indígenas, algo muy poco dicho y muy poco conectado con la revolución. Me parece que es un primer antecedente fundamental hablar de la cantidad de rebeliones que hubo desde la llegada de Colón. Hay que tener en cuenta que su llegada se da en 1492 y las primeras rebeliones son de 1493, y no paran hasta 1810 cuando se encauza eso en la guerra de la Independencia. Prácticamente todos los años hay alguna rebelión, y eso habitualmente es pasado por alto".

En la obra hay, también, un capítulo dedicado a los negros, esa raza casi extinta e históricamente minimizada en Argentina. "Me parece muy importante --resalta Pigna--. También es importante ver la situación social de la colonia, en qué situación estábamos en ese momento. Como también con los pueblos originarios y el ninguneo a los desaparecidos de la historia, en el sentido de que prácticamente la historia oficial hace desaparecer a los pueblos originarios".

A partir de la remoción del virrey Cisneros y de la conformación de la Primera Junta, algunos protagonistas intentaron darle lugar a esas clases tradicionalmente acalladas y sometidas. Así lo explica el historiador: "Lo que es interesante de la revolución es que temáticamente se empieza a instalar el tema. Por ejemplo, el himno reivindica el pasado indígena. En la obra de la revolución esto va a estar presente, particularmente en la tarea de Castelli en el Alto Perú, que será el que termine con la esclavitud de los indios, que devuelva tierras a los habitantes originarios. Eso está dentro del mandato de la Junta hacia la expedición al Alto Perú, y ahí hay una obra concreta sobre los pueblos originarios. Obviamente todavía falta instalar ese tema en la revolución, lo cual se va a ir haciendo en la medida de lo posible, y también lo va a hacer por ejemplo San Martín, tanto en la campaña libertadora como cuando esté gobernando el Perú, donde hay una importante escena política de reivindicación de los pueblos originarios".

"En su momento fue bastante --califica Pigna--. Había que luchar y, además, les iba a costar caro a personas como Monteagudo y Castelli, a quien le costó un juicio. Porque cuando se produce la reacción conservadora en la Junta, estas acciones de terminar con la Inquisición, enfrentar a la Iglesia, la devolución de tierras y la dignificación de los pueblos originarios no les causaron ninguna gracia al poder. Entonces enjuician a Castelli, que debe responder en un juicio, en definitiva, por haber hecho la revolución".

Después de varias jornadas de marcha, hoy llegarán a Capital Federal diversas columnas conformadas por distintos pueblos originarios, en una clara demostración de que, dos siglos más tarde, sus voces todavía no son escuchadas. "Yo adherí a la marcha, me parece de una dignidad y necesidad absoluta para hacer visible a toda esta gente a la que el sistema, y algunos medios, quieren hacer desaparecer --sostuvo Pigna--. Es muy importante el concepto de dignidad, que la gente los vea y entienda que estaban antes de todos".

El libro, en ese marco, también permitirá que las nuevas generaciones de pueblos originarios puedan acercarse a una faceta de su propia historia, que no siempre logra transmitirse oralmente. "El otro día escuchaba una entrevista a los chicos de Tonolec (NdR: dúo que combina música electrónica con lengua y ritmos qom) donde ellos decían que habían visto con mucho dolor que en algunas comunidades chaqueñas de pueblos originarios los chicos tienen cierta vergüenza de aprender el idioma original. Esto tiene que ver con el trabajo mediático, seguramente, porque ven que reivindicar su cultura es casi un pasaporte a la marginalidad. Creo que hay trabajar mucho en ese sentido, por éso me parece interesante lo que están haciendo los chicos de Tonolec y otra gente que trabaja desde la cultura, para que las nuevas generaciones tomen esto con orgullo", analiza el historiador, que desde su lugar sostiene un combate contra las corrientes tradicionales: "Sigue instalado el discurso del ninguneo, de negar momentos y protagonistas de la historia. Esto sigue, el combate por la historia lleva muchos años, continúa, porque hay muchos que siguen intentando negar y ocultar, que es un poco la función de cierta historia oficial o pseudo académica".

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Felipe Pigna celebra que los lectores busquen otras versiones.
 
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