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Miércoles, 5 de junio de 2013

CULTURA / ESPECTáCULOS › KOZAMEH HABLA DE "ENI FURTADO NO HA DEJADO DE CORRER"

La novela de Alicia en el país

La novelista rosarina -residente en Los Angeles- está de regreso en la ciudad para presentar su último libro. "Yo pongo muchísimo de fantasía y de creatividad en las cosas", explica cuando se le pregunta si se trata de un texto autobiográfico.

 Por Beatriz Vignoli

"En Patas de avestruz esta historia no está porque yo no sabía nada sobre el tema. Lo único que sabía es que esta chica había desaparecido de mi vida completamente. Y lo que pasó lo supe después", dispara la novelista rosarina Alicia Kozameh, café rosarino de por medio, ni bien la cronista enciende el grabador y tira sobre la mesa la primera pregunta. Y la cronista siente que la realidad ha materializado a Alcira, una de las voces que narran en la polifónica novela Eni Furtado no ha dejado de correr (Alción Editora, Córdoba, 2013), que Kozameh presenta mañana a las 19.30 en la librería Homo Sapiens (Sarmiento 825, Rosario) con Sonia Tessa (periodista de Rosario/12) y Gloria Lenardón.

Kozameh vive y enseña creación literaria en Los Angeles, California, desde 1988, cuando debió exiliarse por segunda vez tras las amenazas que siguieron a la primera edición de su novela Pasos bajo el agua, donde narra su experiencia como prisionera política de la última dictadura militar. Había logrado salir del país en 1980 y vuelto en 1984. Un capítulo de dicha novela ganó el premio Crisis en 1986. El personaje inmóvil y mudo de Mariana en Patas de avestruz (Alción, 2003) retorna en la nueva novela como la "chiquita de la casa" a quien Eni, la protagonista, le dirige su soliloquio sincero.

"Cuando se encuentra solita hablándole a esa niña muerta, se abre con quien no la puede oír. Ahí entendés toda la realidad de lo que está pasando por la cabeza de Eni. Esa es la verdadera Eni, la que habla a alguien que no la oye", explica Kozameh, y subraya la astucia irónica con que Eni responde a las preguntas que le hace la hija de su tutor y abusador, cuando logra encontrarla cuarenta años después.

¿Alcira es Alicia? ¿Todo es autobiográfico? "Parcialmente", acota Kozameh. "El eje, sí. Yo pongo muchísimo de fantasía y de creatividad en las cosas. Si esta chica llega a leer el libro, probablemente reconozca unas pocas cosas, no las 315 páginas".

Como en un cuento de Borges, Pierre Menard, autor del Quijote, los mismos enunciados varían según la enunciación. El mismo relato casi exacto es contado por el victimario y por la víctima, pero en la primera vuelta es insoportable de leer. "El efecto que yo quería lograr es que el lector al enfrentarse con la voz del abusador se sienta terriblemente mal. Y que cuando lo dice la niña se relacione con la niña, y entonces se lo aguante. Viste cómo se desplaza el eje imaginativo subjetivo del lector, entonces al desplazarse te produce un rechazo total cuando se trata del hijo de puta. Para mí la escritura de este libro fue como un grito de horror. Yo no creo que yo pueda volver a leer este libro", dice Kozameh.

Otro recurso es la puesta en texto de lo que leen o escuchan los personajes. "Cuando la madre está arriba, va a bajar, está leyendo. ¿Te diste cuenta de qué lee?" La entrevistada pregunta y la entrevistadora responde que no. "Es el Elogio de la locura, de Erasmo. Busqué eso porque digamos que la señora no tuvo estudios suficientes pero que siempre leyó muchísimo. De pronto ella baja y se encuentra con la locura total".

En un mundo al revés, que lamentablemente refleja demasiado bien al mundo real, a la víctima del abuso (diez años y medio de edad) su propia tutora la acusa de "buscona". A la potencial testigo (su hijita de ocho) la invalida como "loca". Y esta esposa, que de tan mala gana acompaña a su marido, termina defendiéndolo contra su propia hija. Hay un culpable, una cómplice y dos inocentes. Kozameh hila fino en la cuestión ética: "También esto es otra metáfora de qué es el abuso en términos generales, una dictadura. Todo lo que yo escribo gira alrededor de lo mismo. Con un color, con otro color, con alas o con patas, pero vuela alrededor de los abusos que una ha visto desde niña y que la han llevado a tratar de cambiar el mundo", afirma la autora de Natatio aeterna (Alción, 2011), quien en la nueva novela hace sólo una breve alusión directa a los abusos cometidos por la dictadura pero con un lenguaje infantil. "Porque es la voz de Eni", aclara Kozameh. "Porque Eni es un personaje intelectualmente más precario, pero tiene las cosas más claras que nadie", amplía la autora. En la novela, Eni se libra de su interrogadora: "Si se corta es porque yo colgué. Y si cuelgo es porque no quiero hablar con vos. Y se terminó". Confiesa sin embargo Kozameh que "ese final no es el verdadero. Somos amigas".

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Kozameh vive y enseña creación literaria en California.
 
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