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Martes, 13 de agosto de 2013

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. EFECTO EFIGIE, MUESTRA DE GARCíA EN DARKHAUS ARTE Y DISEñO

Aurelio, el pintor iconoclasta

Con Pablo Montini y Lila Siegrist como curadores, la exposición reúne veinte obras del pintor nicoleño. Predominan las piezas cuadradas colgadas en rombo y caricaturas delirantes de una iconografía peronista de mediados del Siglo XX.

 Por Beatriz Vignoli

Como mínimas notas al margen de los grandes relatos estéticos y políticos, o como joyas resplandecientes sobre terciopelo negro: así se ven las obras recientes que el pintor Aurelio García expone en Darkhaus Arte y Diseño (Corrientes 267) hasta el 1 de septiembre. Para la inauguración, el 25 de julio, el artista viajó desde Lago Gutiérrez, localidad cercana a Bariloche donde vive desde 2005. Ese fue el año de su regreso de un éxodo económico de cuatro años en España y el año en que se le ocurrió ponerle orejas de ratón Mickey al Che Guevara, con la misma actitud dadaísta con que alguna vez Marcel Duchamp le dibujó bigotes a la Gioconda. Desde entonces, cada dos años, como un cometa leal, retorna a exponer en la ciudad donde se formó. En 2007 expuso en el Macro, con una intervención mural por Hernán Molina y equipo; en 2009, en la Sala Trillas del teatro El Círculo; en 2011, en el Parque España, con curaduría de Darío Homs.

Con Pablo Montini y Lila Siegrist como curadores, la bienal García 2013 se titula Efecto Efigie. Encuentra un ámbito ideal en la sala oscurecida de Darkhaus, en cuyas ficciones de interiores amueblados también cuelgan algunas piezas: el diseño es una pata fundamental en la obra de García, quien boceta sus pinturas digitalmente desde fines de los 90. Primo hermano del poeta Ramiro García y bisnieto de Ramón García, quien fue coleccionista de arte colonial y donante del Museo Marc, Aurelio García nació en 1964 en San Nicolás (provincia de Buenos Aires). Estudió en la UNR y en el taller de Emilio Torti, perteneció a grupos de artistas rosarinos en los años 80 y 90, y en 1990 comenzó su amistad con Juan Pablo Renzi, artista del Grupo de Arte de Vanguardia y coautor de Tucumán Arde, fallecido en 1992 a los 52 años luego de retomar la pintura en los años 70. La muestra incluye, ploteada, una frase de Renzi: "La obra de arte debe surgir de la relación consciente entre la posición estética del artista y su posición ideológica". Torti estuvo en la inauguración.

Las pinturas de la muestra son veinte: diez nuevas y diez recientes. Predominan las piezas cuadradas colgadas en rombo (de 77x77 cm) y caricaturas delirantes de una iconografía peronista de mediados del siglo veinte, a la que García cruza con compañeros tan improbables como La Pantera Rosa de Friz Freleng o croquis zoológicos del libro Formas artísticas de la naturaleza (1904) del biólogo alemán Ernst Haeckel. Su trabajo se centra en los perfiles de Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón, como motivos decorativos que al repetirse forman bellas figuras, como el corte transversal de un nautilus (El pensamiento único, 2013) o una simétrica mariposa (Kozmic Komett, 2013). La belleza no excluye la ironía; así, la mariposa formada con cuatro cabezas de Evita vuela por el éter con un micrófono de la época a modo de cuerpo y cabeza. Y el blanco de la ironía de García suele ser él mismo. "Usted vio que yo me especializo en llevar a imagen ideas particularmente estúpidas", responde a la hora de hablar de A shot in the dark I y II. Allí, Perón y Evita conviven con copias de la serie El prestigio de lo absoluto, que el artista concreto rosarino Eduardo Serón pinta desde el 2000 con título de un poema de Rodolfo Alonso. La rima Perón﷓Serón apareció "pensando en Serón y su obra. Serón, Serón que grande sos. Juro que salió así", explica García, sin esperanzas de que su admirado maestro lea este homenaje como tal.

"Me reconozco e intento situarme en la tradición pop, pero de un modo personal y dinámico dentro de una dialéctica contemporánea", declaró hace unos años García, quien se apropia de la influencia del barroco no tanto en el lenguaje plástico propiamente dicho sino en el discurso, como una compleja retórica poético﷓visual. "En la familia fue como un mito, el abuelo Ramón donó montones de obras de arte colonial, pero de verlas, alguna vez de chico... después de grande cuando vinieron de (Fundación) Antorchas a restaurar algunas obras yo anduve oliendo y yendo a las charlas que dieron, pero en realidad el efecto efigie colonial pegó realmente en Bolivia en el 90 y 93. Fui todos esos años y me la pasé dibujando y afanando... Sabía del arte colonial, la iglesia del Pilar en Recoleta y todo eso, pero verlo in situ, de verdad, como parte de una cultura viva, fue otra cosa". Del viaje a Bolivia que se pegaron unas décadas antes los hermanos Angel y Alfredo Guido, el arquitecto y el pintor que buscaron concretar el proyecto de Ricardo Rojas de un arte moderno genuinamente americano, "no sabía nada". Y sin embargo, si existe actualmente una pintura que integre todas esas vertientes, del barroco colonial al arte óptico y al pop psicodélico, es el eclecticismo paródico de Aurelio García.

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Aurelio García posando junto a su obra El pensamiento único (acrílico sobre mdf)
 
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