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Domingo, 23 de marzo de 2014

CULTURA / ESPECTáCULOS › VICTORIA LOVELL HABLA DE SU ROL COMO FORMADORA DE FORMADORES.

Dinámica creativa del taller

En medio de una amplia oferta de talleres literarios, la propuesta de la poeta y editora Victoria Lovell apuesta a una renovación constante de contenidos, pero fundamentalmente a la interacción con los talleristas.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Entre 1990 y 2007, Victoria Lovell equilibró su labor como poeta, profesora de Letras, editora (al frente de la editorial Papeles de Boulevard) y coordinadora de talleres literarios para jóvenes. Tareas, todas, que continúa desarrollando, y a las que ha sumado la del curso de formación de coordinadores de talleres literarios que, desde hace siete años, lleva adelante en la Biblioteca Argentina, y con el que cubre un espacio vacante en la formación de docentes y estudiantes de carreras humanísticas. Como cada martes hasta el inicio de los cursos, pasado mañana (a las 18) Lovell mantendrá entrevistas con los interesados en sumarse a esos espacios de formación gratuitos, proponiendo así un enriquecimiento de la experiencia formativa.

Es que, para la docente y coordinadora, el intercambio resulta una característica sustancial para sus propuestas formativas, destinadas a menores de 35 años en el caso del taller literario, y para docentes o alumnos de carreras humanísticas en el curso para coordinadores que se desarrollará cada jueves a las 18 (en ambos casos, la inscripción, siempre gratuita, estará abierta hasta fin de marzo). Así lo remarca Lovell, que propone una reflexión previa al desembarco en sus espacios: "A principio de año todo el mundo quiere hacer cosas, pero lo primero que les pregunto es qué buscan aquí y, segundo, cuál es su relación con la palabra. Yo les pido que lo escriban, les pido que me digan cuál es la relación que cada uno tiene con su palabra. Si uno puede pensar éso, creo que mi oferta le sirve".

En medio de una amplia oferta de talleres literarios, la propuesta de Lovell apuesta a una renovación constante de contenidos, pero fundamentalmente a la interacción con los talleristas. "Hay algo que me dí cuenta a lo largo de este tiempo, y es que se genera una especie de creación colectiva. A diferencia de la educación formal, yo no trabajo con un programa. Hay ciertos puntos que se van a dar, pero dependiendo del grupo veremos la manera de darlos", apunta, y explica: "La experiencia que tuve con los jóvenes, desde hace muchísimos años, me permitió aprender mucho con ellos. Por otra parte tengo una gran ventaja, que es que me convierto en una escucha de diferentes generaciones. La experiencia de taller en cuanto a la creación, cómo trabajar con la gente, la dinámica de grupo, y buscar algo que es propio, la palabra, y de qué se trata la palabra".

Desde 2007, Lovell decidió potenciar su rol, convirtiéndose de alguna manera en formadora de formadores. De ese modo, su curso para talleristas brinda herramientas para hacer de los talleres auténticos espacios formativos. "En un momento determinado todo empezó a nombrarse como taller, entonces una de mis preguntas era si todo puede ser taller -reflexiona Lovell-. El curso surge hace siete años por una necesidad mía de poder dar a otros (en la medida que la transferencia sea posible) algo que tuviera que ver con mi propia experiencia. La mayoría de las personas que siguen carreras humanísticas se sienten cohibidas a la hora de poder escribir algo. Entonces, a partir de mi propia búsqueda, desde mi propio asombro frente a lo que se logra, quise darle una forma y ése es el curso, que viene a llenar un espacio vacante, porque la mayoría de la gente tiene una formación teórica. Hay un tema muy delicado en relación a la experiencia del docente en estos temas, que tiene que ver con la función del docente, del alumno y del coordinador. El alumno está obligado, el docente también, pero el tallerista y el coordinador eligen. Entonces el coordinador oficia como escucha, y en el plano de la creación todos tenemos algo para dar. Eso en el curso me interesa fundamentalmente porque es una herramienta para que otros puedan formarse y para coordinar talleres literarios en otros espacios. Y mejor aún si son espacios necesitados".

Abierto al juego, pero también a la reflexión sobre la propia producción, el curso impulsado por la poeta y editora busca potenciar el conocimiento teórico en interacción con la producción y el manejo de grupo. "Y, por otro lado, está el tema del asombro", distingue Lovell, que valoriza tanto la riqueza individual como la pluralidad de voces. "Siempre trabajé talleres gratuitos, porque me parece que uno de los elementos más importantes de un taller es el grupo, y la heterogeneidad en ese grupo", concluye.

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Lovell: "La mayoría de los estudiantes se sienten cohibidos a la hora de escribir algo".
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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