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Domingo, 6 de diciembre de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › CORRESPONDENCIA, TODAS LAS CARTAS QUE SE MANDARON FRANCISCO GANDOLFO Y MARIO LEVRERO.

Auténticas cartas de un león a otro

La editorial rosarina Iván Rosado convocó a Osvaldo Aguirre como editor, prologuista y presentador de un nuevo libro, publicado este año. Correspondencia incluye las cartas completas entre Gandolfo y Levrero, que abarcan desde 1970 hasta 1986.

 Por Beatriz Vignoli

"El archivo de Francisco Gandolfo (Hernando, Córdoba, 1921; Rosario, 2008) incluye más de ochocientas cartas", escribía Osvaldo Aguirre cuatro años atrás, detallando en una nota al pie: "En total son 826 cartas, 749 existentes en el archivo Gandolfo y 77 obtenidas en archivos de distintos corresponsales". La cita proviene del prólogo a Correspondencia, las cartas que en 2011 le publicó en Buenos Aires Ediciones en Danza al escritor cordobés fallecido en Rosario. Allí Aguirre detallaba los diversos documentos (recortes, fotografías, cuentos y poemas inéditos) que componen el archivo. Al cuidado de Aguirre, aquella edición hoy inhallable incluyó, entre muchos otros interlocutores, una selección de 17 cartas de su correspondencia con el escritor uruguayo Mario Levrero, seudónimo de Jorge Varlotta.

La editorial rosarina Iván Rosado volvió a convocar a Aguirre como editor, prologuista y presentador (con Agustín González) de un nuevo libro, publicado este año, que se presenta mañana a las 20 en Bon Scott Bar (Ricchieri 131): Correspondencia incluye las cartas completas entre Francisco Gandolfo y Mario Levrero, que abarcan desde 1970 hasta 1986. Además de dieciséis años de diálogo epistolar entre ambos y un completo aparato de notas explicativas por Aguirre, el libro incluye un anexo con documentos de época (fotos y facsímiles) que contextualizan su amistad literaria. Y permite asomarse a lo que hoy llamaríamos una clínica de obra entre dos autores tan innovadores como marginales respecto del poder cultural de su época, pero que desde una relativa oscuridad ejercieron una influencia en las siguientes generaciones que con el tiempo no hace sino acrecentarse.

"Fue alucinante hacer este libro, meternos en la profunda y extensa conversación de Levrero y Gandolfo, en su amistad, en su respetuosa y animada forma de decirse todo", dice Ana Wandzik, editora con Maximiliano Masuelli. Afirma Wandzik que en esta edición están todas las cartas: "correspondencia completa". En el prólogo, Aguirre hace la salvedad de que "algunas piezas no fueron preservadas".

Las cartas provienen en su mayoría del archivo de Francisco Gandolfo: "él hacía copias de las cartas que enviaba", cuenta Wandzik, quien comenta además que la familia de Mario Levrero guardaba unos "originales" de cartas de Francisco que había conservado Levrero (fallecido el 30 de agosto de 2004). El escritor Elvio Gandolfo, uno de los hijos de Francisco y amigo del autor montevideano, supervisó cada etapa de la edición, lo mismo que los hijos de este último.

Además de las 17 cartas que se reeditan, fechadas entre 1974 y 1982, el nuevo libro incluye las anteriores, llena algunos baches del período y llega hasta la última, de 1986. La primera carta, inédita hasta ahora (una opinión de Levrero sobre dos cuentos que Francisco le había enviado), es de mayo de 1970. Cuenta Aguirre que ambos se conocieron en 1969, cuando Levrero pasó unos meses en Rosario y se hospedó en la casa de los Gandolfo en Ocampo 1812, donde también funcionaba la imprenta familiar. Le sigue una respuesta "Al hermano Mario, recluido en los bosques de Piriápolis", de parte de "Yo, padre Francisco, criador de hijos, negociante y aficionado a las letras".

Siguen tres cartas (dos publicadas, una inédita) donde Levrero se dirige a Gandolfo con variaciones corregidas del título de su libro de 1974, El sicópata: "Estimado Psicópata" (27 de agosto de 1974), "Honorable Psicópata" (febrero de 1976), y, por último, "Muy estimado y jovial Don Franciscópata" (3 de marzo de 1976; aclara Levrero en la carta anterior que "sicópata vendría a significar, literalmente, enfermo del higo... lo que quiera que ello pueda significar suena mucho menos noble que una enfermedad del alma"). Y el rosarino contesta en junio del 76, explicando que "en estos últimos meses han pasado cosas de bulto con respecto al manejo de la cultura". Son casi 50 cartas, en total, a lo largo de una década y media de adversidades tomadas con humor y sentido del absurdo a una y otra orilla del Río de la Plata.

"Temible exégeta", lo saluda Gandolfo a su par oriental en una carta de 1977 donde le adjunta su libro de ese año, Poemas joviales. Esta carta estaba inédita lo mismo que las dos siguientes de Levrero, donde expresaba su interés por la parapsicología, el psicoanálisis y la grafología. El rosarino le responde al "Apreciado parasicópata".

En una carta de 1979, Levrero le dice al "Estimado vate": "esto que usted me ha enviado no es poesía (...) Es un objeto vivo que está en el mundo, y chau. Jódase". Gandolfo se defiende de la "agresiva carta" y a vuelta de correo su amigo le explica en una breve misiva, firmada "Jorge" (e inédita hasta ahora), que "No intenté ser agresivo: la palabra 'cosa' u 'objeto' me parece de mayor categoría que 'poema'".

Se ha publicado la siguiente carta de Francisco, con un chiste de época, una alusión al actor cómico uruguayo Andrés Redondo: "Todos coincidimos en casa que te parecés a ese personaje de las veladas paquetas de Comicolor. Tomalo con el humor que me caracteriza".

A continuación viene una disparatada seguidilla de cartas inéditas a través de las cuales Levrero emprende un intento de "curar" por correspondencia a su amigo, basándose en lo que pareciera ser una teoría propia creada a partir de lecturas solitarias de Freud y Jung. Esto sirve de excusa para una breve autobiografía que le suministra su "paciente" por correspondencia, quien mientras tanto, más inclinado a la filosofía, lee a Nietzsche y a Heidegger. De este período se habían publicado solo tres cartas de Francisco: de 1979, de 1980 y de 1982. Las siguientes siete cartas estaban todas inéditas. La última, de 1986, es una dura reseña que hace Levrero de un conjunto de textos de 1980, Pesadilla, que Gandolfo recién publicó en 1990 (en la colección de poesía El búho encantado de Ediciones el lagrimal trifurca; sellos de su imprenta familiar, La Familia) con el título de Pesadillas. Es uno de los varios poemarios de Francisco que no forman parte de su obra reunida, Versos para despejar la mente, publicada en 2006 por la Editorial Municipal de Rosario con un prólogo de Daniel García Helder.

El contexto cultural de la época, la crisis económica, la guerra de Malvinas, el ambiente literario rosarino son temas que se cruzan con las búsquedas individuales de ambos. La máscara de cómico serio que lucen para hablar de las tragedias vitales da paso a una seriedad sin fisuras cuando se adentran en la autoconciencia estética.

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De las 826 cartas, 749 fueron halladas en el archivo del escritor Francisco Gandolfo.
 
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